martes, 8 de enero de 2013

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La zanahoria, en octubre



Quizás tengan razón los de los brotes verdes, en ese rapto de profecía confusa, y esa zanahoria signifique otra cosa muy distinta. O sea, que tal vez lo mejor que le pueda pasar a este sistema descerebrado sea hundirse de una vez en los albores del cuarto trimestre del 2013 y que su kakotanasia nos deje libres para comenzar de nuevo en otro nivel de conciencia y verdadera humanidad. Y que ese crack dé lugar a la liberación final de todos esos entes megalíticos que tratan de gestionar el siglo XXI de una era, con la mentalidad del siglo X de la misma. O peor aún, con la mentalidad neolítica del dolmen y el menhir. En eso andamos y cada vez con más tesón y pertinacia. 
Todos los esfuerzos de la economía, de las finanzas y banca mundiales, de los premios Nobel y de los estrategas del "crecimiento" hacia abajo y hacia atrás, coinciden en ir excavando el pozo sin fondo donde la zanahoria pierde su inocencia y se convierte en una guillotina social, personal y global. Pero también en una puerta abierta a otro tipo de crecimiento, donde primen los valores humanos, simplemente por supervivencia. 
Seguramente las comodidades se transformarán en esfuerzo, il dolce far niente de los políticos y pésimos gestores, en paro forzoso y la poca vergüenza de los mismos, en una especie de banquillo ético de un tribunal justo, cuya sentencia ya se está escribiendo en la conciencia de los ciudadanos, por el imperativo natural de la evidencia. Una mayoría redundante cada vez más mayoritaria está optando por ir apañándose cada vez más al margen de este asunto pringoso y sin solución que llaman "crisis" por puro eufemismo hipócrita y que los más lúcidos y sin complejos, cada vez más numerosos, llaman decididamente, estafa universal y golpe de estado mundial. La oligocracia de la pela contra el imperio de la decencia. 
Parece una versión chistosa de Star Wars, pero es la verdad. Esto es la quinta guerra mundial, que es sólo guerra armada para los pobres, pero una feroz guerra financiera y social para los que todavía no han llegado a pobres de solemnidad, que es el objetivo real de los oligócratas filopastagansa. A través de los medios de comunicación -que han ido comprando año tras año con paciencia y avidez de hormiguitas hiperactivas -  han ido haciendo natural un modo de vida impuesto por lo USA. El paraíso de la gilipollez. El nirvana del cretino. Pelis. Novelas. Canciones. Pintura. Teatro. Noticias trucadas. Personajes inventados, liftineados y proyectados en el holograma de la mentira profesional. Terrorismo de laboratorio y teledirección del inconsciente colectivo, como ensayó Goebbels en los años 30 y 40 del siglo XX, con el lavado de cerebro colectivo de un pueblo inteligente como lo es el alemán o como lo era el ruso antes de que Stalin iniciase en Rusia la misma performance y Mao en China repitiese la hazaña, que ha tarado a rusos y chinos por generaciones, e igualmente, el broche de oro de la american life's way ha hecho puré las neuronas de sus contribuyentes, en cosa de siglo y cuarto, a base de litros de coca-cola, televisión-basura infinita, hollywoodcracia reaganiana, pavo trufado al kukuxklan, Wall Street creme, marlboro country fashion , un conjunto adobado con plástico neurotransmisor y colesterol a saco, como podemos observar con sólo echar una miradita entorno a lo que hay. Y lo mismo que don Paco Franco, -que no creo que descanse en paz por más que lo intenten los funerales y los responsos de su iglesia espejo, y después de ese curriculum tan intenso en barbarie-  taró a los españoles, a base de dar bienvenidas a Mr Marshall regadas con jarabe de cadena perpetua a conmutar por pena de muerte; ahí quedó eso... ya se ve el resultado sin tener que leer a Preston ni a Gibson.

De tales experiencias los oligócratas han ido aprendiendo que las armas y la fuerza no sirven a su causa, sino el gota a gota, el año tras año. Disponer del tiempo suficiente para dar la vuelta a la tortilla del bien común, los derechos y deberes democráticos, la manipulación de las libertades, erosionar así el alma y la mente de los pueblos y conseguir la normalización de la atrocidad con una poderosa mano-pezuña-zarpa izquierda tirando a derechona llena de monedas de oro, anillos y pulseras, que con su delator tintineo contoneante, manipula los mecanismos invisibles del inconsciente y no encuentra quintas columnas que la detecten porque la propaganda, la publicidad y la "educación" de autómatas eficaces y "brillantes" en lo más basto y zafio, pero analfabetos reales en lo que despierta y hace crecer, impide que el conocimiento, la clarividencia, la coherencia y la ética, puedan ser los logros sociales que ayuden al verdadero desarrollo de la humanidad. De modo que hasta la solidaridad y los mejores sentimientos se usan como tapaderas para ocultar las verdaderas intenciones de los oligócratas y sus aspiraciones megalómanas: hacerse con el poder absoluto sin que lo parezca. Y de ahí sale el diseño de zanahorias inasequibles. Virtuales. Zanahorias Croft. Zahorias Matzinger Z o Robocop. Mentiras podridas. No hay zanahorias por ningún lado, sino el diseño de un Auschwitz global a gusto de los diseñadores.
Y luego, bancos, agencias financieras, inmobiliarias, aseguradoras, multinacionales, fábricas de coches, que se han hecho necesarios y necesarias por que "dan mucho trabajo" y mucho consumo de petróleo, y un kit rutilamte de laboratorios mataores, que es lo que mola de verdad y lo que hace millonarios para siempre. A los cuatro gatos y a sus esbirros que pasan de la ruina que causan, de las muertes de inocentes usados como cobayas o como carne de cañón en el tráfico y trueque letal entre armas y droga dura, que les importe un rábano el deterioro del Planeta porque su ego limitadísimo, les impide relacionar ese factor con su propio declive y extinción. Confían en la "ciencia" como en su deus ex machina; por eso, para las mentes abducidas y anuladas, donde no ha nacido la conciencia ni el alma,  es tan importante aprender a trepar hasta convertirse en esbirro de la oligocracia. Nunca se alcanzará el nivel máximo, pero parece que de momento en ese nivel de la felonía insolidaria se esté a salvo del cataclismo de los miserables.  Aunque sólo es una ilusión. Aquí nada es eterno. "Ellos", tampoco. Afortunadamente.

Este tinglado es lo que de verdad se esconde detrás de ese ilusorio tubérculo anaranjado y cada vez más virtual que real: la zanahoria de marras. Un bulo desastroso como la gripe "A". De la que la humanidad se salvó porque no quiso vacunarse como recomendaban todos los gobiernos del mundo mundial. Esbirros eficaces y voceros insensatos de la oligocracia. A la que derrotó en esa ocasión la sensatez empírica de los ciudadanos planetarios. Puede que también, en Octubre, esa sensatez inevitable dé alguna sorpresa impensable para los cuadriculados y obedientes, y con inteligencia y buena voluntad, derrote sin violencia y sin agresiones, a ese lado garrulo y "poderoso" de la humanidad retrasada. Ojalá!



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