jueves, 10 de enero de 2013

Es un problema de disociación voluntaria y ceguera de diseño


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Tolerar lo intolerable




Gracias Iñaki, por el toque matutino. Por el aldabonazo de cada día sobre las conciencias. Me recuerdas a los profetas de Israel; los autores de los textos más hermosos y honestos del Antiguo Testamento. Ellos mantuvieron encendida la fuerza de la contestación en medio de un pueblo narcotizado, muy parecido al nuestro, con unos jefes impresentables. Como aquí. Con su punto pasota para los problemas graves y su aguijón fanático para lo religioso-talibán y el mantenimiento de los privilegios sacerdotales y reales. Como aquí. Calcaíto. Con la misma disposición disociativa que permite rogar a Dios mientras se machaca al prójimo. Ellos, los profetas, lo veían y lo denunciaban. Como tú.

A nosotros, los ciudadanos, nos toca ir un poco más allá del estro profético, por supuesto, alentados por voces y reflexiones como la tuya. O la de Luis García Montero, la de Julio Anguita y José Luis Sampedro, Jordi Pigem o las del 15 M que da la cara y no se camufla de cosas raras y esotéricas bajo anonimatos anacrónicos, en un tiempo donde nada se puede ocultar porque todo, más pronto que tarde, salta a la vista por mucho que se quiera camuflar de jotero. Como un embarazo; tarde o temprano se acaba pariendo lo que se engendra. Por eso nada es ocultable en realidad. Ni siquiera los engaños políticos y complacientes, ni siquiera el drama del paro, camuflado en el machismo ppero ("el paro crece porque las mujeres quieren trabajar y todas se apuntan a las listas de espera del INEM"), ni siquiera la seducción irresponsable y estúpida del "crecimiento" sin barreras hacia ninguna parte y del estado ficticio y extenuante del "bienestar" al son que toque la orquesta del Titanic haciendo los coros y el eco a Sabina y a Serrat. 
Aunque parezca lo contrario, este tiempo no es para desperdiciarlo tomando decisiones alocadas y chapuceras. Pura reacción visceral e ineficaz donde se cae en un círculo vicioso y desesperante (que es lo que pretende la secta del caos y de la pasta, que nos tiene atrapados e inmovilizados en su trampa del terror) . Es un tiempo de paro. De invierno social y económico y en este estado, forzar la primavera y los brotes es un suicidio de la cosecha. No se puede pedir que un enfermo terminal y tóxico, como este sistema, haga un maratón. Primero hay que dejarle morir. Con una eutanasia activa. Es decir quitándole los tubos que le mantienen con vida artificial. Esta vez hay que parar como ciudadanos. Invernar y entrar en las profundidades, en las raíces de la enfermedad. Las raíces se han podrido y no sólo en España. Sino en todo el Occidente que llamamos por eufemismo "primer mundo". Intentar arreglar esto tal y como está, además de imposible sería un desperdicio de energía y de recursos. Se trata de saltar del Titanic, vaciarlo y desguazarlo desde las lanchas, para poder aprovechar las maderas como flotadores. Lo primero, salvar al hombre ofreciéndole su rehabilitación como ser humano. Una vez que ha abandonado el tanatorio y enterrado el viejo cambalache de la autodestrucción. Aprovechar el desastre para unirse como hermanos que somos, en la compasión inteligente; para reflexionar y gestionar juntos  mientras compartimos lo que tenemos; y entre todos sí que hay recursos. Sí que nacen ideas y proyectos de eficacia contagiosa. Hay que parar en lo inútil y dedicarse a lo productivo. Inútil es despotricar y vivir de uñas esperando que las cosas se arreglen por un gobierno que las ha descompuesto y destrozado. Un imposible. Parafraseando a los antiguos griegos en su "conócete a ti mismo" tendremos que aplicarlo también a un "sánate a ti mismo" y la sociedad se sanará contigo. Hay que cambiar la perspectiva y hacer algo que en España nunca se ha hecho: aprender a ser autónomos y solidarios. No autonómicos y aislados. Es decir, aprender a ser responsables de uno mismo y unirse para crecer juntos. Eso liquida los piques, las envidias, los celos, la rivalidad, la corrupción, el estrellismo egocéntrico personal y comunitario. Pasar del competir al cooperar. Pasar del delegar al asumir personalmente. No deleguemos más en instituciones muertas lo que pretendemos que viva y funcione. Las instituciones que hay no sólo ya no sirven, es que son un lastre y una ruina insostenible. Nos toca hacer ese paso evolutivo que las democracias con más solera hicieron en el siglo XVIII y que aquí pasó de lejos y con muy mala prensa.
No se trata de rehabilitar la guillotina ni de emprenderla con los que mandan; se trata de que empecemos a ser humanos de verdad y abandonemos para siempre el planeta de los simios. Se trata de aprender la desobediencia civil y pacífica. Millones de seres humanos desobedeciendo son invencibles. Sin ofender. Sin maltratar. Sin agredir. Construyendo otro estado de conciencia.

Por ejemplo ¿qué puede hacer un periodista lúcido como tú, Iñaki, para que las cosas empiecen a cambiar? Pues quizás podría empezar por proponerse cada día intercalar en su crónica de horrores reales, una noticia buena, por pequeña que sea; que las hay. Ya lo creo. ¿Acaso no es una estupenda noticia que el Poder Judicial esté despertando e implicando peña corrupta? ¿Acaso no es otra noticia maravillosa que los responsables de sanidad de Madrid dimitan en bloque o haya personas valientes que se arriesguen a hacer huelga indefinida, sabiendo que no van a cobrar ni un duro y se arriesgan a ser castigados durísimamente? ¿Acaso no ha sido una buena noticia que hayan soltado a Alfon, el chico que detuvieron y maltrataron sin más motivo que castigar y amedrentar a los que se manifiestan? ¿No es una buena noticia que un alcalde insolidario y cegato, cacique ultra, de repente ofrezca a la asmblea 15M del pueblo los bajos del Ayuntamiento para que los utilicen como depósito del banco de alimentos? ¿O que un juez ha sentenciado a favor del pueblo y contra el ayuntamiento corrupto, la ilegalidad de un proyecto de urbanización que pretendía arrasar el monte que es el patrimonio natural y la riqueza de la zona y todo porque los vecinos lo denunciaron al Parlamento Europeo?  ¿Acaso no es una buena noticia que los ciudadanos puedan denunciar con pruebas como lo filmado y grabado en los móviles, los abusos de los tiranos? ¿Y no son buena noticia el crecimiento de las ecoaldeas, de los bancos de tiempo  e intercambio de servicios gratuitos, o los mercados semanales y tiendas del trueque y huertos urbanos y escuelas alternativas en cooperativa para mantener una enseñanza asequible y sana? ¿Y los talleres de nutrición y de ecología saludable que enseñan a alimentarse y a fabricar el pan y los productos de limpieza y cosmética con elementos naturales y que no contaminan? ¿Y las cooperativas de agricultores y consumidores, sin intermediarios? ¿Y la acogida y apoyo por parte de la ciudadanía a  los desahuciados y abandonados? ¿Y los talleres gratuitos de orientación humana y de valores y las inmobiliarias y asesoría gratis y los éxitos numerosos del colectivo de afectados por las hipotecas? ¿Y los tratamientos naturales a los discapacitados y enfermos con masajes, dietas, aseo, rehabilitación, sin más recompensa que la alegría y el bienestar que se recibe a cambio de tu tiempo? Por favor, es imprescindible que el periodismo serio y eficaz empiece a publicitar los acontecimientos y las noticias buenas, las que hacen renacer la esperanza porque son reales y comprobables, porque cada uno puede ir a ese lugar o a esa página web y comprobar que se pueden cambiar muchísimas cosas, y participar en directo, sobre todo cambiar nuestra vieja mentalidad catastrofista, conformista, resignada, sumisa y eternamente cabreada porque nunca las cosas responden a lo que esperamos. 

Si cada día los estupendos periodistas que trabajáis en los medios, después de la crónica patética e inevitable de cada día dedicáseis unos renglones a las realizaciones serias y competentes de los ciudadanos anónimos y sus asociaciones, haríais un inmenso favor a la vida y a la humanidad. Desde donde estáis tenéis la oportunidad de romper la disociación entre aspiraciones y realidades, entre ética teórica y amoralidad cómplice, pasota y resignada. Estoy segura de que hasta ahora no lo habéis hecho por la inercia del desastre que nos venden cada día como primicia las agencias de información. El estado de shock permanente inventado y propagado para que todo se altere y nada cambie en el bloqueo que produce la incerteza y el no saber qué pasará mañana. 
Lo importante es lo que pasa hoy y contar lo bueno que se descubre al lado de lo fatídico que nos inoculan si les dejamos que nos aniquilen el único derecho que nos queda: elegir de qué color y de qué forma queremos traducir el lenguaje de la vida en nuestro día a día. ¿Al lado del futuro o escarbando en los escombros de un presente que sólo es la escoria de un pasado sin alma ni gota de inteligencia emocional, de compasión ni de humanidad? 



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