sábado, 19 de enero de 2013

Oro y purpurina en la misma fórmula

Según un editorial de prensa -concretamente en el País de hoy- todos se alegran por una buena noticia: China vuelve a crecer. Pero en medio del subidón, ¿alguien se está preguntando a qué precio crece China? ¿Qué multa tendremos que pagar los ciudadanos del Planeta, incluídos los esclavos chinos, obviamente-  por esa "buena vieja",porque de nueva no tiene nada. Ni de buena tampoco?

Una buena noticia en estos momentos sería que China se replantease otros criterios y métodos para desarrollarse sin ser un cáncer social y económico; una fábrica de mafias infinitas y un océano de tóxicos sin control, un paradigma de insolidaridad y de injusticia social para sí misma y  un mercado negro laboral adonde se refugian los empresarios ambiciosos y sin escrúpulos de todo el Planeta llevándose allí sus negocios y abusando de una mano de obra indecente, pagada al precio de la miseria, para no cooperar en el desarrollo de sus países de origen, provocando y aumentando una crisis bestial, mientras explotan a los desgraciados chinos, pagando a precio chino lo que luego venderán a precio europeo o norteamericano. Es la manera ultraneocon de "ayudar" al Tercer Mundo. Quiero decir, a lavar la cara de la miseria convirtiendo ese Tercer Mundo en un filón para las pirañas, buitres y vampiros del , digamos que, "primer mundo". 

Basar las buenas noticias en el alargamiento y "mejora" de lo peor que nos ha pasado desde el fin de la 2ª guerra mundial, me parece de una ceguera y de una alienación alucinantes. Es la misma filosofía que ha convertido la muerte, la enfermedad, la guerra y el hambre en una fuente de dinero sucio y manchado de sangre inocente. Lo peor que podría suceder y sucede, es que nuestros mejores recursos económicos  y las bases ilusorias de un futuro, imposible en tales tesituras, sean, justamente, los cuatro jinetes del Apocalipsis. 

Desesperados por la pérdida de nuestro bienestar y por la canallesca que nos quiere destrozar la esperanza, la dignidad, los derechos y la vida, quizá no seamos conscientes de lo que pasa en realidad. España es lo inmediato que debemos sacar adelante si queremos sobrevivir, pero los males de España son también el contagio de la enfermedad mortal del capitalismo salvaje mundial, que ha conseguido en China y en Rusia un éxito apabullante: hacer una alquimia infernal entre las barbaries del comunismo y del capitalismo. No se ha elegido lo mejor de ambos sistemas para superar los problemas comunes, sino lo peor de cada uno de ellos, porque uniéndolos se teje una red paralizante de miseria para miles de millones de esclavos presionados y explotados con la fuerza impositiva del maoismo stalinista y la ferocidad delictiva, pero "legal" gracias a los votos de las falsas democracias en descomposición, del capitalismo sin escrúpulos, sin conciencia y sin alma. Ésa es la peor de las ciénagas en que podíamos estar ahogándonos, porque no se identifica como tal ciénaga, sino como solución perentoria de un problema "natural" del crecimiento económico, que es la única preocupación de quienes se han colocado al mando de este Titanic mercantilista y destarifado en pleno naufragio. 

Basta de colocar balones de oxígeno mediático a la gran mentira, ya basta de "sobres" y favores para comprar opiniones dúctiles, maleables y publicables, basta de ocultar la verdad por miedo a perder dineros y puestos de importancia. Basta de indiferencia falsamente "intelectual" creyéndose al margen de la hecatombe que crece precisamente por esas actitudes negacionistas o nihilistas. Basta con el silencio cómplice de los que saben y no quieren hablar para que no les tilden de alarmistas ni de conspirólogos ni desestabilizadores o de maníacos megalómanos con complejo de "estrella". No conspira quien ve lo que está pasando y lo denuncia, conspira quien viéndolo se calla. Quien pudiendo cambiar muchas cosas no lo hace por miedo, por irresponsabilidad o por comodidad. Quien pudiendo analizar en positivo  y alentador lo hace en negativo y fatalista en clave del poder establecido al que debe su caché. Quien viéndose envuelto en basura se resigna y no dimite y explica el porqué de su dimisión. Basta, por favor. 
Y digamos de una vez que China y Rusia, como los USA y la UE, no pueden mejorar nada si no cambian su rumbo suicida y entrópico, por muchos dividendos y multiplicandos que acumulen en bolsa y mercados de moneda-matrix. Que el aparente bienestar de algunos países es sólo la antesala de la misma eutanasia del progreso real que están sufriendo los más, económicamente, inestables y débiles. Que corrupción no es sólo el robo de millones, también lo es el abuso del poder, la manipulación propagandśitica de la inmundicia, la cooperación con el monstruo depredador sin rostro, pero con cajas fuertes y dinero virtual, que asola a  la humanidad en este momento, cuando navegamos a oscuras en una tempestad absoluta, en la que ya no quedan faros externos, sino sólo la luz alternativa y renovable: las linternas de la conciencia, que se van encendiendo a golpe de oleaje interminable y tsunamis que nadie pude prever, salvo quienes los provocan con toda intención. 

Que quede muy claro: China, como el resto de vagones enganchados al mismo tren del desastre, y digan lo que digan los voceros del "crecimiento" sin límites, sólo puede vivir la realidad ilusoria de una agonía un poco más larga y también mucho más cruel. 

Los empresarios inteligentes y en su sano juicio, no irían a China a invertir. Pedirían al Estado que les subiese los impuestos y que esos impuestos, con una transparencia absoluta, se invirtiesen en fomentar el empleo, la calidad de vida, la educación y un sistema sanitario de verdad, porque el que tenemos es la   copia exacta del económico: depredador y más pendiente de la tecnología, el "protocolo" y el presupuesto, que del código deontológico que implica el juramento hipocrático: primero el hombre y luego, lo demás. 
No sé si, por ejemplo, Amancio Ortega, siendo muchas veces multimillonario, en vez de dar limosnas espectaculares a Cáritas, o además de ello si puede, no podría hacer que fuesen trabajadores españoles los que elaborasen sus productos con una retribución justa. Igual que Roig Mercadona. No sé qué sentido tiene llevarse fuera la riqueza, crear en el propio país un agujero de miseria y luego darles una limosna para quitarse la espina de la insolidaridad y de la mala conciencia (Mercadona ni eso) . Mejor no crearla y ser generosos de verdad, buenos ciudadanos y buenas personas, capaces de arriesgarse por el bien común . Claro que también se entiende que los empresarios se larguen sabiendo que los Bárcenas y las Gürteles se llevarán sus impuestos a Suiza o a Nueva York. Un tapón gigantesco de lodo impide que fluya la prosperidad de los españoles. Y del Planeta Tierra.
Y la prensa debería explicarlo con pelos, señales, curriculums, rostros, figuras y nombres propios sin hacer excepciones, del rey abajo, y el rey incluido, cualquiera que delinca en este estado social gravísimo debe ser destapado, investigado, imputado, juzgado y, además de cumplir lo que le toque de prisión sin fianza posible -porque sería pagada con el botín-, obligado a devolver por fuerza mayor todo lo que sobrapase su sueldo y los bienes declarados antes de entrar en el negocio de la falsa política. Sería la clave básica para desmantelar el jeroglífico desastroso que soportamos.

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