martes, 15 de enero de 2013

Confesiones esperanzadas


Aguirre, tras su paso a la empresa privada: “No entiendo las críticas”

PILAR ÁLVAREZ Madrid 51
La expresidenta madrileña defiende su fichaje por una empresa de selección de directivos. “Siempre pensé que la política no es una profesión"



Véla ahí! No hace falta explicar más. Ella misma lo evidencia. Esperanza no es mala gente; Esperanza es como aquella "Soledad" de Emilio José. Tan fresca como una amapola que crece en el campo sola, sin necesitar a nadie. Es criatura primorosa que no sabe que es hermosa, ni sabe de amor ni engaños. Por eso es así, distinta, sincera, natural como el agua que llega corriendo alegre como en el Canal...que no sabe por donde va, qué feliz vive en su felicidad...A su aire y con el parné de todos. 
Para no ser una profesión, hay que ver los años de su vida que le ha llevado el hobby de la política. Y no precisamente gratis. Años y años, tantos que seguramente a Esperanza ya se le ha olvidado qué carrera estudió ni cuál era su profesión antes de que el hobby de marras la abdujese desde la época de la transición, en que pululaba de concejala multi-abusos por el Ayuntamiento de Madrid entre embarazos y bajas sempiternas por maternidad. Pero ella no ceja. No. La política no es una profesión para ella. El caso es que dadas las incoherencias y malformaciones de su éjida, ya se iba barruntando que efectivamente, Esperanza, profesional, profesional, no era. 
Esperanza en su sinceridad sin tapujos lo confiesa: no entiende las críticas. No entiende que no se entienda que la política es sólo un hobby divertido y simpaticón, en el que una se explaya como maniquí y modelo, como emblema del territorio. 
Por eso no tiene la menor importancia tener una agenda de contactos que se encarguen de colocarla cuando ha sido descolocada del puesto tan divertido que detentaba: presidenta lúdico-política de una comunidad autónoma. Nada profesional, Por supuesto, eso que se quede para otros. Lo mismo debe opinar el Presidente del Gobierno que también ejerce por hobby; por lo menos hasta ahora ha sido así.  

En realidad lo del pp y los demás partidos, es tremendo. Uno es abogado, o registrador de la propiedad, o economista o profesor de algo. O médico. O funcionario por oposición y se pasa la vida sentado en un escaño parlamentario, cobrando del erario público un sueldo más que jugoso y se lleva una jubilación alucinante. Cuando deja el hobby político,ya no recuerda a qué se dedicaba antes del feliz evento electoral que le colocó en una lista votada y financiada por los tontos. No tiene experiencia en lo que estudió, no tiene ni idea de como se gestiona un despacho de abogados o notaría o registro o cuentas o pasar consulta en un hospital, o trabajar en la administración, o simplemente de hacer limpieza en casa y pasar la mopa; después de diez o veinte años, como mínimo, viviendo del escaño, el político no es nada. Es el ciudadano errante, que va de empresa privada a empresa pública y viceversa, ocupando un nopuesto de una profesión noprofesional. Porque ni ha sido profesional político ni puede ser profesional de nada, sin experiencia en lo que estudió y nunca ejerció. 

Como tantas veces esta Esperanza sincera y natural como el agua del Canal, cuando pretende arreglar algo lo acaba de hundir. Si la política no es una profesión y ella no ha hecho otra cosa en toda su vida que política ¿qué piensa hacer ahora como ejecutiva de una empresa caza talentos, de la que tampoco es una profesional? ¿Cogerá cada mañana un cazamariposas y saldrá vestida de Nancy explorer, a ver qué pesca? ¿Con qué criterio elegirá talentos? ¿Por el color de las mechas y el tipo de corte de pelo? ¿Será por el tono del maquillaje y la combinación del sombreado y el rimmel? ¿O será por el traje foreveryoung, los bolsos Loewe o L. Vuitton? ¿Tal vez por la longitud de las minifaldas o por el conjunto entre calcetines, camisa, corbata y foulard?
 Quizás la selección se haga con miras a la picaresca negociante. "A ver, Borja Rodrigo de la santa compaña, puedes decirme que te parece más lucrativo, ¿gestionar un Las Vegas en Alcorcón o en Móstoles? ¿Qué tal crees que iría un parque temático sobre Don Pelayo y Recaredo  en la Moraleja?  ¿O un par de palacios para eventos culturales con grandes campos de golf en medio de Los Monegros o del desierto de Almería, teniendo en cuenta que si desviamos el Ebro, el Segura y el Guadalquivir, para que pasen por allí se podrían comercializar, además, unos puertos deportivos de élite, no? aparte de dar trabajo y una pasta del Estado a todas nuestras empresitas promotoras, teniendo en cuenta la facilidad para sacar la pasta del País sin ningún problema y si lo hay, se hace una amnistía fiscal y ya está todo listo. Y tú Roberta Micaela Federica de San Cucufato, cómo gestionarías un museo con un spa adosado y mantenido por Corporación Antiestética y una fábrica aneja, de piruletas con la bandera de España y el oso y el madroño con cargo al minsiterio de Turismo y Cultura?"  
En efecto, Espe tiene razón. Para genialidades de ese tipo, lo último que se necesita es profesionalidad. Sólo inspiración castiza y un caché que lo confirme con un curruculum surrealista. Un cinismo de campeonato y más cara que espalda.

Aunque no lo parezca, Esperanza no es culpable. Es así de nacimiento y por des-educación en la privada. Donde se le enseñó que la caridad, el dinero y el poder bien entendidos empiezan y terminan en uno mismo. Lo que se olvidaron de advertirle es que, además, el dinero y el poder sin inteligencia ni corazón, acaban con todo. Hasta con lo que a uno mismo le surte de dinero y de poder. Le quita la salud y la calidad verdadera de vida.
Se les olvidó advertirle que cuando se mata la gallina de los huevos de oro trabajadores y la vaca que produce la riqueza institucional y justa, la granja se acaba arruinando y ya no hay nada más. Entonces de poco servirá construir palacios en los desiertos, almacenar un pastón que no puede adquirir nada de nada que nos salve de la inversión en miseria que se lleva por dentro y que consume hasta el cuerpo y el alma; que de nada sirven maravillas que nadie visitará porque no hay dinero para el billete ni para entrar. Y que los verdaderos talentos no se cazan al vuelo y se manipulan a base de mentiras y abusos contra el prójimo; al contrario, brillan por sí mismos y no necesitan hadas madrinas ni hados padrinos que no saben distinguir un hobby de una profesión, ni una bicicleta de un sacacorchos. 

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