La Junta Electoral, de árbitro a contendiente
Más allá de si el
candidato se llama Abascal, Puigdemont o Carmena, las decisiones de la
JEC parecen muy lejos de las necesidades de información y contraste de
una democracia moderna
Es de esperar que todo se resuelva de una forma democráticamente homologable para que el Gobierno de España no se encuentre con la papeleta de una anulación de las elecciones europeas por parte del TJUE
Es de esperar que todo se resuelva de una forma democráticamente homologable para que el Gobierno de España no se encuentre con la papeleta de una anulación de las elecciones europeas por parte del TJUE
Si es de los que piensa
que al enemigo ni agua y que todo lo que le suceda al malvado Puigdemont
y a sus huestes le está bien empleado, ¡abandone la lectura! No tiene
sentido que continúe. No porque yo vaya a defender al expresident en
concreto, sino porque el sentido común y el sentido jurídico se conjuran
para decirnos que se están usando malas artes contra él y que tales
malas artes proceden de un retorcimiento legal que vulnera principios
del Estado de Derecho que ningún demócrata debería estar dispuesto a
admitir.
A lo mejor no se han enterado, los medios lo
han contado poco, pero la Junta Electoral Central decidió la semana
pasada sacar Puigdemont, a Toni Comín y a Clara Ponsati -expatriados,
exiliados o fugados según quién cuente el cuento- de las listas a las
elecciones europeas. Una decisión bastante escandalosa, por muchas
razones, pero sin duda porque Puigdemont ya concurrió a unas elecciones
autonómicas estando en Bélgica que ganó, porque a Ponsati se le impide
ir a las europeas, pero de hecho concurre a las municipales, y porque
dos de las personas que están en las mismas condiciones -Puig y
Matamala-sí han podido proclamarse candidatos.
No crean que este es un tema que se despacha con un "son
unos huidos" y ya está. Eso vale quizá para el exabrupto y la barra del
bar pero no para una cuestión que no es sólo que afecte a unas personas
concretas, sino que pone en cuestión el respeto al derecho a la
participación política en nuestro país y puede sentar peligrosas pautas.
Tan es así que no crean que el acuerdo fue una decisión pacífica de la
Junta Electoral Central, porque no lo fue. No sólo porque su presidente y
su vicepresidente (ambos magistrados del Tribunal Supremo) y dos
vocales, las catedráticas propuestas por el PSOE y por Unidas Podemos,
se mostraran tan en desacuerdo que firmaran un contunden voto
particular, sino porque la tensión fue real y palpable en la tensa
reunión en la que se tomó el dispar acuerdo. ¿Por qué tuvo que decidir
sacar a Puigdemont de las listas, una JEC integrada por las mismas
personas que cuando concurrió a president de la Generalitat no tuvieron
problema? Pues porque el Partido Popular primero y de su mano
Ciudadanos, esta vez pidieron a la JEC lo que no pidieron en las
elecciones producidas tras el 155. En esa tesitura, uno de los
catedráticos designados por el PP -tiene dos- y el designado por
Ciudadanos plantearon una cerrada y dura batalla en el debate para
conseguir convencer a sus compañeros de excluir a Puigdemont. Es muy
curioso porque Andrés Betancur, el nombrado por Ciudadanos, había
escrito un artículo hace tiempo explicando por qué había que modificar
la ley para que Puigdemont fuera inelegible y, de hecho, Ciudadanos
llegó a presentar una proposición legislativa en ese sentido, lo que
significa que sabía que era elegible y que sólo cambiando la ley podrían
impedirlo. ¿Por qué ahora creen que un mero órgano
administrativo-electoral como la Junta puede excluirlo? Ellos sabrán.
La
resolución dictada en desarmonía sirvió con su excelente voto
particular -armado por dos grandes cabezas del Tribunal Supremo- para
preparar el camino al recurso que fue planteado el viernes y que la
Fiscalía informó de forma favorable a Puigdemont. Vamos, que la Fiscalía
cree que no hay otra que dejar que los expatriados se presenten.
La
cuestión recayó en dos jueces de lo Contencioso-Administrativo de
Madrid que ayer tuvieron a bien lavarse las manos mandándole la patata
caliente al Tribunal Supremo. Esto es una cosa liosa porque la JEC
siempre ha dicho que esos juzgados eran los competentes y así lo ve
también la Fiscalía pero... ahora la patata está en la Sala Tercera del
Tribunal Supremo que no se ha pronunciado sobre sus competencias. Los
tiempos apremian. La ley electoral es muy taxativa en los plazos porque
todo debe estar listo antes del inicio de la campaña y apenas queda
tiempo para que se sepa lo que dice el TS y poder acudir al Tribunal
Constitucional en caso de fallo adverso. ¿Por qué ha montado todo este
cirio la Junta Electoral Central usando argumentos que a sus propios
compañeros y a la Fiscalía les parecen de un retorcimiento legal que no
califican pero que afean a todas luces? Toda una patata caliente que
puede llevar a España a una situación complicada de cara a la Unión
Europea pues, recordemos, no se trata de que los españoles elijamos
representantes de España en el Parlamento Europeo sino de que España
hace de ayudante de la Unión Europea para que votemos directamente a los
nuestros representantes. Es de esperar que todo se resuelva de una
forma democráticamente homologable para que el Gobierno de España no se
encuentre con la papeleta de una anulación de las elecciones europeas
por parte del TJUE. Y todo este cirio lo ha formado una parte de la
Junta Electoral Central.
Ya se habrán dado cuenta de
que este órgano, garante de la limpieza del procedimiento, silente y
silencioso casi siempre, desconocido para la mayoría, ha pasado en los
últimos tiempos a convertirse en un actor fundamental de los procesos
electorales. Excluir a Vox de un debate privado era una forma de aplicar
sus propias normas pero también algo con consecuencias en el proceso
electoral. Concluir que Carmena no puede debatir porque es la líder de
un partido nuevo, no tiene sostén en el bien de los electores. Menos en
un país en el que cuando se ha querido ilegalizar partidos abertzales se
ha sido capaz de encontrar la "relación envenenada" entre unos y otros
de mil modos y maneras. ¿No somos capaces de encontrar la relación
evidente entre Más Madrid y Ahora Madrid? ¡Vaya! ¡Que inocente
inocencia!
Hoy mismo se reúne la Sección Cuarta de la
Sala Tercera del Tribunal Supremo para estudiar la cuestión de
Puigdemont. No es mucho aventurar que deje en evidencia la postura de la
Junta Electoral Central, la doctrina constitucional es bastante clara
respecto a la necesidad de primar el derecho a la participación
política. Si no aún quedará esa instancia.
No
obstante, más allá de si el candidato se llama Abascal, Puigdemont o
Carmena, las decisiones de la JEC parecen muy lejos de las necesidades
de información y contraste de una democracia moderna. A lo mejor cuando
salgamos de este marasmo hay que pensar un poco sobre esto. El guardián
de las esencias no puede transformarse en el amo del calabozo y parece
que alguno de sus miembros no termina de verlo así.
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