5 características que hacen diferente al médico homeópata
Si tuviera que valorar, después de más de veinte años de práctica de la homeopatía, cuales son las características significativas tanto para médicos como pacientes que definen a un médico homeópata diría que son las siguientes:
1.La necesidad de conocer al hombre en la enfermedad y la salud.
Los médicos que aspiran al poder hacen lo que sea para lograrlo. Los que aspiran a curar hacen todo para alejarlo.
Martin Winckler
La homeopatía, como la medicina de familia brindan la oportunidad de establecer una relación con los pacientes y que esta relación pase de Yo-Eso al Yo-Tú.
En las relaciones Yo-Eso, que constituyen la base de la ciencia médica, se trata a las personas como objeto de estudio,
un estudio que persigue conseguir una etiqueta diagnóstica más o menos
precisa y brillante, para plantear diferentes cursos de tratamiento.
Poder en el conocimiento del diagnóstico. Poder en la decisión de las
diferentes posibilidades de tratamiento.
Mientras que en las relaciones Yo-Tú se reconoce la subjetividad ilimitada del otro.
Subjetividad que permite contar con el paciente como sujeto activo,
opinante en la toma de decisiones sobre su salud y que abre la puerta a
la consideración del problema de salud del sujeto en concreto más que
una más que dudosa etiqueta diagnóstica que puede ser necesaria pero no
siempre suficiente.
La enfermedad deja entonces de tener
nombre de médico para llamarse exactamente igual que el paciente.
Curación desde la humildad. Curación a través del reconocimiento del
otro. Curación compartida porque el que se cura es el paciente.
El médico homeópata, a través del
encuentro íntimo y reflexivo que es la consulta trata de comprender al
paciente en su subjetividad e individualidad. No bastan los síntomas ni
el diagnóstico semiológico. La tarea del homeópata es similar a la del
pintor; hacer un retrato. Y es un trabajo difícil porque se precisa a la
vez destreza técnica y alma de artista.
2.Un método que permita acceder a la individualidad.
Hay muchos que ignoran que no saben y otros que piensan que saben, no sabiendo.
Baltasar Gracián
Los lineamientos de la atención médica
parecen cada vez más producto de protocolos empíricos cuya naturaleza
hace que se considere a los pacientes unidades estandarizadas de
enfermedad sin considerar sus valores, aspiraciones y prioridades.
Nos han enseñado a interpretar síntomas,
signos y pruebas complementarias dejando de lado la esencia del
sufrimiento. Por eso, muchos médicos nos hemos sentido perdidos ante la
biografía de los pacientes, sus quejas, demandas y problemas de salud.
Por la dificultad de interpretar y comprender.
Y en gran medida esta dificultad se debe a que la ciencia, que reduce todo a números, no
tiene manera de explicar el amor, la esperanza, la confianza, la
alegría, la soledad, el perdón, la tristeza, e incluso el propio dolor.
A menudo, los médicos que se acercan al estudio de la homeopatía se han preguntado previamente cómo llevar a cabo la traducción de esos síntomas que forman el tejido intelectual de la enfermedad. Como llegar a su comprensión en la individualidad del paciente y en su salud y enfermedad.
Deberíamos saber que entre el espacio del horizonte interno de la biología del cuerpo y el horizonte externo del mundo exterior se generan y explican los síntomas.
Los protocolos, guías de práctica clínica
y la propia estructura organizativa de las instituciones educativas y
sanitarias constituyen a menudo verdaderas barreras al pensamiento
crítico y espíritu abierto en un persistente ignorar que no sabemos.
Y en ese mundo vivía aunque incómodo en
mi consulta hasta que el estudio de la homeopatía me ofreció el regalo
de la evolución. De la capacidad de adaptación a cada situación clínica.
De tener siempre presente que el mayor grado de sabiduría se encuentra
en un espíritu crítico, una mente abierta y flexible y una profunda
humildad.
Porque la homeopatía, su método y forma
de aproximación al paciente nos brinda la oportunidad de comprender y
explicar el protagonismo de las emociones y sentimientos en la salud y
la enfermedad, en la causalidad del desequilibrio global que la
enfermedad supone en la vida de los pacientes y aunar horizonte externo e interno en un mismo análisis generando una interpretación del todo.
3.La relación como origen de la terapia
¿Qué puede guiar a un hombre? Una única cosa, la filosofía.
Marco Aurelio
Cuando, después de varios encuentros
clínicos el paciente manifiesta su mejoría o curación buscamos las
razones de este cambio. Nos preguntamos por los cambios en los hábitos
de vida, por los medicamentos prescritos. Y a veces olvidamos el
principal fármaco que podemos recetar cada día; el diálogo.
Porque es el diálogo, el intercambio de ideas en sí mismo, lo que resulta terapéutico.
La relación forma parte cardinal de la
terapia. Y todas las herramientas que ayudan a que la relación sea
profunda, sincera y de ayuda como las técnicas de comunicación, la
actitud compasiva y métodos como el homeopático que facilitan el
conocimiento profundo de la persona enferma potencian el efecto
terapéutico de la relación.
Nos recuerda en su libro extraordinario Paul Kalanithi,
que para ser médico no solo habría de adquirir conocimientos, sino
también sabiduría. Y la sabiduría se encuentra en todas aquellas
materias que conforman el alma humana; la filosofía, la poesía, la
música, el cine, las humanidades en general.
Durante la formación de los médicos y en
su especialización se da la espalda al aspecto humanístico de la
formación profesional y es poco habitual, salvo quizás en la residencia
de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria encontrarse con
actividades formativas dirigidas a la adquisición de sabiduría.
La sabiduría no se encuentra en el
conocimiento, sino en la experiencia y en la capacidad de valorar las
situaciones, la vida y la consulta desde una perspectiva que incluya la
cabeza y las manos, pero también el corazón. Porque si centramos la
terapia en aspectos exclusivamente cognitivos y evitamos la emoción en
la relación humana que supone la consulta médica es muy posible que se
incremente el error en la toma de decisiones, el fracaso y la
frustración con respecto a nuestra visión del trabajo e incluso el
burnout.
El conocimiento del método homeopático ha
sido para mi de gran ayuda a la hora de establecer el diálogo con cada
paciente, de poder ver al paciente desde una perspectiva humanística,
minimizando el error y protegiéndome de las emociones negativas
frecuentemente generadas en el contexto clínico de una Atención Primaria
cosificada y en la que se ha dado la espalda a profesionales y
pacientes para centrarse en números y registros.
4.Una terapia segura, efectiva e individualizada
Nuestra percepción actual sólo es una
forma de ver las cosas y cuantas más perspectivas investiguemos mejor
será nuestra comprensión.
Kant
Disponemos de muchos medicamentos en la
actualidad y sin embargo, para muchas situaciones cotidianas nos
encontramos huérfanos por su falta de eficacia o sus riesgos en muchos
diferentes tipos de pacientes como pueden ser los niños, ancianos,
embarazadas o personas polimedicadas.
En todas estas situaciones, disponer de
tratamientos que hayan demostrado su efectividad y seguridad es de gran
ayuda para el médico.
Desde que descubrí la homeopatía he
podido incorporar decenas de medicamentos a mi práctica clínica que
cumplen estos dos importantísimos requisitos; efectividad y seguridad.
Pero, es que además, el conocimiento de
la homeopatía no aporta solamente más y mejores medicamentos. Permite
flexibilidad y complementariedad a la hora de prescribir porque nuestra visión de la enfermedad no es lineal sino poliédrica.
Y este polimorfismo, estas diferentes formas de ver y conocer la
realidad son elementos de comprensión. Y comprender es posibilitar el
tratamiento y la curación.
El conocimiento de la homeopatía supuso para mi la capacitación de ver al paciente y la clínica en general desde distintas perspectivas, aceptar que estas diferentes perspectivas existen y que la del paciente siempre es muy valiosa a la hora de tomar decisiones.
5.El estudio profundo de la materia médica
Cuando la única herramienta de que dispones es un martillo, una infinidad de objetos cobran aspecto de clavos.
Abraham Maslow
Durante el pregrado y la residencia
aprendemos que existe una única farmacología, un método único de tratar
las enfermedades, de prevenirlas y de aliviar los síntomas de los
pacientes.
Pero cuando te enfrentas a solas con cada
historia personal que contiene patología y biografía te das cuenta de
que necesitas más herramientas. O al menos, eso me sucedió a mí, cuando
como San Pablo me caí del caballo, en este caso, de la farmacología clínica.
Y ahora, en la situación actual, a través de las palabras de Maslow
soy capaz de comprender que es muy posible que el problema académico y
asistencial de muchos profesionales de la medicina sea que solo conocen
un martillo y no están dispuestos ni a soltarlo ni a buscar otras
herramientas.
Conocer y estudiar la materia médica homeopática me permitió no solo
conocer una herramienta nueva muy útil por su variedad y consistencia a
la hora de prescribir medicamentos homeopáticos, sino algo mucho más
importante, saber que el médico puede disponer de muchas y variadas herramientas que se complementan en el beneficio del paciente.Y para ello, solo hay que saber escuchar a los demás y aprender de los sabios y del estudio de los diferentes tipos de terapias que puedan ser de ayuda para los pacientes.
El médico homeópata entiende la terapia desde la belleza. Por eso, reivindico la belleza en cada encuentro clínico desde la individualidad de paciente y terapeuta.
- https://www.youtube.com/watch?v=famG7AxfkyA
- Winckler M. Le choeur des femmes. Gallimard. 2011
- Buber M. Yo y tú. Herder. Barcelona. 2017
- Gracián B. El arte de la prudencia. Ariel Quintaesencia. Barcelona. 2012
- Mc Whinney I. Medicina de Familia. Mosby. Madrid. 1995
- Rudebeck C.E. Grasping the exential anatomy: The role of bodily empathy in clinical communication, en Toombs S.K. Phenomenology and medicine. 2001.
- Sacks O. El río de la conciencia. Anagrama. Barcelona. 2019
- Lou Marinoff. Más Platón y menos prozac. Byblos. Barcelona. 2004.
- Heath I. Ayudar a morir. Editorial Katz, Buenos Aires. 2008.
- Paul Kalanithi. Recuerda que vas a morir. Vive. Seix Barral. Barcelona. 2016.
- http://www.doctutor.es/2019/01/02/el-valor-del-pellizco-en-el-estomago/
- Epstein R. Estar presente. Kairós. Barcelona. 2018
- https://www.hablandodehomeopatia.com/experiencia-medico-atencion-primaria-homeopatia/
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