Una legislatura endemoniada
Hoy
comienza la décimo tercera legislatura de la democracia
y lo hace en circunstancias especiales, con la chirriante anomalía de
cinco electos en prisión preventiva y a cuatro días de una cita
electoral con tal cantidad de puntos de interés que uno no sabe a dónde
mirar.
Hay coincidencia en conceder especialísima importancia a las ciudades
de Madrid y Barcelona en las municipales, a la Comunidad de Madrid en
las autonómicas y al peso de la extrema derecha en las europeas. Pero en
cualquier caso
la legislatura va a ser una prueba de fuego para todos, en especial para el PSOE y para Pedro Sánchez, hace un año desahuciados, y que van a tener que llevar un peso muy difícil.
Quiero decir:
responsabilidad casi absoluta con poder muy relativo,
tanto en la administración central del estado, como en las comunidades
que quedarán a su cargo, con voto decisivo en Navarra, donde dilucidar
el rumbo es asunto muy serio y abanderando en Cataluña, con todos sus
rivales al acecho, un proceso de diálogo tan necesario como lleno de
riesgos. Y con más carga en Europa: por un lado, por voluntad propia
después del pasotismo de Rajoy; y por otro, por su condición de
depositario de la última esperanza socialdemócrata europea en un momento
delicado de muy probable desaceleración económica. Una tarea mayor para
un PSOE que tendrá que serlo.
A la espera de los resultados del domingo,
bueno será que la familia socialista cierre filas y que Sánchez se disponga a rodearse de los mejores, afinidades aparte, porque la legislatura promete ser durísima.
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En efecto, Iñaki, el momento es crucial. Creo que como nunca. Un remake político
del bíblico episodio de Daniel en el foso de los leones. Hará falta
mucha luz en el agujero negro del fascio mordoresco y desatado pero sin
fuste, que ilumine sin deslumbrar ni cegar a nadie, mucha comprensión
que deshaga los nudos más férreos, una bondad que no sea merengue ni
tramposa, una transparencia tan indiscutible que no guarde un solo
rincón de polvo, moho y telarañas, unos sentimientos que no se queden
atrapados en las emociones primarias y trasciendan hacia la empatía y la
ética y no se queden enredados en el oportunismo demagógico, y sobre
todo un alma y una humanidad que supere a lo que hasta ahora se ha
conocido como "política".
¿Podrá el viejo Psoe con esta tarea? Yo creo y
espero que sí, que si el Psoe es capaz de asumir que es pueblo más que
poderío y baronesados gallitos, lo conseguirá, que si es capaz de colocar el bien común por
encima de los intereses de partido, de las amenazas y coacciones del Ibex35 y de los prejucios de casta
recocida que no se digna a mancharse las manos dándoselas a los demás
partidos del desalambre social, la decencia y la igualdad justa, se
conseguirá superar el abismo con un buen puente; y habrá que hacerlo por
duplicado: en España y en Europa.
No estamos tan solos en esto, tenemos a Portugal
al lado con la oportunidad de intimar y cooperar y a Catalunya y Euskal Herría como atentos Pepitos Grillo, para que a
Pedrocho no le crezca la nariz y no se nos vaya de varas como sus
predecesores...
Es difícil pero no imposible si así nos lo proponemos
entre todas. Lo que sentimos y pensamos también configura la realidad.
No lo olvidemos nunca, ni la ciudadanía ni los medios de comunicación y especialmente ahora, cuando la barbarie de
trumpilandia y su apocalipse now es el verdadero problema y no
Catalunya, que comparada con el endemoniamiento USA, es una santa y una
mártir generosa por causa mayor de su alma republicana a la que está harta de traicionar. Como nos pasa a tantas ibéricas e ibéricos, suspirando por liberarnos de las coronas impuestas por gónadas caudillistas y antidemocráticas, tragando quina por no montar el pollo. El 155 debería aplicarse a La Zarzuela hasta dejarla en el penoso sainete gorrón, inútil y carísimo que es de verdad.
Un pueblo capaz de ponerse de acuerdo en quitarse de encima ese marrón pacíficamente y con un referendum legítimo que ya nos merecemos, para que resplandezca una auténtica democracia, sería la demostración de que España ha dejado de ser una colonia edulcorada del fascismo estructural. Ains!
Nos la robaron a traición, guerra, muerte y dolor. Nos la deben y nos la devolverán y la recuperaremos cuando España, Euskadi y Catalunya se sientan pan de la misma harina porque solo las une el bien común y no los egos y las hormonas, los puñetazos en la mesa, los insultos y la guerra banderil.
Mientras tanto, aunque los mejores políticos quieran arreglar el asunto intocable y no puedan, esto seguirá siendo la guardería borderline de la Señorita Pepis haciendo el ridículo como democracia presidida por una monarquía recolocada por un dictador genocida y sus palmeros. Ese es el verdadero trasfondo empercudido que no nos posibilitará el cambio de la realeza por el de una realidad imprescindible si el pueblo se resigna ovejunamente y deja manos libres a la dehesa nacional, como ha venido sucediendo desde hace cuarenta y dos años.
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