Tenemos que hablar
(se siente, pero hoy el video de Iñaki no se deja transportar. Habrá que echarle imaginación sonora y visual al texto escrito. Ains!)
La sesión constitutiva de las Cortes fue muy ilustrativa porque eso es lo que hay, porque así es España. Puede que no nos guste cómo salimos en la foto, pero ese concierto desafinado refleja nuestra verdad política actual
y es magnífico que la sede de la soberanía popular la recoja. Más
grupos parlamentarios que nunca, líderes de todos los colores, siete
fórmulas distintas para acatar la Constitución, más de siete formas
diferentes de sentirse miembro de la tribu aunque sea en la disidencia,
presos preventivos electos, partidos clásicos y nuevos, republicanos y
monárquicos, centrípetos y centrífugos. Un desorden, sí, pero reunidos
todos bajo la ley democrática.
Ayer me vino a la memoria aquel 13 de julio de 1977 cuando se
reunieron por primera vez en el hemiciclo los enemigos irreconciliables,
entonces sí que lo eran, para iniciar la reconciliación. Entonces había
ilusión y hoy no, pero lo urgente no es la ilusión, lo urgente es la
voluntad. “Tenemos que hablar”, dicen que se dijeron Sánchez y Junqueras.
No solo ellos, sino todos y para muchos temas importantes. Las imágenes
de ayer en el Congreso con todas sus heterogeneidades lo dejaban claro:
esta legislatura o es la de los obstruccionismos o es la de los
diálogos. Ojalá sus señorías tengan en cuenta la reflexión de la nueva
presidenta Meritxell Batet: “cada uno de nosotros es del pueblo pero
ninguno es el pueblo”.
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