jueves, 16 de mayo de 2019

Es una pena que miradas y voluntades vuelen tan bajo y no sean capaces de comprender lo que tienen en sus manos para bien o para mal.Los aciertos necesitan además de prudencia y ética, una buena dosis de valor y de imaginación creadora. Ojalá ERC tenga la inteligencia de revisar su postura. Hay que salir del rajoyismo engañoso; cuando es peor para mí, en menos de lo que te imaginas también será peor para ti y viceversa. Ojalá lo entiendan y cambien de actitud y criterios. Claro, que el Tribunal y la JEC, lo están poniendo cada vez peor, haciendo de las normas y su manejo un verdadero disparate cada vez más marciano y menos justo



Política de tierra quemada





Esquerra, Junts per Catalunya y las CUP vetan a Iceta como senador. Se excusan en razones de procedimiento pero pretenden exhibir su fuerza y marcar territorio antes Sánchez. Es una bofetada al presidente en funciones y a su estrategia de distensión, que demuestra la irreductibilidad de las posturas independentistas, también de Esquerra.


Junqueras parecía haberse instalado en el realismo, pero vemos que es realismo mágico pues pretende liderar a la vez la épica y el pragmatismo: soplar y sorber al mismo tiempo. No había persona más indicada que Miquel Iceta para ir tejiendo a través del diálogo, desde la Presidencia del Senado, las aproximaciones y acuerdos que este endiablado asunto requiere, que por otra parte es lo único que hoy por hoy cabe hacer. Pero parece que al independentismo le interesa más la política de tierra quemada, a la que se pueden sumar con su abstención PP y Ciudadanos, muy complacidos de ver naufragar el plan de Pedro Sánchez. Ya ven, el independentismo y las derechas unidas en un objetivo común, que se ciegue cualquier esperanza de distensión. Esa convergencia de intereses en el cuanto peor mejor no resulta muy patriótica.
En resumen: las cosas siguen donde estaban y así van a mantenerse por lo menos hasta la sentencia del procés, allá por septiembre u octubre, y las posteriores elecciones autonómicas catalanas, que veremos si encarrilan la situación o la descarrilan aún más. A día de hoy y a la vista de la inutilidad de cuando se intenta, más que ante un problema político parece que estamos ante una obsesión, una idea fija o una enfermedad rara.

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