La mala es Europa
El discurso de la
derecha extrema funciona porque es simple: hay que cerrar Europa para
cerrar las puertas a todas esas amenazas que no existían cuando solo
éramos italianos, holandeses, británicos o españoles
La única solución consiste en volver a un pasado de felices estados-nación donde Europa solo era un continente físico, no una idea peligrosa
La única solución consiste en volver a un pasado de felices estados-nación donde Europa solo era un continente físico, no una idea peligrosa
La derecha extrema lo
tiene claro, los demás no. Esa es su ventaja. Reunidos en la rica y
próspera Milán para aclamar a Matteo Salvini, el Duce 2.0. Su enemigo es
Europa. La derecha extrema no gobierna, siempre está en marcha contra
alguien o contra algo. Por eso ni rinden cuentas, ni se le pueden exigir
y si se las exiges, entonces, el enemigo eres tú; aunque seas el
mismísimo Papa. Matteo Salvini encarna el ejemplo perfecto. El Duce 2.0
no gobierna, corre de un lado a otro excitado señalando culpables. Para
gobernar ya están los tontos útiles del Cinco Estrellas, culpables de
haberse rendido a la malvada Europa aceptando un presupuesto que el
vicepresidente quería escupirles en la cara pero estaba demasiado
excitado corriendo a esconderse.
Ni los migrantes, ni
los rojos izquierdistas, ni los musulmanes, ni las feminazis; el
verdadero enemigo a batir es esta Europa que les ha abierto las puertas y
les ha dejado entrar a todos. El discurso de la derecha extrema
funciona porque es simple: hay que cerrar Europa para cerrar las puertas
a todas esas amenazas que no existían cuando solo éramos italianos,
holandeses, británicos o españoles. Ser europeos es la raíz de todos
nuestros males y los males se arrancan de raíz.
En su relato, la culpa va del boyante y emprendedor Norte
al dependiente y vago Sur, de ese perezoso e irresponsable Sur al
primitivo y amenazante norte de África y vuelve irremisiblemente hacia
el floreciente Norte a lomos de una invasión de extranjeros desconocidos
y peligrosos que vienen a robarnos nuestra libertad y nuestro
bienestar. La única solución consiste en volver a un pasado de felices
estados-nación donde Europa solo era un continente físico, no una idea
peligrosa.
No importa que ese pasado jamás haya
existido. El "fake past" es un arma aún más potente que las fake news.
Pregúntenselo a esos miles de votantes de Vox que añoran un franquismo
que ni conocieron ni vivieron porque ni habían nacido.
Frente
a ese relato claro, directo y contundente, la derecha de orden y la
izquierda de gobierno apenas saben ofrecer un discurso donde la culpa se
mueve en círculos. En el relato de la derecha extrema, la culpa va de
norte a sur. En el relato de los partidos europeístas, la culpa va y
viene de Europa. Cuando se enfrentan a un problema que no saben resolver
reclaman una solución europea. Cuando la solución se propone desde
Europa reclaman su soberanía para tomas sus propias decisiones.
Parece
un discurso alternativo al del Duce 2.0 pero no lo es. En el fondo le
da la razón: hay una amenaza que viene de fuera y Europa no sabe cómo
combatirla; la mala siempre acaba siendo Europa.
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