Ojo, no quieren que votes en las europeas
Nos jugamos mucho: ser lo que queramos, plurales, pero europeos
Está en juego o una Europa para todos, de progreso, o la Europa de ahora, conservadora, con tendencia a empeorar o a desaparecer en brazos de la ultraderecha
Está en juego o una Europa para todos, de progreso, o la Europa de ahora, conservadora, con tendencia a empeorar o a desaparecer en brazos de la ultraderecha
Hay poco pulso, y eso que acabamos de celebrar el Día de Europa.
Cualquiera diría que las elecciones europeas no tienen valor, que da
igual no votar. Eso es precisamente lo que quieren, que no votemos en
las elecciones europeas, que no les demos importancia.
No deberíamos dejarnos engañar. El peligro no ha pasado; sigue. Y no viene solo por la extrema derecha, más fuerte en Europa que en España. Los conservadores, independientemente de sus camufladas siglas, han gobernado la UE,
es decir, nuestros destinos, en los últimos lustros. De allí nos viene
la nefasta austeridad, de allí los corsés insolidarios y antisociales a
presupuestos y políticas en favor de los más desfavorecidos y de la
igualdad.
Recuerdo cuando en Andalucía se pusieron en vigor algunas
medidas, tímidas pero decentes, para defender los intereses de las
víctimas de la depredación inmobiliaria. El ministro De Guindos advirtió
que había recibido una carta de la UE diciendo que aquellas medidas
eran imposibles, claro.
Resultó que no era del todo
verdad pero, tanto si verdad entera o mentira a medias, estaba claro que
la posición española era deudora del dominio de la derecha insolidaria
en la UE. Ha habido mucho sufrimiento en la Europa de los más
desfavorecidos debido al "diktat" europeo, ha habido mucha servidumbre
al poder alemán, se han anulado voluntades populares democráticas en
una versión de democracia "ilustrada" impropia de Europa. El descenso
del fervor por el europeismo, la desafección por el proyecto europeo, es
consecuencia de todo esto.
También es cierto que las
instituciones funcionan. Depende de quien las ocupe, es la clave:
Consejo y Comisión, Parlamento, que es lo que nos jugamos ahora. Cierto
que el Tribunal de Justicia europeo ha ido avanzando, rellenando las
deficiencias de las decisiones políticas y los desmanes por los
incumplimientos de los Estados miembros. Caso del Reino de España. Por
ejemplo, en materia hipotecaria o bancaria. Última esperanza frente a un
Tribunal Supremo muy desaliñado.
Falta de discurso frente a la extrema derecha
No
da igual que ganen los unos o los otros. No es lo mismo formar las
mayorías necesarias para una Europa social y avanzar en derechos hacia
la unidad política y federal de la UE, que seguir como estamos.
Las
derechas no quieren que se vote mucho; lo suficiente para seguir
mandando y poder colocar a sus meritorios o jubilados de oro, incluida
toda la chatarra obtenida en el tráfico de intereses y el transfuguismo.
Es una falta de respeto a los electores.
Durante
estos años, dominantes las derechas, menguante y ausente la
socialdemocracia, Europa no ha progresado, ha sido antisocial y ha
propiciado, por su debilidad (caso de las políticas de inmigración) el
surgimiento de movimientos de una extrema derecha antieuropeista por
doquier. En ese mismo proceso, incluyo el Brexit surgido,
fundamentalmente, por la actitud timorata e irresponsable de los
conservadores británicos y la ausencia táctica de los laboristas. La
falta de discurso frente la extrema derecha y la derecha camuflada,
antieuropea, la paga Europa.
Las encuestas lo ven
difícil pero puede haber un vuelco. La simple posibilidad ha propiciado
una operación camuflaje entre los populares europeos -al igual que en
España Pablo Casado- pero... Sólo a manera
de ejemplo: son los populares europeos los que se han mostrado tímidos
con el ultraderechista primer ministro húngaro Viktor Orban, temerosos de no poder contar con sus escaños, a lo Vox, para seguir gobernando Europa.
Con su variante española: no, no ha habido tampoco en el PP una política de centro en la UE. No hace mucho, ningún eurodiputado popular votó a favor de la apertura de un expediente contra Hungría, ex artículo 7 del Tratado, por violación de los valores fundamentales de la Unión.
Será
otra Europa, social, si queremos, si votamos. Está en juego o una
Europa para todos, de progreso, o la Europa de ahora, conservadora, con
tendencia a empeorar o a desaparecer en brazos de la ultraderecha.
Presupuestos
progresistas suficientemente dotados, impulso a las políticas sociales,
un salario mínimo digno, subsidio de desempleo europeo al alcance de
todos, políticas fiscales potentes que superen las debilidades, o las
complicidades, de los estados miembros para imponerse a las grandes
multinacionales. Combate frente al fraude, la evasión y los paraísos
fiscales.
La ausencia de una política exterior y una
defensa común, incluido un ejército europeo propio, ha situado a muchos
de los estados miembros en situaciones complicadas e insostenible.
Siria, Libia, Egipto, Túnez, Palestina, Turquía, son solo algunos
ejemplos, por citar a los mediterráneos. La reciente deriva con
Venezuela es hija, también, de la ausencia de una Europa unida como,
también, la defensa débil de las empresas europeas en Cuba, amenazadas
por la enésima chulería de Donald Trump.
Una Europa unida, progresista, anclada en los valores de Schuman, Monet, Spinelli,
entre otros, no hubiera sucumbido a intereses ajenos y aprobado una
posición común contra Cuba, hoy felizmente derogada, impulsada, en su
momento, por José María Aznar, siempre al
servicio de sus gusaneras. A esa Europa no se hubiera atrevido a exigir
el antes presidente una intervención en Venezuela .
Nos
jugamos mucho: ser lo que queramos, plurales, pero europeos. Una Europa
social, progresista, solidaria, pacífica, democrática, está al alcance
de tu voto. No te dejes engañar.
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