sábado, 11 de mayo de 2019

Hay que vivir (Remasterizado) Joan Baptista Humet






He colgado a continuación, una entrevista en profundidad, de muy recomendable lectura, en la que Miguel Urbán nos comenta su visión del actual clima político antes de las elecciones al Parlamento Europeo. Coexistimos en una Europa enmascarada y presionada, en la que desconfluyen por un lado la convicción demócrata y social y por otro el miedo a perder lo logrado y a perder raíces nacionalistas en pro de una quitada universal de fronteras, que se diluyen  en los negocios mientras se justifican, refuerzan y acorazan en lo que atañe a DDHH y empatía social como valores fundamentales para convivir inevitablemente e in crescendo, con otras culturas, etnias y diversidades, sobre todo económicas, basadas en unos cánones superados en todos los aspectos, y que, pese a ello, el capitalismo necesita para seguir en activo con su sociopatía egocéntrica, desequilibrante y tantas veces tan genocida como suicida.

¿Se puede y se debe salir de Europa? Se puede, claro, como el Brexit, pero no es un acierto vivir empotrados contra el muro de la autoexclusión en un mundo en el cual ya no pueden sostenerse rincones intactos, aunque solo sea por el problema medioambiental; por muy separadas que pretendamos estar, nos une la misma respiración de un aire podrido, el mismo contacto con mares descompuestos en aguas putrefactas y letales para las especies vivas, en vías de plastificación forzosa, la comida y la bebida en un medio tóxico y cada vez más empobrecido por el propio sistema depredador que enriquece a cuatro gatos a costa de la esclavitud exterminadora del resto.

Europa necesita más que nunca la presencia activa en la UE de un anticapitalismo lúcido, el ¡basta ya! de todas las Gretas Thumberg que llevamos dentro, de políticas y políticos elegidas por la ciudadanía que sepan votar 'no' al atropello y 'sí' a la regeneración planetaria mediante propuestas sensatas y saneadoras y a la transición económica sostenible, humanizadora, capaz de emplear la inteligencia para el bien de la humanidad más que para el enjuague personal y grupal  mediante la manipulación y el gato por liebre.

¿Hay actualmente posibilidades de un "fuera y un dentro" realizables, viviendo en el mismo espacio geopolítico europeo? No lo creo posible. Ni creo que si fuese   posible, fuera  además sano ni  inteligente. Solos no se puede cambiar nada. Pero juntos sí. En eso consiste el bien común y su atmósfera pedagógica imprescindible para el sostenimiento básico de la vida: la democracia que lleva consigo la igualdad, la justicia y la fraternidad que se alimentan de la libertad con derechos y deberes como sustancia vital organizativa y cooperadora. Con la energía de la conciencia personal y colectiva, una energía "led" para ver por donde ir y un "pegamento" contagiosamente empático que unifica en el fin y en los objetivos, la diversidad de los caminos y de los medios. Si tocan a una nos tocan a todas, dice el feminismo que ya es humanismo indiscutible. Pues de eso va el órdago: de la bifurcación entre entropía letal y eutropía revitalizadora por construir e implementar, todas a una.
Sustituir en el inconsciente colectivo la sustancia negativa de una "n", por la  fuerza creativa y sana de una "u". Solo se trata de arrancar cambiando  dos signos lingüísticos capicuas entre sí, para resignarse, destruir y petar "n" o para despertarnos y regenerar el mundo, reinventándonos, comme il faut, "u". Sólo hay que dar la vuelta al mismo signo para quitarnos la venda...
Cambiar como los cromos: entropía: en griego, dirección o plano confuso y agotado por eutropía: buen camino o dirección, buena orientación . No confundir con utopía: no, ou,- lugar, topós. En griego, ¡claro!


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