miércoles, 1 de mayo de 2019

Primero de Mayo a estrenar





Lo hemos vivido hoy apasionadamente en las calles de Valencia y en las de todo el estado. Ha sido una implosión de almas y corazones, de pensamiento y conciencia. La calle rebosaba fuerza y bondad, alegría y empuje. Esperanza con fundamento. Al finalizar la mani se han abierto las compuertas del futuro en medio de este presente en forma de abrazo regenerador. Las jóvenas y jóvenos de la Intersindical se han lanzado a la campaña del abrazo sin fronteras, han reivindicado a gritos y a ritmo de marcha su intención sin recortes de instituir y proclamar como gobernante al amor, a la fraternidad, y a sus criaturas: la igualdad, los DDHH, la fraternidad y la libertad, acompañadas del trabajo digno, de la atención humanitaria y cooperativa, del apoyo mutuo capaz de mover montañas. Hemos llorado, reído y danzado juntas en medio de La Glorieta. Delante de los antiguos juzgados. En el centro del corro, una madre con su niño de menos de un año, abrazado y dando palmas, riendo y cantando con la plaza entera y el padre que se suma al grupo más contento que unas pascuas; primero, abrazados y después en plan sardana, en círculo, levantando los brazos y las manos cogidas, hacia el cielo con los pies bien centrados en la tierra...Después del abrazo infinito, nos hemos quedado allí, contándonos caminos y posadas, unas cuantas abuelas hasta ese momento, desconocidas entre nosotras. Angels de Picassent, Fina de La Creu Coberta, Lluiseta del Cabanyal, Rosa de Picanya, Gloria de La Punta, María del Ensanche, Pili de Ruzafa  y yo de Patraix. Ninguna cumplía ya los sesenta y alguna anda rondando los 82, con una vitalidad que ya la quisieran algunos políticos que podrían ser sus nietos. 

No sé por qué me venían a la mente las palabras y las notas de Los de Palacagüina y Carlos Mejía Godoy...de aquella Nicaragua en plena eclosión democrática y social, rebelde y sanísima, que nacía en la islita de Solentiname, allá por los setenta y los ochenta del pasado siglo y que enamoró por completo el alma de Cortázar y la de medio mundo

 "La comunión no es un rito intrascendente y banal,
 es compromiso y vivencia, 
toma de conciencia de la humanidad,
 es comulgar con la lucha de la colectividad, 
es decir yo soy humano, 
y conmigo, hermano, tú puedes contar..." 

Estoy segura de que Jesús de Nazaret era esto lo que quiso enseñar y no una religión ni una idelogía manipuladas para hacer prosélitos y montar castas elitistas, que nunca han entendido qué significa el hecho de que en el reino de la verdad no haya diferencias entre ser últimos y primeros. Y que la única aristocracia sea tener una conciencia limpia y sana, y por ello humilde e inteligente.

Hemos compartido la memoria histórica, en un puzle, al que íbamos añadiendo piezas del recuerdo, desde las infancias hundidas en las cunetas de los años cuarenta y cincuenta, el sabor agridulce del tiempo que pasó sin acabar de expresar su sentido ni su deseada condición de presente habitable y hospitalario. La orfandad de una patria postiza que te endosaba la Sección Femenina de la FAES... (y que ahora es la perla negra del aznarismo)
Y luego la alegría de reconocer en esa juventud despierta y luminosa, otros horizontes y la posibilidad de otra historia. 

No nos conocíamos, pero nos hemos reconocido en el abrazo. Hemos quedado en vernos y convocarnos. El sindicato de lo entrañable, tiene mucho que compartir, orientado a un nuevo continente: la conciencia social es espíritu, que como el Ave Fénix, aprovecha cualquier ocasión propicia para renacer de las cenizas...

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