Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la firma del acuerdo presupuestario / PODEMOS
Unidas Podemos (UP) reclama entrar en el Gobierno y PSOE se niega. Nada nuevo bajo el sol. La idea de un gobierno de coalición tuvo sentido mientras se creyó que el batacazo de UP no se produciría… pero se produjo y cualquier persona sentana supo el mismo día del escrutinio que ese bipartito PSOE-UP no se materializaría. ¿Por qué se enroca Pablo Iglesias en eso?
Si al menos la suma de fuerzas de PSOE y UP diera la mayoría al Gobierno, aunque fuera simple, uno podría pensar que el modo en que se ha cerrado en banda Pedro Sánchez es descabellado. Sin embargo, haber bajado de 71 a 42 escaños, frente a la subida del PSOE de 85 a 123, hacen que UP no se encuentre precisamente en una posición de fuerza para exigir nada.
Los argumentos de Iglesias no están exentos de respaldo histórico: los pasados ejecutivos de los socialistas han dado más de un bandazo a la derecha, satisfaciendo exigencias del empresariado, del austericidio europeo que nos puso el pie en el cuello, de la Iglesia católica y hasta de la monarquía. En ese sentido, la presencia de UP en el gobierno sugiere que esos bandazos derechones podrían mitigarse.
Sin embargo, UP ha de adaptarse a la nueva realidad, la que precisamente marca su fracaso, el que registró en Andalucía y el que ha vuelto a tener a nivel nacional. En ese escenario, la propuesta del PSOE de llegar a acuerdos programáticos es lo mejor que le puede suceder a España… y a UP. ¿Acaso no lo ha sido durante los diez meses en los que han colaborado? Se han reconquistado libertades y civiles que el PP nos había arrebatado. ¿Por qué no continuar en esa línea?
UP debería preocuparse más por sentarse y continuar trabajando en acuerdos programáticos, haciéndolos públicos después para que después el mérito sea compartido. Es hora de tener altura de miras: en un momento en el que la amenaza de la extrema-derecha continúa latente, al tiempo que el ‘trifachito’ se canibaliza y es víctima de sus propias guerras intestinas, la izquierda ha de dar una lección de gestión, de justicia social.
Si se consigue y ha habido acuerdo programático PSOE-UP, éste último también será recompensado, por su humildad al entender que su representación es tan insuficiente para entrar en gobierno como lo era la de Ciudadanos para presidir la Junta de Andalucía, y por haber sido imprescindible para que España salga de la desigualdad y la miseria en que nos ha sumido la derecha. Llegar a acuerdos programáticos -o no llegar, y que PSOE se retrate- y fiscalizar aún más de cerca la actuación del PSOE es posible sin forzar artificialmente gobiernos de coalición. Manos a la obra mientras la derecha sigue en coma.