Cómo la Homeopatía puede ayudar en los problemas de cicatrización. Y para muestra, un caso clínico
En este post quiero mostrar cómo la Homeopatía y sus medicamentos son capaces de actuar sobre lesiones concretas y procesos biológicos objetivos y quiero hacerlo a través de uno de los casos de mi consulta de este mismo año. Por cierto, en este otro post ya os mostraba un caso muy bonito en relación a un papiloma plantar.
Lo primero quiero agradecer a mi paciente su permiso para publicar su caso y el detalle que tuvo de ir sacando fotos al proceso de su herida. Porque he de reconocer que con esas cosas soy un poco desastre y me arrepiento muchas veces de no haber “inmortalizado” algunos casos de este tipo dignos de publicarse o, al menos, de compartir. Desde hoy intentaré hacer propósito de enmienda.
También quiero destacar lo que me dijo cuando le propuse la posibilidad de usar su caso para escribir este post: “Por supuesto. Si sirve para que más gente pueda beneficiarse de la Homeopatía, genial.” Ese es el espíritu, bravo por ti.
Como se suele decir, que me encanta, vamos al lío.
El caso que quiero contaros es el de una paciente joven, veinteañera que sufrió una herida en la pierna como consecuencia del impacto de la punta de una tabla de surf en el mar. En ese momento acude a urgencias y le dan siete puntos y le ponen, además, tiras de aproximación sobre la herida.
En diez días acude a su centro de salud a quitar los puntos como le habían indicado y en ese momento ya vieron que “aquello no tenía buena pinta”, tal y como me cuenta la propia paciente. Le quitan un punto y al ver el estado de la lesión prescriben un antibiótico y mandan volver en unos días para quitar el resto de los puntos.
Cuando acude a consulta y quitan los puntos la herida se abre y comienza a supurar abundantemente. Desde entonces comienza a ir durante mes y medio a curar la herida cada dos días al centro de salud.
Tras ese mes y medio de cuidados y viendo que la herida no evolucionaba nada bien la paciente decide consultarme, con la herida tal y como aparece en la primera fotografía, por si pudiéramos hacer algo para mejorar la evolución y conseguir que empezase a cerrar.
A partir de ese momento instauramos un tratamiento con tres medicamentos homeopáticos tomados tres veces al día, tres gránulos cada mañana, medio día y noche. Le comento también que me parece que no es ya necesario que siga con las curas en el centro de salud, tan solo mantener una higiene normal de la herida. Y, por resumir el proceso, al cabo de unas pocas semanas la herida tenía ya el aspecto que muestra en la tercera fotografía.
Muchos dirán, ya lo sé y me adelanto, que no se puede juzgar una terapéutica por un caso particular. Completamente de acuerdo. Pero la cosa es que no es un caso anecdótico, sino que es la experiencia general de los médicos que usamos la Homeopatía en nuestra práctica cotidiana: Los medicamentos homeopáticos son útiles y eficaces cuando están bien indicados.
Yo creo, y no soy el único, que hay quienes están intentando pervertir el espíritu de la medicina y creo, y tampoco soy el único, que, en cierta medida, lo están consiguiendo. Pero no pienso resignarme a ello porque está en juego algo demasiado importante.
Hoy en día la única objeción que los detractores de la Homeopatía ponen a su uso es que no hay evidencias científicas de su utilidad, que todas las personas que mejoran y se curan tras usarla lo hacen por el efecto placebo.
Cientos de miles de médicos en todo el mundo (si sumamos a los farmacéuticos y veterinarios somos millones) prescribimos medicamentos homeopáticos en nuestra práctica cotidiana y cientos de millones de pacientes se benefician de su uso.
La OMS insta a la sociedad y a las instituciones a que la incorporen en sus sistemas de salud.
El Plan Bolonia dentro de la UE anima igualmente a que se incorpore su enseñanza dentro de la formación universitaria de los profesionales sanitarios.
Existe una directiva dentro de la UE en la que se regula el uso de la Homeopatía y la fitoterapia como tratamientos preferentes en la ganadería y la agricultura ecológica.
La sanidad pública de países como Alemania, Francia, Suiza, entre otros, la incluyen dentro de las prestaciones de su sanidad pública.
Existen evidencias científicas más que suficientes para entender que esta realidad médica, social y asistencial merece que se siga investigando sobre ella y sobre su utilidad clínica y no descartarla porque unos pocos pero muy bien instalados, todo hay que decirlo, opinan que la “Homeopatía no puede funcionar porque es imposible y, además, no me da la gana”, que es el único argumento rescatable de todo lo que dicen si uno conoce de lo que habla en relación a la Homeopatía. Y para muestra de cómo funciona la Homeopatía aquí otro botón.
Y digo la Homeopatía como digo la Acupuntura (mejor Medicina Tradicional China), la Medicina Naturista o la Osteopatía, por nombrar solo algunas de las grandes terapéuticas que forman parte de ese intento humano y científico, pero fundamentalmente humano, de aliviar el sufrimiento de las personas que llamamos MEDICINA.
Para ellos la medicina se acaba en su ciencia pequeñita y sesgada, llena de prejuicios, de limitaciones, y de mentiras. También de dobles raseros porque, si aplicaran el nivel de certeza que exigen a estas disciplinas médicas a “su medicina” (“suya” porque yo no quiero esa medicina que quieren imponernos), se quedarían, literalmente, desnudos. Y antes he dicho “de mentiras” porque esto lo saben y lo ocultan. Y si no lo saben, pues peor me lo pones.
Por favor, es hora de despertar, de mirar la vida con una mirada transparente, abierta.
Es ya hora de entender que la ciencia no es la encargada de demostrar lo que funciona o no, sino de explicar cómo y por qué funciona lo que vemos que lo hace.
Que dicen que “nuestra ciencia” no entiende la Acupuntura, pues que se espabile y que la estudie más a fondo porque funciona.
Que todavía hay poca investigación en Homeopatía, pues ya están tardando en proporcionar medios y fondos para desarrollar hasta donde haga falta la investigación de una terapéutica avalada por la OMS y demandada por cientos de millones de pacientes en todo el mundo. Demandada solo por una razón, porque funciona.
Que en medicina solo vale lo que tiene evidencias científicas absolutas e inequívocas de sus mecanismos de acción y de su eficacia clínica, no se lo creen ni ellos. Pues si se lo aplican que empiecen a pensar en deshacerse del 90% de la práctica médica convencional.
Que la ciencia es incuestionable, que la ciencia es objetiva, que la ciencia lo puede explicar todo y que lo que no explique no es valioso ni útil. A mí esa ciencia me da mucho miedo.
De verdad, a mí ese mundo me da miedo.
En mi mundo, permitidme la expresión, la ciencia sirve al espíritu humano, no lo esclaviza ni lo amordaza.
En mi mundo, nuestro mundo, la vida no es ciencia. La ciencia es tan solo una pequeña parte de la vida y, además, como toda creación humana, muy imperfecta e inmadura. Y la medicina, como parte de la vida, tampoco es ciencia.
Ya veis que con la excusa de un pequeño, insignificante, caso clínico hemos acabado donde hemos acabado. Y es que enseguida me vengo arriba.
Por cierto, insignificante para algunos.
Para mi paciente, inmenso.
Y para mí lo es todo porque ella encontró el alivio que tanto buscaba.
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