domingo, 28 de abril de 2019

Hay muchos aspectos opacos que confluyen en el asunto de eclipsar el gravísimo problema medioambiental, que precisamente en España está recrudecido al máximo y en modo exponencial, no solo porque no hay políticas que lo mejoren, lo reparen y lo cuiden, sino, sobre todo, porque NO HAY CONCIENCIA del problema en sí. No interesa fomentarla como inversión. Tampoco en los medios de comunicación. Cuando la prensa quiere que algo sea noticia importantísima, no cabe la menor duda de que lo logra de todas todas; entonces los políticos son asediados, perseguidos por la calle, como también lo son los empresarios transgresores con pase directo a ese descalabro mediático que es la caída en el descrédito y el rechazo social. ¿Qué pasaría si los media en las ruedas de prensa insistieran adecuadamente, en sus preguntas sobre la atención a la problemática del clima y sus consecuencias? Los políticos se habrían tenido que interesar por narices y, obviamente, por su propio interés, en ese doloroso y gravísimo asunto, de todas y todos. Tan grave como matar mujeres es matar a la madre Tierra, que hace posibles a las mujeres y a los hombres. Pero esa reflexión no parece inquietar a casi nadie, solo lo inmediato cuenta, especialmente si es catastrófico e irreparable, que eso es el negociazo puerta a puerta. La superficie. Lo triste es que el problema sigue sin interesar lo suficiente. Importa mucho más la noticia impactante del ruido que hacen los más jóvenes, ésa es en realidad la noticia más "interesante", no porque tenga más sustancia y verdad, sino porque hace más ruido que un ciclón terminator en Mozambique, unas inundaciones letales en Bangladesh o un incendio arrasador en la Amazonia, asuntos peccata minuta fashion, mientras no sucedan en este wonderland del pastón y la conquista terminator del imperio amazon fashion...La información debe ser la puerta hacia, y la llave previa para la formación. Pero en realidad se queda en nada por lo disperso, volátil y epidérmico. Y tantas veces, obediente a intereses espurios, como en el caso de la prensa dedicada al servicio de las farmacéuticas, que suele ser la misma que está al servicio de las industrias contaminantes y ninguneadoras del desasatre medioambiental. Los políticos son el espejo de los pueblos que los hacen posibles, e incluso, les aplauden, admiran y sostienen como líderes ,y hasta se acoplan mutuamente para que todo siga igual en lo básico (esa 'estabilidad' que tanto mola y tan poco a aporta en materia de cambios fundamentales), aunque cambien detalles tantas veces más folcklóricos que esenciales, para simular reformas, que nunca pasan de la mera apariencia protocolaria, cambio de siglas, de caras y de nombres. Y eso es todo el tratamiento ecológico al que hasta ahora hemos tenido acceso...A la vista está. Ains! Ahora cada vez más, serán los pueblos, las ciudades, las comarcas, la España y la Europa sectoriales las que harán posible la obligatoria transformación. Quizás entonces, al ser noticia beligerante, la prensa se implique, siempre y cuando los Ibex multinacionales no dispongan otros planes, claro...y , en esas, el problema del clima y la hecatombe planetaria ya más que evidente, pase a ser solo una chifladura de Wikileaks y Assange, una pseudociencia como la homeopatía y eso, claro...No puedo menos que recordar aquella película de imborrable memoria, "El jardinero fiel"


La última campaña electoral sin medio ambiente

Gane quien gane estas elecciones, lo hará a pesar de no haber hablado de medio ambiente. Sea el que sea, el gobierno que surja hoy de las urnas no va a continuar ejerciendo la inacción política respecto al cambio climático
Me gustaría saber qué tipo de asesores de campaña han aconsejado a los líderes políticos a los que hoy estamos votando. Dónde aparcaron el ovni. De qué mundo vienen quienes les aconsejaron que de medio ambiente, nada








"Queremos la vida", claman miles de jóvenes movilizados por el planeta EFE
Cuando uno cree que los niveles de decepción y desengaño hacia la política no pueden ir a más, llega una campaña electoral como la que acabamos de sufrir y compruebas que no, que como dicen en el Rey Lear: "aún no está ocurriendo lo peor cuando pensamos que esto es lo peor".
Ha sido bochornoso comprobar cómo, mientras el interés por el medio ambiente empieza a calar hondo en la conciencia ciudadana y la sociedad se moviliza a favor del planeta y contra el cambio climático, los políticos continúan sin prestarle atención al tema en los debates electorales. Acaso algún leve intento, siquiera una cita, pero nada de compromisos firmes: miseria y compañía.



Me gustaría saber qué tipo de asesores de campaña han aconsejado a los líderes políticos a los que hoy estamos votando. Dónde aparcaron el ovni. De qué mundo vienen quienes les aconsejaron que de medio ambiente nada. Quienes no incluyeron el tema en sus discursos y les sugirieron que lo evitaran en los mitines porque, total, eso del cambio climático no le interesa a nadie.
¿Es que no ven, no escuchan, no sienten a la gente? ¿Es que no se dan cuenta de que aquella lejana ola de conciencia ambiental a la que no prestaron mayor atención se ha convertido en un auténtico tsunami de movilización social a favor del planeta, de la vida, del futuro?     
Cambio climático, contaminación por plástico, calidad del aire, acceso seguro al agua potable, energías renovables y autoconsumo energético, conservación de la biodiversidad, modelos alternativos de transporte, gestión de residuos, consumo responsable, protección de los mares, economía circular… ¿es que no acaso han dejado de escuchar al mundo?
Quienes consideramos que estos temas y el resto de los que forman parte de la agenda medioambiental deben ser atendidos de manera urgente, quienes creemos que no puede haber acción de gobierno sin acción por el clima, hemos quedado (de nuevo) desamparados en esta campaña electoral. Pero nos consuela saber que va a ser la última vez que ocurra.
Por eso, a pesar del desencanto, quienes defendemos que no hay mayor urgencia social que la de unir esfuerzos para cuidar y mejorar el medio ambiente, estamos yendo hoy a votar. Desde la decepción y la desconfianza, quienes no tenemos a quién votar lo estamos haciendo.
Gane quien gane estas elecciones, lo hará a pesar de no haber hablado de medio ambiente. Sea el que sea, el gobierno que surja hoy de las urnas no va a continuar ejerciendo la inacción política respecto al cambio climático. Y no va a ser así porque los ciudadanos no se lo vamos a tolerar.
En este rincón del diario venimos defendiendo desde hace años que el medio ambiente es demasiado importante como para dejarlo en manos de los políticos. Y el paso del tiempo nos está dando la razón. La gente ha decidido tomar las riendas de la defensa del medio ambiente en sus casas, en el trabajo, en las calles. A pesar de tanto y de tantos.
Las movilizaciones que se están produciendo en todo el mundo no pueden ser catalogadas de revolución, todavía. Pero la próxima revolución va a ser la ecológica.
Los millones de jóvenes que se han echado a la calle para asumir el liderazgo de la sociedad al margen de los políticos lo tienen claro: no van a permitir que nadie que aspire a gobernarles lo haga sin declarar antes su lealtad al planeta y su firme compromiso con el cuidado y la mejora del medio ambiente.
Los que hoy elegimos serán los últimos líderes políticos que se permitan el lujo de concurrir a unas elecciones sin presentarnos unas propuestas de acción claras y concretas para eludir los peores escenarios hacia los que nos arrastra el cambio climático. Por eso confío en que ésta haya sido la última campaña sin medio ambiente.

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