Elecciones 2019 Santisteve: "Las confluencias hemos demostrado que la gente honrada sabe gobernar"
El alcalde de Zaragoza reivindica la gestión de las
ciudades del cambio y llama a los partidos situados a la izquierda del
PSOE a abrir un debate sobre cómo “abrazar y abarcar” la pluralidad de
la ciudadanía.
El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, se presenta a la reelección como cabeza de lista de ZeC (Zaragoza en Común) tras un tormentoso prolegómeno que ha acabado con la ruptura entre esta formación y Podemos.
En esta entrevista con Público analiza la primera
legislatura de los ayuntamientos del cambio. “Salimos con ilusiones
renovadas para renovar las alcaldías”, dice, mientras propone a los
partidos situados a la izquierda del PSOE abrir un debate para “abrazar y
abarcar esa pluralidad” de la ciudadanía.
¿Qué está pasando con las confluencias en todo el país?
Las confluencias intentamos recoger las esencias de
lo que fue el 15-M, un pueblo constituyente marcando a futuro hacía
donde tenía que ir la vida política en este el país. El listón fue muy
alto, y es en las confluencias donde se dirime día a día ese conflicto,
las tendencias que ha tenido la izquierda, el sectarismo o la
profesionalización de la política, las tendencias individualistas a
buscarse cada uno el acomodo en el sillón. Eso hoy se está traduciendo
en la vida electoral. Las confluencias son fruto de esas tensiones, del
intento de buscar la unidad de la izquierda. Hoy siguen ofreciendo el
mayor marco de unidad social y política, por eso están las fuerzas y las
personas que están.
Parece claro que han aparecido síntomas de colapso en ese modelo en la preparación de las elecciones de este año, ¿no?
Yo puedo hablar por lo mío. En Zaragoza en Común
(ZeC) se ensaya un modelo organizativo que intenta cambiar la tendencia
de las organizaciones a copar las organizaciones. El objetivo es
trabajar en los barrios, en la base, y a partir de ahí ir creciendo. Y
eso se enfrenta con la tendencia de las organizaciones por copar los
espacios de decisión de esas confluencias. Podemos e IU deberían haber
lanzado ese debate en sus organizaciones. La ciudadanía cada vez es más
potente en términos de diversidad y en su expresión, y la izquierda debe
buscar como abrazar y abarcar esa pluralidad.
Tras la aparición en 2015 de esos nuevos agentes, en los que las organizaciones dan un paso atrás y obtienen un premio con los gobiernos de varias grandes y medianas ciudades ), ahora se vuelva a marcar distancias con una sopa de siglas a la izquierda del PSOE.
A veces no se pueden afrontar todos los retos.
El gobierno ha supuesto un desgaste, con el reto de aportar sabia nueva
a una Administración que funciona como un gran barco a la deriva.
¿Cuáles son las expectativas de los alcaldes del cambio para el 26-M?
Salimos con ilusiones renovadas para renovar las
alcaldías. Vamos a hacer una campaña con mucho contenido, con una
rendición de cuentas y una apertura hacia las necesidades de los
barrios.
¿A qué matices programáticos van a tener que acudir tanto las confluencias como los partidos situados a la izquierda del PSOE para marcar unas diferencias que a simple vista no se perciben?
Los matices son la impronta que hemos dejado en
nuestra acción de gobierno. Hemos estado siempre abiertos a la
ciudadanía y al tejido social y asociativo, y hemos abierto canales de
participación para buscar entre todos soluciones a los problemas a los
que nos íbamos enfrentando. No hemos jugado a tener la verdad absoluta
ni a tener una varita mágica. Se trataba de abrir canales de
participación. Eso nos da una marca diferencial que hemos aplicado en
todos los ámbitos. Eso es, además de una seña de identidad nuestra, un
perfil que ha venido para quedarse.
¿Se han planteado que esa fragmentación pueda pasarle factura en las urnas a la izquierda por la desorientación de los votantes?
La gente es inteligente, vota a la gente que cree
que es honesta, honrada y leal y que va a saber defender mejor los
intereses comunes y colectivos en el ámbito de la ciudad, de la
comunidad o del Estado. Yo creo que volverá esa visión republicana de
los ciudadanos que eligen a los representantes y los representantes que
son mandatarios del pueblo y se deben a él, con rendición de cuentas y
mandato revocatorio. La cuestión de los partidos de alguna forma
enturbia esa limpia visión republicana del ciudadano y los
representantes. Ese es un debate que sigue ahí, pendiente. Surge una
nueva forma de hacer política que exige que se revise la visión de los
partidos. Podemos introduce una visión más líquida, de participación más
abierta, pero hemos visto como también se generaban problemas.
En Europa surgen nuevas plataformas, a menudo con fuertes liderazgos, que se están imponiendo a los partidos tradicionales.
Es una buena señal que la política descienda al
nivel de lo real, de cubrir las necesidades básicas como la
alimentación, la energía o la movilidad. Esos grandes retos solo se
pueden afrontar desde las ciudades. Cuando hablamos del movimiento
municipalista estamos hablando de algo que está cambiando la forma de
hacer política en todo el mundo.
¿Se han planteado los alcaldes del cambio dar el salto a otros ámbitos de la política?
Yo creo que no. Estamos apasionados con nuestro
trabajo, aunque somos conscientes de cómo nos condiciona la falta de
autonomía política en lo local. El mapa político de este país no se ha
cerrado, con unos ayuntamientos sin un marco competencial y financiero
cerrado, a expensas de lo que digan el Estado central o las autonomías.
Eso hay que solucionarlo, con una financiación vía IRPF en lugar de con
impuestos denostados por la ciudadanía como el IBI. En Zaragoza ponemos
cada año 110 millones para competencias que son de la comunidad, y esta
responde solo con 20 en el mejor de los casos.
¿Por qué es tan difícil ordenar las competencias y la financiación?
Por los sistemas de reparto de poder, de un poder
que ha tenido poca visión de Estado y poca visión estratégica de país, y
con un mirarse muy hacia adentro desde el punto de vista del
clientelismo y el perpetuarse en las instituciones. Los sobrecostes en
la contratación son una barbaridad, y eso es imputable a un sistema como
el bipartidismo, que se tiene que resetear. Pero para eso hay que abrir
la Constitución a debate y reformar la Administración. No vale con
buena voluntad, hace falta compromiso.
¿Qué valoración hace de lo que ha sido esta legislatura en los ayuntamientos del cambio y en Zaragoza en particular?
Ha sido muy interesante. Hemos vivido situaciones
muy semejantes y, aunque no haya habido una coordinación estrecha, hemos
dado unas respuestas similares. Casi todos hemos afrontado la lucha
contra el cambio climático o la necesidad de sustituir las energías
fósiles por las renovables. Eso es luchar por la salud de los
ciudadanos, como también lo es redistribuir la riqueza con medidas como
las ayudas de emergencia o el acceso a la vivienda. Hemos evitado 30.000
cortes de luz a familias.
Les han llovido las críticas y les han amenazado con los tribunales unas cuantas veces.
Solo nuestra presencia, y además gobernando, era una
auténtica provocación para el bipartidismo. Era una situación tan nueva
para ellos que no la han podido asimilar y han jugado al acoso y
derribo. Pensaban que no íbamos a aguantar, y no solo hemos aguantado
sino que hemos demostrado nuestra capacidad para controlar las cuentas y sanearlas. Los
ayuntamientos le salvamos las cuentas a Rajoy cuando ni el Estado ni
las comunidades autónomas lograron cumplir los objetivos de déficit. Nos
hemos cargado ese mantra de que la derecha gestiona mejor y hemos
demostrado que la gente honrada sabe gobernar una institución, hacer una
buena gestión económica y preocuparse más de las necesidades de las
personas.
¿Qué pasó con “los cinco delitos de Santisteve” que la Fiscalía no ve?
Aquí nadie pide disculpas.
Difama, que algo queda. Han ido al desgaste y al acoso y derribo, con
muy malas formas. Eso es producto de la falta de ejemplaridad de la
clase política y de su falta de adaptación a los nuevos tiempos.
Ha demandado al presidente del PP, Pablo Casado, por llamarle “amigo del Grapo"
Estamos pendientes de que nos citen para formalizar la querella por injurias,
que requiere un acto de conciliación previo que no ha sido convocado.
No se puede consentir que en la lucha política quepa todo. Esos
comportamientos hay que cortarlos de raíz y acabar con esas formas
broncas, difamatorias y que no conducen a nada. Solo conducen a denostar
la vida política. Es muy triste que tengamos una derecha tan poco
civilizada.
¿Con qué se queda de esta legislatura?
Todo lo que se ha hecho en el ámbito de la movilidad
y de la sostenibilidad: los carriles bici, la renovación de la flota de
autobuses, el trabajo con el sector del taxi o el aumento de usuarios
del autobús. También la lucha contra la desigualdad y el trabajo en el
mercado de la vivienda, con medidas en el alquiler, la emergencia
habitacional y el aumento de la vivienda social.
¿Y qué les ha quedado pendiente?
Un esfuerzo por modernizar la Administración y
aprovechar los recursos, por adelgazar algunos órganos y ganar
flexibilidad. Eso requiere grandes consensos y esfuerzos.
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