Hablar por hablar
De manera que lo de formar gobierno, por el momento, al cajón. Pero como especular es gratis, en especulaciones andamos. Dice la financiera JP Morgan que el Ibex presiona para que el PSOE pacte con Ciudadanos. La idea gusta a muchos y podría ser una fórmula razonable y estabilizadora si ambos partidos fueran los de febrero del 16 cuando firmaron el acuerdo de las 200 medidas, pero hoy es imposible. Rivera, que para acaudillar a las derechas se ha lanzado al hooliganismo, persiste en su veto y lo justifica con argumentos ridículos. Los socialistas están irritadísimos con él y con sus groserías. Ni siquiera llamó a Sánchez para felicitarle. El líder naranja, en apuesta a todo o nada típica de su habitual impaciencia, ha enfilado ciegamente en dirección a La Moncloa y ya solo se ve a sí mismo.
Un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, apoyado por los anexos nacionalistas necesarios, sería la salida preferida por muchos militantes pero presenta también importantes contradicciones, la primera de las cuales es que vitaminaría de manera fulminante a las derechas. Sería oxígeno puro para el PP, que ha quedado sonado.
De forma que no me extraña que Sánchez esté pensando en gobernar en solitario con acuerdos pero sin coaligarse con nadie, como dijo ayer Carmen Calvo, y moverse en geometría variable. Sería vivir en el alambre, sí, pero quién se ha apañado una temporada con 85 diputados debe sentirse en la opulencia con 123. Pero ya digo que es hablar por hablar. Ahora no hay que tomarse al pie de la letra ninguna afirmación. Estamos en campaña, de nuevo.
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