martes, 30 de abril de 2019

Siempre que lo dicho, escuchado y dialogado, tenga un buen fin, ayude a reflexionar y siembre conciencia, sigamos hablando por hablar, querido Iñaki, hermano y vecino de ventanas al mundo, al tiempo y al espacio

Hablar por hablar


Si es pasar el tiempo, vale, pero hacer cábalas en serio sobre la formación del gobierno carece de sentido. A 26 días de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, los partidos no van a descubrir cartas ni salirse de sus catecismos. Cuanto digan sobre el futuro es nada con sifón, o para ser más precisos, parte de la precampaña electoral de esta próxima cita, campaña que empieza oficialmente el día 10 pero en la que ya estamos.

Todas las fechas se van a solapar. He aquí un ejemplo: cinco días antes de que vayamos a votar, solo cinco días antes, se van a proclamar oficialmente los resultados de estas generales que acabamos de celebrar, se expedirán las credenciales a los nuevos diputados y se constituirán el Congreso y el Senado. Cada acto, cada imagen, cada declaración formará parte de la publicidad política; de hecho, forma parte ya.
De manera que lo de formar gobierno, por el momento, al cajón. Pero como especular es gratis, en especulaciones andamos. Dice la financiera JP Morgan que el Ibex presiona para que el PSOE pacte con Ciudadanos. La idea gusta a muchos y podría ser una fórmula razonable y estabilizadora si ambos partidos fueran los de febrero del 16 cuando firmaron el acuerdo de las 200 medidas, pero hoy es imposible. Rivera, que para acaudillar a las derechas se ha lanzado al hooliganismo, persiste en su veto y lo justifica con argumentos ridículos. Los socialistas están irritadísimos con él y con sus groserías. Ni siquiera llamó a Sánchez para felicitarle. El líder naranja, en apuesta a todo o nada típica de su habitual impaciencia, ha enfilado ciegamente en dirección a La Moncloa y ya solo se ve a sí mismo.
Un gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, apoyado por los anexos nacionalistas necesarios, sería la salida preferida por muchos militantes pero presenta también importantes contradicciones, la primera de las cuales es que vitaminaría de manera fulminante a las derechas. Sería oxígeno puro para el PP, que ha quedado sonado.
De forma que no me extraña que Sánchez esté pensando en gobernar en solitario con acuerdos pero sin coaligarse con nadie, como dijo ayer Carmen Calvo, y moverse en geometría variable. Sería vivir en el alambre, sí, pero quién se ha apañado una temporada con 85 diputados debe sentirse en la opulencia con 123. Pero ya digo que es hablar por hablar. Ahora no hay que tomarse al pie de la letra ninguna afirmación. Estamos en campaña, de nuevo.

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