domingo, 28 de abril de 2019

Y dále con el mantra ensimismado; hoy se me ha vuelto a cruzar volviendo a casa después de votar




No es la primera vez que me encuentro a este peculiar sujeto por esos textos en flor, solo que sin Proust. A su bola. A la recherche de unos temps perdus, tres perdus, o cuatro si viene al caso, sobre todo en dimes y diretes un poco bailones.

 Al leerle tengo la sensación apócrifa de que escribe y reflexiona como tendiendo la ropa, a ver qué pasa. Con pinzas de plástico multicolores y sin insistir en el enganche entre pinza, alambre de tendedero y tejido en remojo. Mientras el viento cálido, finalista de este abril, dominguero y votante porque no le queda otra, le revuelve las ideas de línea en línea.
 Tira de una manga con el puño a medio desabrochar. Seguro que es de una camisa proletaria, de izquierdas desganadas, que no está muy allá con su identidad; seguro que necesita el contraste, el cara a cara al sol con la cazadora vaquera que yace en el fondo del barreño para no desteñir de azul gaviota el resto de la colada. El hombre es contemplativo y se detiene a observar el panorama. Si coloca la camisa así, manga por hombro y por puño, se le va a amontonar el canesú, y se va a secar muy mal, con arrugas en la parte del cuello, que al parecer le ha salido rana al conjunto, o sea, de derecha vacilante. Entre casadera, riverista y abascala...No está nada claro el sesgo. A ver, si quiere evitar que se arruine la operación secado, hay que desarrollar un esquema previo al paso definitivo.

¿Es de izquierda de verdad esa camisa, o solo son especulaciones mareantes del vientecillo? Porque está claro que para ser izquierda no hace falta tener nada en la despensa ideológica, lo único necesario para esos avatares es ser antifascista, anticapitalista, antiburgués, y ya está. Anti algo. Es decir, ¿quién puede negar la supremacía a la causa primera, o sea a dios? O sea, al capital A los valores. Eso es todo, como diría cualquier ideólogo con enjundia. 
Porque claro, no es nada creíble que la izquierda tenga sentido por sí misma, si siempre ha sido una mera revolución contra algo pre-existente, una consecuencia sin más, lo suyo no son esencias ni contenidos, eso siempre es cosa de la derecha, a ver si no, xd! 
La derecha tiene la pasta, sabe ponerla a buen recaudo, colocarla donde toca y fluir ligera de cargas morales, volando de bolsillo en bolsillo, de cuenta en cuenta, de ofshore en filigrana inversora de camuflaje. No como la izquierda, siempre en plan  rebufo y cajas destempladas, exigiendo sin comprender, reclamando sin empatizar. De hecho la izquierda ha conseguido hasta descomponer la democracia, con la manía de sustituir la nobleza de las castas de toda la vida por la vulgaridad de las clases sociales que solo aparecieron hace un siglo y medio, más o menos, tipificadas como cita libresca, por aquel especulador ideológico acomplejado que fue Marx, Karl. Un pobre diablo sin ambiciones, que acabó fatal por querer romper los moldes e inventar respuestas contestonas y quejicas, para, total, terminar en lo que han terminado, a los pies de su padre fundador: el capitalismo. Ay, si no hubiese sido por ellos, por el capital y Herr Marx, a buenas horas tendríamos a hora por medio el problema de esa pejiguera de izquierda incapaz de dar una a derechas, claro. 
Por eso no trasciende, se acobarda, se agarrota, ni sabe montar a caballo, porque encima no quiere abusar de los animales. Está emperrada en igualarlo todo contra natura, con esa manía de derechos y libertades para todas. Como si eso fuera posible. No me irán a comparar ahora la valía descomunal de Bezos, Perón,Trump, Bolsonaro o de Guaidó, con el Che Guevara o Simón Bolívar o Allende o José Mujica, Garzón, Anguita o Pablo Iglesias, por favor...No tienen punto de comparación. La derecha jamás duda. Lo tiene todo clarísimo. Las crisis solo la fortalecen en vez de debilitarla, porque se forra y se lo lleva crudo, cuanto más gorda y estrepitosa se presenta más se pone las botas hasta las ingles. 
En cambio la izquierda es puro tiquismiquis, que si respetar, que si convocar en vez de invadir, que si preguntar, escuchar y votar, en vez de decretar 155 urbi et orbe...que es como decir en latín, a tutiplén, vamos, un destarifo inorganizable. Una locura que no puede salir bien, por mucho que se emperren los nostálgicos de un pasado, que en realidad, nunca fue para tanto. La verdad.
Ay, la izquierda...que si la solidaridad, que si empatía, que si socialismo, que si justicia social, que si salvar vidas, que si no vender   armas a los saudíes para  que no destrocen Yemen, que si el bien común, que si la atención a los más desasistidos por parte del estado sin tener en cuenta que no se puede sobrellevar un derroche semejante si se quiere tener la sartén por el mango y eso, o sea, un estado-niñera, blandujo, fofo, nada machote y en su sitio, que si el laicismo rebelde, que si el cooperativismo y el humillante apoyo mutuo...que si los gays y la violencia de género, que si la economía sostenible y por si faltaba algo, ahora también amenaza con ocuparse de las mujeres enloquecidas por la brecha salarial y del cambio climático que solo es un invento de esos agonías izquierdosos que en el fondo, solo quieren amargarnos la existencia con sus amenazas en plan Arca de Noé...y su falta de imaginación a la hora de buscar motivos serios y de fuste como base ideológica. 
Qué desastre...diohmmío...¿Cómo puede ser tal tontuna considerada germen de sujetos democráticos? 
Porque claro, los sujetos no existen previamente, hay que crearlos para poder funcionar y saber por donde se anda, como hace la derecha, obviamente. Ella sí que sabe. Porque esos sujetos y actores que pululan por la escena política no son reales, no son nada en realidad, solo números, aproximaciones, algoritmos, cálculos infinitesimales con valor estadístico nada más, tanto te cuentan, tanto vales, que se pueden plasmar por computación y ser además de sujetos, verbos y complementos, frases sueltas, oraciones, litúrgicas o gramaticales, según marque el índice Nikei o Wall Stret. Vamos, que está clarísimo si se tienen dos dedos de frente y se ha estudiado concienzudamente en la Universidad del Páramo Seco, en Titicaca.

Pues sí,tan claro, como que se me han acabado las pinzas y no puedo seguir tendiendo, joder.  Menudo gurruño se ha montado en los alambres de tender. Claro, como no hay quien me comprenda, no hay pareja que tienda por mí. Esto debe ser la soledad del genio, seguro.
A ver como seco  ahora la cazadora vaquera, que está chorreando, porque la lavadora no centrifuga, y  no me queda ni una percha libre en el armario para colgarla aunque sea en el balcón o en la ducha. Voy a tener que descolgar el traje de los domingos. Si al menos pudiese aprovechar el descuelgue para ir a votar...Pero ya he votado por correo, por si la colada me impedía salir a tiempo, que no me aclaro nunca con estos oficios amanuenses y tan poco adecuados para alguien como yo. Que, además, soy un visionario. Me anticipo a los virajes del tiempo. Por eso es normal que ahora la izquierda se desfonde en medio del acierto masivo de la derecha. Aunque, claro, dicen algunos que la cosa puede que no sea  ideológica solamente. Muchos científicos, al parecer, dicen que se está acabando el potencial de los recursos globales,y con ello, puede fenecer el propio sistema liberal capitalista, derivado de la Gran Área y su pastón controlador, pero yo creo que todos esos aguafiestas son de izquierdas y solo quieren amargarnos la vida, con su manía de echarle tanta conciencia crítica al guiso encantador y lleno de posibilidades, del crecimiento infinito. Tan happy flowers. Tan creativo y optimista, y a la vez, tan selecto y exquisito. Si dicen que dizan, mientras no hazan... Lo cierto es que no me afecta. A mí me da igual.
Yo a lo mío. Viviendo en mi casita de papel...mientras la ropa se va secando y huele a perro mojado en este mogollón, todo por falta de pinzas. Hay que ver, ser tan grande intelectualmente y a la vez tan inútil para estas simplezas. Necesito urgentemente una mujer que se ocupe de estas miserias cotidianas.

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