Llevo unos días con una sensación bastante rara. Y un poco
cargante también. No hay conversación, ya sea con amigos, conocidos,
colegas de profesión, incluso con algún familiar -imagino que les habrá
ocurrido a ustedes también- no hay conversación que no empiece diciendo
alguien: “Estoy acojonado con
los resultados del domingo”. Bueno, pues sinceramente, yo lo que estoy un poco harto de esta actitud, estoy bastante cansado ya.
¿Acojonados por qué? Ya sé que hace cinco meses, con las elecciones andaluzas y el 'descubrimiento' –entre comillas- de que
400.000 personas habían votado a Vox se encendieron muchas alarmas; y que desde entonces las expectativas de este partido que
reivindica la figura de Franco,
con todo lo que ello significa, no han parado de crecer. Pero, ¿de
verdad en España existe una mayoría tan grande de ultraderecha como para
que los demás sigamos la corriente o estemos atemorizados? No, yo creo
que no, de ninguna manera,
no nos dejemos asustar.
Lo que hay que hacer es estar preparados, y
decididos para ir a votar el
domingo. Y contar -y denunciar- exactamente lo que propone Vox. Y si
eso es darles un altavoz, pues vale. Pero todos esos comentarios en voz
baja, esos susurros, “¿Has visto el mitin de Vox en Valencia? ¿Y el otro
día en Sevilla...? Cuánta gente, cuántas banderas...”. Pues muy bien,
felicidades a los premiados. Pero, vuelvo a preguntar, ¿eso significa
que la suerte está echada, que hay que prepararse para lo que viene? Y
sobre todo, ¿damos por hecho que nos merecemos como país, como sociedad,
que esta gente marque el rumbo durante los próximos años? ¡Venga,
hombre!
Luego ya habrá tiempo para analizar
quién ha dado alas a Vox, si todos sus votos son fachas o hay otros elementos, pero hoy, ahora, a dos días de las elecciones,
nada de bajar la voz y encogerse. Yo, al menos, no.
Y por cierto, pase lo que pase el domingo, con más o menos ultraderecha en el Parlamento, no olvidemos que
los caminos de crispación, de insultos, de mal rollo, de odio incluso que estamos transitando desde hace tiempo,
algún día habrá que desandarlos. Como antes nos pongamos, como antes se pongan algunos, mucho mejor para todos.
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