viernes, 4 de marzo de 2016

El adiós a Podemos, de Jiménez Villarejo. Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible

Ahora lamenta la "actitud intransigente" de su antiguo partido en el proceso de negociación y reprocha a Pablo Iglesias el tono de su discurso del pasado miércoles. "Fue un tono arrogante y áspero que puso el acento en hecho que no venían al caso", en referencia al GAL. "Ahora lo importante es combatir el paro y hacer otras políticas sociales y eso hubiera sido posible con el pacto del PSOE y Ciudadanos"; insiste Jiménez Villarejo.
"Yo no comparto ni la mitad de ese programa, pero siempre es preferible tener un Gobierno presidido por Pedro Sánchez que no vernos abocados a otras elecciones", zanja el exfiscal anticorrupción.

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Cómo le entiendo. No es que te echen, todo lo contrario, son muy majetes y caen fenomenal; solo se trata de que quien tiene la conciencia despierta no puede quedarse aunque le gustaría, si las cosas fuesen de otra forma en el plano ético. Como le pasó a Nicolás Redondo cuando se largó del hemiciclo porque no podía soportar la corrupción del Psoe felipista, que había ayudado a fundar en Suresnes. 
Una pena de proyecto que se está apagando por dentro antes de madurar y dar frutos. Podemos, dentro de cuatro días, será un partido más. Con las mismas miserias de "la casta" que ya van impresas en el mismo formato de la división, el enfrentamiento piraña para ganar y controlar poder  sin desarrollar la cooperación, la escucha  y el diálogo serio, sin aceptar la diversidad, si no es desde el acatamiento de una hegemonía totalitaria a la que hay que someterse para atrapar el poder al precio que sea. No hemos avanzado nada en la sustancia, solo varían las formas de comportamiento, que se han vuelto más sueltas y menos protocolarias. La rigidez mental y la soberbia arrogante es del mismo sello capitalista de siempre. 

Así no se regenera una democracia, se sigue siendo oligocracia que se viste en Carrefour por ahora e irá en camisa de 10 euros al Congreso hasta que se acostumbre a ganar un pastón vitalicio a base de votos, aplausos y glamour y empiece a comprar el atuendo proletario y desenfadado en Massimo Dutti, en  Kalvin Klein o en Paco Rabanne, poniéndose los piercing en Swarovsky y a peinarse las rastas y coletas en Llongueras. Una buena camada de príncipes y princesas del pueblo que harán carrera rutilante explotando el activismo virtual de sus años estudiantiles y presumiendo de un 15M que solo vieron en la tele, porque entonces no estaban para aventuras, acabando la tesis y estudiando la manera de colarse en el poder mediante alguna fundación que  les promocionase como talentos precoces, para tener un porvenir más seguro en tiempos tan inciertos. O sea, como Belén Esteban pasada por la universidad y multiplicada por sí misma. Que en vez de un Jesulín se pillaron  el amparo de catedráticos importantes, encantados de proyectar desde la mesa del despacho, en el alumnado sus ideas revolucionarias, que les resultaban demasiado incómodas , expuestas e inseguras, pero que para chavales y chicas echadas p'alante y desterrados/as del futuro resultaban de lo más atractivo. Qué nivelón. Una vez tomada pantallilandia, todo ha sido coser y cantar. Amor a primera vista y seducción ilusionante. Golpes de efecto y fallas constantes, de mascletá en mascletá mediática hasta llegar a la toma del Congreso sin necesidad de la Guardia Civil, sino en las urnas, como debe ser.
Es lógico que los ancianetes como Jiménez Villarejo o yo misma, no podamos dar la talla para afrontar retos tan juveniles y agotadores, eso de seducir e ilusionar a las masas, que para una no son masa sino seres humanos como yo, uno por uno, es muy cansado y solo los grandes avatares con entrenamiento en plan Karate Kid y master en fritanga churrera pueden con semejante tarea. Yo, parafraseando a Unamuno, lo tengo claro: que seduzcan ellos. Que embauquen ellos. Que zarandeen ellos, que amasen ellos a las masas, si se dejan, of course, pero que no gobiernen en este plan. Y que Dèu n'hi do si lo consiguen. Me quedo con UP y Garzón, de momento, y esperando que a ellos no les dé por seguir el ejemplo "triunfador" del podemismo, porque entonces solo me quedará Compromís como alternativa decente, hasta en las elecciones generales.

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