jueves, 31 de marzo de 2016

¿Qué hacer en casos cómo éste?








El concejal Andrés Bódalo cuenta con un historial llamativamente alto de acciones violentas para imponer sus ideas por la fuerza de los hechos, circunstancia que no impidió que Pablo Iglesias lo designase 'número uno' en la lista de Podemos al Congreso por Jaén, aunque no obtuvo escaño, ni que los líderes de esa formación hayan manifestado de manera reiterada su respaldo a lo que ellos consideran el ejercicio del «derecho de protesta». Que haya constatado este diario, en al menos cuatro ocasiones Bódalo ha sido condenado por un órgano de la jurisdicción penal.
La sentencia que acabará con él en la cárcel -la posibilidad de acceder al indulto sería ya tendente a cero, pero sin admitir los hechos ni mostrar arrepentimiento es directamente impensable- la dictó la Audiencia de Jaén el 27 de octubre de 2015 y establece para él tres años y medio de prisión por un delito de atentado, con la agravante de ser reincidente, por participar en una paliza al concejal del PSOE en Jódar Juan Ibarra durante una protesta del SAT porque los días de campaña de la vendimia eran demasiado pocos. Bódalo podía haber recurrido al Supremo, pero dice que a su procuradora se le pasó el plazo para hacerlo, argumento del todo inverosímil.
Tras escucharse un grito -«¡ahí viene el Ibarra, vamos a por él!»-, relata la resolución, «varios de los participantes en la sentada se abalanzaron sobre el concejal, arrinconándole contra la pared, a escasos metros de la entrada del Ayuntamiento, siendo golpeado con los puños por Andrés Bódalo Pastrana» y otro dirigente, y «recibiendo varias patadas» de otras dos personas. Ibarra resultó lesionado con una «contusión costal» y un hematoma e identificó a Bódalo como su agresor, como hicieron varios policías locales. Uno en concreto pudo verlo «dándole un puñetazo en la barriga».
La condena anterior por atentado la dictó la Audiencia de Sevilla en 2010 por el asalto que el Sindicato de Obreros del Campo hizo a la Consejería de Agricultura en 2005 para exigir la cesión de una finca. Bódalo se encaramó a una barandilla de la azotea y, al grito de «¡fascistas de mierda, franquistas, cabrones!», lanzó «manotazos y patadas» con gran violencia a los policías que pretendían desalojarlo, provocando contusiones y traumatismos a cuatro de ellos.
Hay dos más. Una se refiere a una falta de lesiones cuando participó en una batalla campal contra jóvenes de extrema derecha que protestaban por la presentación en Jaén de un libro del diputado de Amaiur Sabino Cuadra. Otra, por un delito contra los derechos de los trabajadores que cometió al destrozar una heladería de Úbeda en 2002 para obligar a sus propietarios a hacer huelga.

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Vaya por delante que no creo en absoluto en el sistema penitenciario como solución de ningún problema. Durante años fui voluntaria en prisiones, en la Modelo de Valencia, como en actividades pedagógicas en El Dueso (Cantabria), y sé por vía directa que la cárcel solo empeora a las personas y es simplemente una cómoda chapuza social para hacer invisibles a los que incordian y no vale la pena recuperar ni ayudar a que cambien y se reeduquen. 

Cuando me encuentro ante asuntos como el del concejal de Podemos, Andrés Bódalo, acusado de violencia reincidente en varias ocasiones, me siento interpelada. Un concejal no es alguien marginal, no es alguien delincuente, sin capacidad para valorar las consecuencias de sus actos; en concreto es un adulto, padre de familia, que tiene hasta una nieta; es un portavoz de muchas personas que han votado a la formación en la que él milita y en la que ocupa un puesto de responsabilidad. Cuando se lee su "hoja de servicios" sociales, una se queda perpleja. Este señor es un broncas. De los muchos que se han acercado a Podemos y se han hecho con un cargo. 
Puede ser que alguna vez, a una la pillen en una manifestación, protestando y la detenga un poli por que sí, simplemente por estar ahí. Aunque no haya hecho nada más que protestar. No niego, en absoluto, que eso suceda. Pero lo que ya no es tan habitual es que a una misma persona la denuncien o la detengan varias veces por las misma historia de violencia, los mismos insultos y los mismos golpes. O por arrasar una heladería cuyos dueños no querían hacer huelga...
Necesitamos con urgencia una educación cívica y ética para evitar tanto sufrimiento inútil y tanto atropello en todos los sentidos.

Si un teniente de alcalde del pueblo gestiona mal los recursos hay que denunciarlo en público, con papeles, pruebas, fotos, testimonios, etc. Hacerle escraches si es necesario, y hacer visible su incompetencia o su corrupción. Y si esa denuncia no hace efecto, se lleva a los tribunales. Pero no se le apalea ni se "va a por él" cuando se le encuentra por la calle o donde sea.  Ni uno se pone a la altura de los ultras a  hostias en una batalla campal. Ni destroza un establecimiento  porque no cierra un día de huelga. No hay ninguna ley que obligue a cerrar nada si la conciencia de uno decide no estar de huelga, lo mismo que no hay una ley que impida hacer huelga cuando se considera necesario. Es un derecho, no una obligación, aunque moleste que no todo el mundo comparta nuestra idea. 
Y sobretodo a "eso" -separando el totum revolutum de la conducta impresentable, de la dignidad inviolable del individuo- no se le admite como candidato a la Junta Municipal de ningún pueblo civilizado y con una inteligencia colectiva en ejercicio. Es un caso de demostración de los riesgos que tiene entender la democracia al revés de su esencia verdadera. Democracia verdadera no significa que una persona sin cualidades morales, sin respeto, sin ética y sin capacidad de autocontrol, sin el poder de gobernar sus instintos primarios antes de nada, llegue a desempeñar un puesto decisivo en una comunidad. Tampoco es democracia el sistema que permite que una mafia caciquil como el pp, por ejemplo, se haga con el poder en las urnas a base de engaños, cohechos, prevaricaciones y clientelismo. En una sociedad tan confundida, tan  opaca y tan desprovista de sentido común, estos asuntos delatan la falta de base humana para que pueda existir una convivencia normal, unas pautas mínimas para la solución de conflictos y unos valores que en lo posible, impidan una existencia tan miserable. 

Hay que empezar a distinguir cuál es la naturaleza que nos inclina a participar en el compromiso social. Para muchos es la solidaridad y la empatía con el sufrimiento del prójimo, para muchos también es una lucha por vivir y por conseguir los mínimos de supervivencia. Par otros es reivindicar la justicia, la libertad y la igualdad de todos los seres humanos. Los derechos universales. Pero no todos los que participan en ese inmenso mar de intenciones, ideas y emociones, tienen los mismos modos de expresar sus motivos, sus deseos y sus sentimientos. Muchos se mueven por la rabia, por el rencor, por la pasión, por la indignación justa, por el amor y por el odio. El rencor, la rabia y el odio, generan la violencia. Y el carecer de autocontrol y de poder sobre una misma, porque no se está educado en la convivencia ni en el respeto a uno mismo como al prójimo, genera la pérdida de sí, de autonomía frente a los instintos de destrucción. Es el mismo impulso del maltratador en general y de género en particular. 
En muchos casos, demasiados, los "luchadores" por las causas sociales y políticas está movidos por la frustración y el odio personal y lo proyectan en lo colectivo. La indignación que no se demuestra en casa o en el trabajo ante las injusticias, frecuentemente, se acumula y se expresa gritando, insultando y agrediendo en las manifestaciones o en los piquetes. Lo mismo puede pasar con la policía. Hay muchas veces tanta agresividad por el mismo motivo, al estar trabajando en un cuerpo paramilitar, que funciona por órdenes y autoridad, no por consenso. 

En este caso concreto coinciden elementos políticos con elementos reivindicativos de la inocencia de una persona reincidente varias veces en el mismo problema que no se ha resuelto. Defender a Andrés Bódalo como inocente, es injusto, porque ha cometido violencia contra otras personas , hay pruebas y testigos y una víctima que lo denunció y reconoció como su agresor. Hay una tarea por realizar y no es solo "salvar" de la cárcel al reo, por el contrario, se debería estudiar su caso desde el punto de vista de la psicología terapéutica, de la reeducación y de la reinserción. El hecho de que un temperamento desbocado y violento se exprese en política o en un sindicato, no significa que deba tener el permiso social y legal para estar haciendo de las suyas cada dos por tres. Y los políticos como Pablo Iglesias o Teresa Rodríguez, deberían comprender que la afiliación a su partido y el adquirir en él un acta de concejal o diputado no puede ser una patente de corso, que se están poniendo, al defender lo indefendible, a la altura del pp, que defiende a los corruptos porque "son los suyos".

Es demagogia pura argumentar que "a Andrés se le condena y a Rita Barberá se la deja libre"; no son casos comparables. A Rita le caerá su condena cuando la justicia la juzgue tras revisar todas sus fechorías, como le ha sucedido a Bódalo. Que un proceso de investigación sea más largo y complicado que el otro no significa que la delincuente se vaya a ir de rositas. El delito -los delitos- de Bódalo fueron  a la vista de todos, solo hay que presentar las pruebas. Los delitos de Barberá fueron ocultos y hay que investigar y desatar muchos cables subterráneos  para hacerlos visibles. Andrés delinquió a lo bestia por la ira manifiesta y descontrolada, a la vista de todos y madame caloret delinquió por lo bajini y con tapaderas de todos los tamaños. Ésa es la diferencia. No se trata del bandido bueno frente a la bruja piruja, sino del bocazas justiciero que se convierte en energúmeno si se le cruza el cable, frente a la "profesional" de la corrupción estudiada. Otra bandida pero de despacho. No son comparables, aunque coinciden ambos en que no deberían haber sido nunca ediles de un ayuntamiento democrático. No tienen condiciones. Son incompetentes: uno por violento y patán y la otra por corrupta y mangui. Los dos son parte de la España que debe ir desapareciendo para que la nueva sociedad pueda ir regenerando la convivencia, la ética, el civismo y la política. 

Y desde luego, Teresa Rodríquez, comparar a Bódalo con Miguel Hernández no tiene nombre. O no sabes quién y cómo era Miguel o no te enteras de lo que tienes delante, hija mía. ¿Quién puede imaginarse al poeta de Orihuela hecho una fiera y partiendo la cara a alguien porque le cae gordo o no piensa lo mismo o destrozando una heladería con la que honradamente alguien trata de ganarse la vida? Él tenía en sus manos y en su conciencia el arma más eficaz: la palabra hecha amor y decencia. 
Espero, queridos podemitas del aparato, que no gobernéis nunca, hasta que salgáis de la caverna y se os desoxiden las tuercas.


Y hablando de Miguel, -justo el 28 de marzo del 42 se nos fue, hace 74- ahí va un pellizco de su alma poética y política, que en él era la misma y justa enormidad de la belleza:



        ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero. 





P.D.
En la mentalidad violenta de "arriba y abajo", que apalea a los que no son de la misma cuerda, la hermosa amistad entre Sijé y Miguel Hernández nunca habría sido posible, porque según la actitud del odio y el rencor social, que son los padres de la violencia política, ambos amigos lo eran contra natura de casta. Miguel era pastor y Ramón abogado. Miguel no había recibido instrucción burguesa, pero con una beca estudió el bachiller brillantemente, con Ramón en los Jesuitas, donde se conocieron. Se le ofreció otra beca para que hiciese estudios superiores en la Universidad, pero su padre, seguramente de la cuerda Bódalo, le obligó a seguir siendo pastor. Miguel era pobre y hubiese estado condenado a la miseria si no hubiese tenido el alma inmensa y la inteligencia excepcional que tenía. Ramón ni siquiera habría reparado en Miguel ni le hubiese ayudado y admirado, si no hubiera tenido también una sensibilidad y alma similares a la del poeta.

Ya es hora de que acabemos de una vez por todas con los tabúes y las castas de todo tipo. Con los bandos que amparan y justifican a los de la manada propia, hagan lo que hagan, mientras condenan a los de otras manadas no afines y usan el enfrentamiento y la confusión como publicidad y arma electoralista. Los portavoces políticos deberían tener los principios éticos como lectura y reflexión diaria. Y si aún así no ven lo que hay, tal vez deberían revisar esos principios porque a lo mejor se han confundido y están leyendo a Goebbels.







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