martes, 29 de marzo de 2016

La voz de Iñaki

29 MAR 2016 - 09:52 CET
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Sine die

EL PAÍS  

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 Las cosas del nopoder poder  
   
Será cosa del tiempo.
De astenia repentina y primavera.
El caso es que las cosas no pasan
comme il faut . Como se esperaría
de un Imperio en conserva
tan rancio y español.
Los que quieren poder no pueden nada,
sólo son los relojes y el bies del calendario
los que mandan ahora
en los despachos, en esa calma chicha
que dan siglos de siesta
y de pachanga. 

Resbalan señorías por los pasillos
de una nada irredenta. Como sombras
okupas de la infertilidad inasistida.
Títulos, reverencias,
cucamonas de escaños y milongas
con prebendas a portata di mano.

Al retortero de la legalidad
consensuada, marcando un pasodoble
de puntillas, sobre el viejo parquet
del hemiciclo, discurre un presidente
poltergeist. Un consejo fantasma 
de ministros muy desaconsejables,
un parlamento  zombi que se descacarilla
por momentos, una oposición muda
que ya perdió el carnet de identidad
por los rincones de mil desbarajustes;
y luego está Podemos, el cometa veloz,
el meteorito, esa estrella fugaz
que se escapó una noche de Perseidas
en el vals que convoca San Lorenzo
y aún no  ha encontrado el punto
de retorno
convertido en un ponendo tollens 
gruñón, controlador y descompuesto. 

Nada importa la vida de la gente
que vota y se rebota sin que ello
suponga el más pequeño contratiempo
para tan noble causa y lucimiento
de tantos licenciados retrecheros,
esquejes de caciques remozados,
con un toque moderno y pizpireto;
nada importa que pasen las semanas, 
los meses y los años si es preciso,
¿qué importa lo que pase
si Podemos hacerle la puñeta
al puto pueblo, mientras nos disputamos
grosso modo,
los sillones, los cargos y los sueldos? 

"¡Pepero el último!", 
"Rajoy el que no llegue!"
"¡Aguirre, quien no sepa!",
¡"Iglesias el que mande 
a base de cal viva y besuqueo!"
"¡Sánchez el que lo intente
pero solo consiga una casta Susana 
de repuesto!", 
"¡Rivera ni mentarlo!",
"¡Garzón, el hormiguita 
que sepa mantener el hormiguero!"
se han dicho los prebostes de la cosa,
ante esas vacaciones sempiternas 
que paga el personal con sus impuestos,
mientras huyen del curro a toda mecha
sin más investidura ni gobierno. 

Y este berenjenal es sine die. 
Sin normas que regulen
esos lances, sin un jefe de Estado
que sepa lo que hacer en tal entuerto,
sin padres de la patria que apoquinen
algo de inteligencia en el evento.
Sin una ley de plazos de verdad,
capaz de desahuciar y darle la patada
legalmente en salva sea la parte, 
al okupa de lujo
que obstruye por la jeta el Parlamento
y se ha constituido por su cuenta
en fantoche ninot del desgobierno,
protector de chorizos y chorizas;
solemne caradura sin remedio.

Que entre más de trescientas señorías
no haya nadie capaz de aportar nada,
de proponer ninguna iniciativa
que cambie el retortero de la patria,
da mucho que pensar como aporía
contemplando el rebaño en la bancada
mientras con parsimonia y protocolos
se nos va de la mano cada día. 

Así puede entenderse que tal pueblo
sumido en el vaivén del paripé
sometido a tamaño desconcierto
como cosa común, vote al pp, 
que ya puestos al borde del desastre
mejor son los expertos del desguace
corruptos hasta el mango, 
convictos y confesos,
que unos aficionados sin solera
en eso de estropicios torticeros.

Si hay que pifiar, se pifia plenamente
para que nada cambie de contexto. 
Para que todo siga como siempre
mientras "la gente" cargue con el muerto.



 

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