sábado, 12 de marzo de 2016

Preguntas que requieren respuestas decentes



                                   Resultado de imagen de imagenes de el traje nuevo del emperador


¿Corresponde a un Estado democrático y de derecho un funcionamiento en el  que se considere justo reprimir la información en prensa sobre el comportamiento de los dirigentes políticos y del jefe del Estado, como si se tratase de dioses  intocables en una mitología del Neolítico ? ¿A qué altura queda entonces esa soberanía popular eternamente súbdita? ¿Quién se equivoca, la prensa que informa de hechos reales y no de elucubraciones, la ciudadanía exigiendo el derecho legítimo a la información, la Constitución o los dirigentes que la tratan de manipular para ocultar la verdad acerca de sus fechorías? 

¿Cómo es posible que, por ejemplo,  a unos trabajadores en legítima huelga se les haga la vida imposible, se les siente en el banquillo durante años, que a  unos titiriteros de carnaval se les encarcele y procese por una estupidez, y al mismo tiempo se esté haciendo impunemente del Estado un basurero-refugio de todas las inmundicias imaginables, dejando que un lumpen aristocrático las haga de todos los colores por lo bajini y que cuando se descubre el pastel, la culpa se le intente atribuir a quienes lo denuncian? ¿Con qué autoridad moral y con qué talante ético, con qué dosis de coherencia, la casa real se desentiende y desaprueba a Cristina Borbón y a su marido, si se está por otro lado partiendo peras tan ricamente con un corrupto de siete suelas, amigo del alma y coincidiendo con él en que todo lo que intenta acabar con la corrupción es una engorrosa merde? Ese miss you de Letizia al corrupto yogui compi, no es ninguna bagatela para tomar a broma, significa "te echo de  menos", o sea, eres muy importante para mí, porque solo se echa de menos lo que vale mucho para nosotros, ¿o no?; es toda una definición de afectos y afinidades electivas.

La hipocresía, como las mentiras, tiene las patas cortísimas; y eso el cacicato patrio con sus nuevas malestades a la cabeza, parece que no lo acaban de asimilar, sobre todo teniendo en cuenta el historial reciente, el real bochorno con que acabó en abdicación el espléndido reinado anterior por la misma causa: vivir al revés de lo que se intenta parecer, a costa de la ciudadanía que paga los gastos. Pero se ve que llevar vidas paralelas para la supervivencia dinástica y/o política, sea lo natural en una condición tan anómala como la de empeñarse en tener la sangre azul. Una aberración alegórica muy elocuente, puesto que la sangre solo se vuelve azul cuando el organismo se ha ido a pique definitivamente y fallan todas las funciones vitales que impiden la correcta circulación y nutrición de los tejidos por el oxígeno que "viaja" en el rojo rojísimo de le hemoglobina. Ninguna metáfora es en vano. Todas responden a los matices de una realidad y también de una "realeza" cuando llega el caso.


Estas malestades, como el cacicato que las sostiene y que a su vez es sostenido por ellas en pura simbiosis, si hubiesen hecho ya los deberes de esa transición larguisíma, "ejemplar" y llena de oportunidades para cambiar a decente y a limpio, habrían caído en la cuenta de que algo ha cambiado en el siglo XXI respecto a la baja Edad Media; y que esto tampoco es ya lo que era en tiempos más propicios al glamour como los de Augusto, Adriano, CarloMagno, Enrique VIII o Carlos I, Luis XIV, o de Fernando VII "el inteligente" hijo de  Carlos IV, "el lúcido""; y es que por fin ha quedado muy claro con la evolución de la especie, que son ellos, los mantenidos por los otrora siervos de la ex-gleba, los que viven a cuerpo de rey, de reina y de reales esbirros, con los impuestos y el trabajo de millones de 'empresarios contribuyentes'  que les pagan por un servicio cada vez peor, más deficiente, más inútil, churrupiento, cutre y vergonzoso. No cuadra que los empresarios ciudadanos que les pagan todos los meses tanta desvergüenza inútil y derrochadora, las pasen canutas por mantener en la peana y a golpe de incensario contribuyente a tanto rufián camuflado de "noble", de "señoría", "de eminencia", de "excelencia", de "ilustrísima", de "señor" y "señora", de "alteza real", de "majestad" y de "vuecencia". No creo que ningún otro país de Europa, ni siquiera Inglaterra, que también tiene lo suyo en el tema, disponga  de un vocabulario tan completo en oxímoronología como el nuestro, se conforma con sir, lord y lady, aunque siempre despachados con un democrático y sanísimo you, que iguala tanto como nacer y morir, que todos empiezan desnudos y acaban en las mismas podredumbres o cenizas, como todo hijo de vecino.

¿Cuál  será la razón de que en España los gobernantes y sus validos, aposentadores y aposentados por la corrupción inmanente y trascendente, no hayan caído aún en la consideración de esos detallejos tan evidentes? 
A lo mejor se trata de que el lenguaje tiene una doble función psicológica retroalimentadora: da forma material y comunicable a lo que pensamos y a la vez conforma por medio de la repetición y da sustento  mental y emocional, con las necesarias justificaciones,  a las conductas humanas de todo tipo, un proceso que sin el desarrollo de la conciencia nos deja completamente a la altura mecánica de un CD o de un videojuego: meros reproductores de grabaciones ambientales, familiares, grupales, ideológicas, religiosas, etc... predeterminadas y potenciadas por lo que vemos, oímos e imitamos de un modo subliminal. El lenguaje es a la vez siembra y cosecha. Desde la lengua estructurada como forma y desde el habla espontánea como emoción, en un único acto comunicador. De la abundancia del corazón -y de la mente- habla la boca, dice un proverbio. Y del contenido de lo que habla la boca, a base de repetirlo y convertirlo en hábito mental y conductual, se nutre el destino  de los pueblos y de sus habitantes, podríamos añadir desde la experiencia y los escarmientos milenarios.

Tanta fanfarria por costumbre en los tratamientos nominales acaba por sustituir y confundir el paripé, los protocolos y hasta cierta cursilería forzada, con el respeto y la buena educación. De manera que las formas rimbombantes de pleitesía incluyen la incapacidad de reacción: la bloquean. Y así se permite que los prebostes hagan de su capa un sayo porque "la buena educación" recibida incluye además en el lote, la aceptación resignada y acrítica, la confianza ciega en las ruedas de molino y desarrolla una tolerancia demencial con todo  desmán que proceda de esos mundos de yupy wonderful fashion, que nos vende también la prensa y la imagen hasta conseguir que seamos verdaderos ases en un deporte super-español: tragar sapos de todos los tamaños y cuanto más grandes, más campeones. 
De ahí deriva, seguramente, el orgullo y la chulería prepotente con que se lanza la peña programada por la deseducación y el "ejemplo", a alcanzar el campeonato de cualquier cosa importante y potente, la corona o el podio de lo que sea, de acumular fama, poder y riqueza a lo bestia en cuanto se pilla un hueco, aunque sea en el gran hermano o el polígrafo de Sálvame, en cuanto aparece una ocasión propicia, tal que  un partido político o un enchufe lustroso que les dé un escaño, un cargo o una tarjeta black. O una oportunidad para medirse con otros y quedar por encima, si se puede buenamente o a base de zancadillas y "amistades destacadas" si la mediocridad es la virtud más rutilante que se posee.
Pongo un ejemplo real. Un chico que mientras estudiaba, se puso a trabajar en un restaurante los fines de semana como camarero, con el fin de ahorrar y pagarse un viaje solidario a Filipinas en verano. Un cliente habitual, pez gordo del pp valenciano, que solía acudir allí los domingos a comer con su familia, le dijo lo siguiente, entre un arros negre y una ensalada a la Gürtel: "Oye, chaval, te vengo observando desde hace tiempo y veo lo que vales, la buena pinta, la educación, la capacidad de organizar que tienes, lo bien que funcionas y como te respetan y te valoran los dueños del local; tienes una madera estupenda para ser un lider político. Te voy a dar mi tarjeta, quiero que te lo pienses...porque es una pena que un tío como tú se quede en camarero, supongo que tendrás ambiciones y que te interesará entrar en las juventudes del pp. Un buen futuro asegurado en la política es cosa de pensárselo. Llámame y hablamos. Si eres listo no vas a desperdiciar algo así ¿verdad?" 
No le preguntó por su formación ni si estudiaba algo, ni por sus ideas, proyectos y criterios. Solo se fijó en el desparpajo organizativo y en las formas, que lo mismo que él puede tener un sinvergüenza sin escrúpulos que acabe siendo un vivales capomafia del cotarro.
Solo las apariencias importan en la des-conciencia social y personal que padecemos. Afortunadamente en aquella ocasión el cazatalentos ppero dio en hueso, con una persona que sabía lo que quería y con qué medios éticos conseguirlo. Hoy aquel chaval,  a sus 40 años, tras una larga experiencia en la cooperación y en la solidaridad, trabaja en Alemania como ingeniero informático y su fallido mentor político se ha hundido entre la podredumbre del futuro glorioso que iba vendiendo por los restaurantes de la zona vip de Valencia en la edad de oro de la hipocresía y entre los dossieres investigados por la Guardia Civil.

No vender el alma al diablo también tiene sus ventajas: vivir en paz con uno mismo y saber que todo lo que haces no se lo debes al enjuague de un enchufe y es transparente, positivo, limpio  y facilita el bien común, con el que además puedes ganarte el sustento justo, con dignidad y educar a tus hijas o hijos con los valores y la coherencia que practicas y ellas pueden ver cada día. Se puede elegir siempre en qué dirección caminar y con qué equipaje.
 Por eso, precisamente, porque se dispone de libre albedrío para decidir y la última palabra acerca de cómo y con qué actitud afrontar lo que llega a nosotros, la tiene siempre una misma,  por ello, es tan culpable el corruptor como el corrompido, el autor de las fechorías como los cómplices que le amparan, le aplauden  y hasta le echan de menos en quedadas amistosas y maldicen el feísimo vicio de destapar enjuagues pestilentes, que les priva de disfrutar juntos, momentos estupendos, posiblemente invitados a veces por tarjetas de origen indefinido. Pero tampoco hay que exagerar ni echarse las manos a la cabeza y comprender:  si ya el padre de uno se ha pirado de cacería en plena debacle de la crisis y monta un pollo de gastos añadidos con un avión del estado que le debe recoger en la sabana y una atención sanitaria carísima para curar su lesión en responsable acto de servicio...O si la hermana de uno se ha pasado de rosca en eso del tarjeteo de libre disposición con dinero de los fondos públicos. Es tan normal el saltarse la moral por todas partes, que ya, a ciertos niveles del poderío,  no hay barreras para nada y solo queda como límite " el qué dirán", así que los esfuerzos no se emplean para ser mejores personas ni gestores más decentes, ni para que el bien común sea posible,  sino en crear un cordón de seguridad con leyes ad hoc y ad personas, que protejan la privacy gerifaltesca de la información malsana y tendenciosa de la prensa poco amiga o del empeño de algunos jueces demasiado puntillosos.   Ya hasta resulta  peccata minuta si es el real preboste quien invita al corrupto a comer, pues si así lo hace, también será con los fondos que le pagan los impuestos de los estafados por el servidor y amigo fiel que le llama "señor" desde una tierna y larga amistad. Todo queda en casa. En esa casa de putas que es el  poder oscuro del dinero y de sus manipuladores.
La misma Letizia confirma tan lamentable estado, más que con un insulto solapado a la sociedad que tan generosamente le paga los tratamientos estéticos del look, en un acto lingüístico fallido que define estupendamente el real criterio acerca del país del que viven a gastos pagados, servidos en todo momento a tutiplén y cobrando un pastón de escándalo por sonreír, dar la mano y cambiar de modelito todos los días. Va a ser que tienes toda razón, bonica. Merde pour touts et partout. Donc, oui, merde aussi pour vous, mes cheris la reine e le roi. No se puede representar a un país que es mierda, vivir de ello tan campantes, y pretender que la mierda no salpique y embadurne también a los representantes oficiales, que no mueven un dedo porque las cosas cambien a mejor, que van de convidados  de piedra, indiferentes a todo, sin que se les haya visto el más mínimo rastro de humanidad ante los desahucios, ante los recortes, ante los millones de desempleados o ante la violencia de género, ante los malos tratos a los inmigrantes o el terrorismo medioambiental o ante la crisis económica, ante los refugiados de la guerra, del terror y el hambre o ante el hecho de tener un presidente parásito cosido al sillón de la Moncloa sin que el Jefe del Estado tenga nada que decir al respecto, sino que solo se parapeta en su torre de marfil a verlas pasar. Nada, importante que exigir a los políticos pringados, contra la corrupción, como si no existiese...Ahora ya está claro por qué, malestades. Un par de  sms pueden revelar lo que hay y lo que falta, mucho más que los mejores y más elocuentes discursos, que nunca expresan lo que siente el orador, sino las ocurrencias de los esbirros que los escriben. Pura hipocresía oficial. Ridículo protocolo sin sustancia ni humanidad tangible.Un cruel y desigual anacronismo ya injustificable a estas alturas de la historia de Europa y de España.

Esto pasa por tener el corazón republicano, como el Psoe, y aguantar una contradicción esquizofrénica estatal, por un falso respeto y la comodidad del  miedo retórico a la momia de un  dictador genocida que se sacó del fajín y las medallas nada menos que una monarquía (el poder de uno), en medio de una democracia (el poder del pueblo), a ver como se come eso.

Si según la Constitución el pueblo es soberano, ¿cómo, puñetas, hay un soberano que le usurpa la soberanía y vive a su costa sin más, con toda su parentela, mientras el pueblo languidece y es destrozado por los abusos de los mismos íntimos amigos del susodicho 'soberano'? Del oxímoron al disparate. O la Constitución es un camelo, sosteniendo que un pueblo soberano puede a la vez tener un soberano que nunca ha elegido porque ya se lo eligió un dictador para dejar al país maniatado por los siglos de los siglos o es que los gobernantes son analfabetos cognitivos y no comprenden lo que leen, porque es mucho más cómodo seguir la inercia marcada por un  caudillo que desde ultratumba sigue gobernando a través de la misma estirpe de la que se sirvió para ser elevado al poder.
Esta aberración tendrá que terminar en algún momento de la historia patria. Y cuanto más tarde en desaparecer, más sufrimiento habrá por esa causa. Con un cambio de valores colectivos y personales, que ayude a regenerar la sociedad y a estructurarla desde otros parámetros mucho más participativos, sanos, justos y lógicos, democráticos de verdad, porque este galimatías es la base de que no funcione nada aunque se intente. Es inútil construir algo en una cloaca en la que todo apesta y se  pudre por falta de luz natural, superávit  de detritus y humedades nauseabundas, porque las ratas y las cucarachas son las reinas del mambo y la vida no es posible. Esto debe acabarse cuanto antes.

Si Felipe Borbón y Leticia Ortiz quieren ser Jefes de Estado, que nos  pregunten primero si queremos que así sea y en qué condiciones. Mientras tanto seguirán siendo el parche ilegítimo que un dictador se sacó de la manga para seguir mandando desde el otro mundo. Y eso sí que es merde. En cantidades ingentes y apestosas. Así va todo. Eso es lo que viene rompiendo España y no los catalanes, que solo quieren salir de las cavernas de una historia horrible para liberarse de esta vergüenza a la que el cacicato habitual nos ha acostumbrado a ver como normalidad política.

La falta de ética es la  causa de que se confunda todo: la responsabilidad con el escaqueo, el vicio privado con el honor público, de modo que el fallo no es hacer las cosas mal, sino que se sepa quienes y cómo las hacen tan  chungamente mal, con el agravante de que seguramente, para los que las hacen ni siquiera tal forma de hacer esté mal vista, más que nada por la costumbre de hacerlo siempre así y que nunca nadie diga nada en contra. De modo que no es responsable del mal quien lo perpetra sino quien denuncia ese mal sin "respetar la privacidad" en que se comete el estropicio sotto voce. Tiene narices la cosa. Ains!
Vale, lo entendemos. Es una carencia y un tic indecente, más que un delito pensado aposta, que además es como las enfermedades raras, tan sorprendente que puede contagiar a cualquiera que se acerque demasiado, como le ha pasado a Urdangarín, que de ser un chico sanote y deportista se ha convertido en ave de rapiña o el caso de Letizia Ortiz,  que de periodista, que en su momento quién sabe como se habría tomado un asunto como éste a la hora de dar las noticias, han pasado a emparentar con una estirpe que nunca ha dado hachazo. Vivir en una burbuja, abducidos por la realeza los ha separado del mundo real.

Se ve que el contagio es rápido y masivo. Y el deterioro y daños  colaterales iconográficos de aúpa. Es una pena, desde luego. Pero mientras tanto ¿qué pasa con España y la ciudadanía hiperabusada y maltratada por un régimen aberrante que se rige por esos hábitos surrealistas? España, la pobre, aunque es tan machota ella y tirada p'alante, tiene nombre de mujer. Será por eso que no se aclara y se las dan todas en el mismo carrillo. O en el mismo Garzón.



                               Resultado de imagen de imagenes de el traje nuevo del emperador


No hay comentarios: