miércoles, 16 de marzo de 2016

La voz de Iñaki

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El único detergente eficaz

EL PAÍS 

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Pues sí, querido Iñaki, la limpieza es ineludible cuando la basura lo ha invadido todo. Pero antes de utilizar el detergente que la desincruste es necesario despejar el espacio enmierdecido para poder limpiar de verdad. Sacar todos los muebles y enseres mugrientos que se han pegado al suelo con el pegamento de la pringue-ambiente con el fin de lavarlo todo a conciencia, nunca mejor dicho eso de "conciencia", la gran ausente hasta ahora.  

El primer paso es que la propia pringue se vea a sí misma como lo que es, pringaza d.o.c., sin excepciones ni abolengos de por medio, y no esté convencida de ser una delicada y exquisita colección de perfumes de élite muy mal comprendida por un entorno hostil. Es la dificultad que tiene la combinación basura-mugre cuando adquiere cierta naturaleza humanoide. Cuando del caos del mogollón basuril comienzan a emerger figuras antropomórficas, que empiezan a moverse, a hablar y a mirar a su alrededor ávidamente con ansia de apropiarse de todo lo que ven en su entorno y más allá. Que la basura pensante por inercia y mímesis, y además dejada a su aire, es imparable y no tiene límites territoriales que la puedan frenar. Sólo se frena a sí misma por saturación que le hace imposible seguir avanzando porque ya no queda ni un centímetro de espacio libre que le permita seguir la marcheta. Y en esas está ahora mismo el pp. Así que lo de la oposición canta per se. Se ha llegado a un punto tal de disparate basuresco, que solo caben dos opciones a izquierda y a derecha: o se es basura o se es oposición a la basura. Por supervivencia más que por ideología. Como ejemplo muy reciente quede la ex-concejala del Psoe de un ayuntamiento madrileño,(no recuerdo el nombre, ya son tantos los casos, que es imposible poder citarlos sin consultar el elenco) íntima del Marjaliza y ahora capitoste cabecero de C's-Madrid. Eso quiere decir que la etiqueta ideológica se convierte en paraguas para corruptos con una facilidad impresionante y que si no hay unos principios éticos solventes y rigurosos a nivel personal, hasta en el mejor de los partidos seguirán surgiendo episodios tan asquerosos como ese y como la ristra interminable del pp.

En estas tesituras solo la unidad de la decencia opositora con su equipo de limpieza ética puede hacer algo de verdad. Es la ética y su transparencia la única sustancia que puede convocar el cambio. Por eso un Parlamento y gobierno multicolor, comprometidos con un pacto ético muy claro y contundente, entre todas la fuerzas políticas decentes y dispuestas a esa metamorfosis, estará en condiciones de arreglar el merder de un Estado de desecho, un redundante estado comatoso y casi en modo fiambre a punto de moho. Y desde luego que a estas alturas está más que demostrada la imposibilidad física y metafísica de ser decentes en lo público y delincuentes en lo privado. 
Ahora mismo los propios medios de control sobre las comunicaciones hacen prácticamente imposible, por fortuna, una privacidad blindada y duradera a prueba de registro. Lo que parece un incordio a primera vista está resultando un bastión defensivo contra la mangancia en general, la hipocresía, las dobles morales y la corrupción como síntesis de tal argamasa. De tal modo que de ahora en adelante, de cara un futuro muy próximo, solo podrán vivir tranquilos quienes no tengan nada vergonzoso que ocultar, porque lo que piensan, dicen y hacen en privado ya se podría ver  y oir en público sin tener que avergonzarse por nada indigno, perjudicial o dañoso para lo individual como para lo colectivo. Aunque no lo parezca, a veces lo incómodo y hasta lo desagradable, puede aportar cosas buenas que modifican las costumbres vergonzosas y repulsivas. Si se piensa, se habla y se actúa honestamente, igual en privado que en público, nunca habrá nada que pueda perjudicar a nadie. Va a resultar que algo pensado para muy malos fines como la tiranía del espionaje y el control de los ciudadanos, en plan Orwell, se puede convertir en la academia práctica de la ética que Kant definió tan claramente y con tanto acierto. Si obrases de tal modo que tu conducta se pueda convertir en benéfica ley universal ¿quién podría chantajearte con trapos sucios que nunca se podrán demostrar porque no existen o denunciarte por corrupción, por más que se te espiase? 
El propio espionaje turbio perpetrado contra el honesto, se convierte, automáticamente, en transparencia de los peores manejos, y en certificado indiscutible de su decencia como en justa  denuncia de ida y vuelta para los acosadores. Ese juego fue lo que se intentó hacer desde el pp llamando a declarar el 23F a Rosa Pérez, la diputada de IU que hizo posible la operación Taula y la caída de la cúpula corrupta del pp, tergiversando la verdad con marrullerías: fue llamada, en realidad, para que autentificase los documentos del dossier que ella misma había presentado con las denuncias de corrupción, y no porque estuviese acusada de ningún asunto turbio. Pero la noticia se dio insinuando una sospecha de imputación infundada, por supuesto falsa y absurda en sí, porque la Guardia Civil sin orden judicial no tiene atribuciones para imputar a nadie de nada y menos a personas que están absolutamente limpias de basura corrupta, con lo que se pueden colocar los mismos acusadores al borde de un delito de difamación sin más razón que una venganza mafiosa. Por ello, ese mismo control que se manipula contra los honestos, con la investigación de la veracidad transparente, hoy al alcance de todos los que estén interesados en conocer la verdad y en que se haga justicia, se vuelve, paradójicamente, contra los deshonestos que los pusieron en marcha y los deja en evidencia.

Desde ahora y tras el escarmiento a tutiplén en todos los planos, social, político, económico, penal, financiero, empresarial, etc... la oposición a la indecencia social empezará a ser más importante que la oposición ideológica.

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