lunes, 7 de marzo de 2016

La voz de Iñaki


foto de la noticia

¿Usted qué hace, señor?

EL PAÍS 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::  

Yo, desde luego, sí que cambio. Ya lo creo. Para mi naturaleza humana el cambio es como respirar, no sé como será para los millones de personas con las que comparto este país que me ha  deparado, como patria, la rifa de la existencia. Me parece imposible permanecer fija e inconmovible en una idea cuando veo lo que el mal uso de esa idea está proporcionando a la sociedad de la que soy parte. Aferrarse a algo o a alguien irracionalmente, solo por comodidad, por tradición familiar, por miedo, por interés, por apego, por indecisión o por inercia, me parece inhumano, o sea, me parece más digno de los insectos, de  las hormigas, de las abejas o de los dogmáticos de una secta o de una religión o de una ideología, que se comportan como insectos asociados por la supervivencia mecánica de los automatismos de especie abducida por el modo de estar y vegetar. Un estado que cuando toma modo antropomórfico produce aberraciones irracionales como defender la permanencia en una actitud simplemente porque es la mía desde siempre. Y defender por "lealtad" a un canalla que ha robado, desahuciado y arruinado a los pobres, sólo porque es de mi tribu ideológica y en ella todo es prefecto siempre. Nadie se equivoca. Como sucede en la religión del Imperio, la católica. Aunque un papa sea un inútil o un pervertido  o un cacique, o más falso que un euro de plastilina, es intocable e infalible desde su cátedra para sus fieles borregos y nada menos que el Espíritu Santo habla por él como si fuera el oráculo de Delfos; precisamente ese Espíritu huye y se escapa de la jaula de los apaños para ocuparse de los que no son atendidos por los que tanto hablan de él sin haberse comido un rosca en su presencia, ni escucharle ni hacerle caso. O como la monarquía, aunque un rey sea un hijo de su madre y un corrupto pedagógico, es intocable, por eso hay que blindar a los gerifaltes porque seguro que delinquen en algún momento. Lo mismo senadores que diputados. Es asqueroso. ¿Cómo no cambiar de panorama y de argumentos cuando todos estos cuadros  están colgados en la misma exposición? Te acabas volviendo iconoclasta en semejante figureo de imaginería.
Ante el panorama que veo cada día yo sí cambio. No del todo, no de un golpe, pero sí me modifico por espacios, como en un cubo de Rubik, voy intentando que las caras cuadren con los colores. Intento y me gusta armonizar y unificar la pluralidad hasta que tenga forma y sentido individual y solidario a la vez. Como resuelvo un sudoku, intentando encajar la estructura con el movimiento, para que el cambio de dinámica y contenido mejore la estructura y no la destruya. Me gusta reciclar hasta los escombros, con las mondas y los restos orgánicos hago compost en una maceta, con los cubitos de horchata y limonada hago juguetes apilables para mis nietos más pequeños, no veo sentido al desperdicio y creo que de toda mudanza se puede sacar algo mejor si se construye en otro espacio paralelo algo compatible y compartible. Lo mismo aplico a la política. Acojo de buen grado cada movimiento que signifique comprensión, respeto mutuo y apertura de cerrazones, venga de donde venga. No me gustan las vallas ni las alambradas, ni los fosos, ni las murallas, ni las torres defensivas. Ni los chantajes que intentan sustituir al diálogo imposible. Y creo que por ahora nuestros tristes representantes andan en esas cada vez más, en vez de ir mejorando. 
Anoche, en el Objetivo de la Sexta me quedé de piedra con el participante del Psoe. Simancas, se llamaba. Qué pobre aparición, junto a la lucidez de Mónica Oltra, que ya se ha curtido en el tripartito valenciano cediendo y consensuando y sabe de lo que habla; qué precario resulta no dejar hablar para decir la misma insulsez cada vez que se abre la boca. Como un loro. Igual que Rajoy. Incapaz de cambiar. Igual que el pobre Pedro Sánchez ha tenido que ir hacia atrás cual cangrejo, para obedecer a sus jefes de ideología y se niega a hablar con los nacionalistas como si no fuesen dignos de dirigirles la palabra. Igual que Iglesias y sus huestes, que intentan hacer creer que todo Podemos está de acuerdo con su cerrazón a sentarse con Rivera como si fuese un apestado; me avergüenza ese sentido de soberbia cátara donde la prepotencia ya se encarga de pisotear las pretendidas "virtudes superiores" de que se alardea. 
También me repugna el empeño de Rivera por el doble juego de condenar al pp por corrupto y luego tenderle la mano para pactar sin exigir la dimisión y la regeneración de ese partido podrido como conditio sine qua non. Y no es nada contra sus votantes, que tienen todo el derecho a votar, si quieren, al monstruo de las galletas, sino a favor de que los populares, si es que pretenden gobernar, limpien su espacio político de corrupción y de personajes que de tantos modos la han amparado y  potenciado quitándole importancia y haciéndose los locos, hasta llegar a una imputación globalizada de todo el aparato, unos en voz activa y otros en pasiva, pero todos pringados por exceso de indecencia y por defecto de responsabilidad. Salvo la flagrante delincuencia del pp, y en espera de que ese partido ponga remedio, si puede, a su problemón, no creo que se pueda ni se deba excluir a nadie del diálogo por ningún motivo. Y por supuesto, que los nacionalistas son imprescindibles para un acuerdo, por eso llama tanto la atención que el Psoe, presumiendo de democracia y de socialismo, les cierre las puertas en las narices, dejando que Podemos arramble con la bandera defensora de los DDHH y de la izquierda, cuando ya se sabe lo verdes que están, sobre todo en sentido común y en democracia interna, que se pasan por la zapatilla. 

Como Iñaki, tampoco percibo que sea la sociedad la que está dividida, sino las sectas de poder que aprovechan nuestros votos para aposentarse en sus intereses particulares y  posturas beligerantes para hacer imposible ese cambio de boquilla del que, a partir del 15M todos, menos el pp,  intentan apropiarse y beneficiarse como sea. Creo, sin más, que no están a la altura de la tarea que hay pendiente, y no creo que en tres o cuatro meses se pueda improvisar una conciencia que hoy, a siete de marzo, no existe; solo, al estilo cortoplacista y hueco de Podemos, se podrán improvisar  tácticas y estrategias demoscópicas para pillar votantes desprevenidos a saco prometiendo barricadas, nacionalizaciones y chocolate para todos, saqueando los palacios para alimentar a las chabolas y luego, una vez aposentados en el gobierno, ya vendrá el besamanos a lo Tispras ante la Troika. 
Tampoco es el camino un nuevo leninismo que ya ha fracasado por esas políticas de pan y justicia para hoy y hambre y frustración para mañana. Hay  muchos modelos de cal viva y de guillotina, Pablo Iglesias. El diálogo, la aproximación en el debate, la escucha, el respeto a la ciudadanía, la coherencia y la generosidad, la verdad que no emplea verdades a medias para introducir mentiras bien argumentadas y la demostración de los hechos por encima de las promesas, es lo que hace falta. ¿Cómo creer que puedan arreglar nada fundamental quienes no distinguen lo fundamental de lo anecdótico y hacen un drama de una bagatela que les ofende mientras pasan de largo y sin darle importancia ante un disparate colosal? ¿Cómo no cambiar de criterio cuando cada día el panorama es más abundante en miserias e inutilidades?  Keynes, querido Iñaki, tenía muchísima razón.

No hay comentarios: