martes, 13 de octubre de 2015

La voz de Iñaki


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Sonámbulos

EL PAÍS  

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Sonámbulos en medio de una pesadilla que se confunde con una realidad que no existe. Así andan las cosas. Porque nos gustaría saber qué es  o no real en este zipizape desbaratado, mientras la bota del pp pisotea los últimos restos de su engañifa sobeteada y siempre sub iudice; a los catalanes, como al resto de españoles, sólo les/nos va quedando una sola posibilidad a elegir : entre el espíritu de los Comuneros y las Germanías y/o la resignación del mal menor que acaba con todo aceptando el reclamo de última hora que prometa con las mentiras mejor contadas, evitar o minimizar el zafarrancho, o sea, que acaba con la esperanza, con la dignidad, con los derechos y las libertades. Como telón de fondo desfondado queda un Podemos que cada vez puede menos, pero que ha tenido la virtud de desbaratar y pisotear los brotes de una alternativa seria de la ciudadanía para dar la vuelta sin traumas a un Estado de desecho, convirtiendo la posibilidad del cambio en una guardería de mocosos, que se hunde, mientras ellos se pelean por ver quién se lleva los bollicaos y quien gana el juego de Tronos a base de desplantes entre entronizados y entronizadores. Al mismo tiempo que las ppirañas, tiburones y buitres se han convertido en la reserva antibiótica mejor pertrechada de los últimos tiempos

Catalunya se ha hartado definitivamente, y la mayoría de españoles también. Lo de la ruptura es un hecho. Y mucho más grave de lo que parece. No es una ruptura "oficial" entre territorios diversos, es una división de almas y sensibilidades, de proyectos de vida, dentro de los mismos territorios y no solo por causa del nacionalismo, sino, sobre todo, por causa de la injusticia, del despropósito, de la desigualdad, del abuso constante, de la ruptura provocada a posta por el sistema viejísimo del divide y vencerás...Casi nadie cree en ese mejunje de Estado que diseñó la momia de un dictador, ya momificado en vida(¿?) y que bendijo el miedo, la inseguridad, los palos de ciego de la ignorancia de todos y la mano negra de los de siempre, ésa que, por debajo de  la mesa saca ventajas y ganancias de las peores situaciones, después de provocarlas. Ésa, que ante los resultados de su barbarie, sólo tiene a mano el mismo recurso que tenían, sin ir más lejos, en el siglo XV: la mordaza,los antidisturbios y que se jodan. Un verdadero crisol de buenas prácticas, de ética social, derechos y garantías democráticas, ¿a que sí? Nos quejamos de vicio, en realidad y aspiramos, sonámbulamente, a utopías ilusorias por encima de nuestras posibilidades. ¿A quién se le ocurre que la ciudadanía necesite un referéndum para decidir qué tipo de Estado cree que es el mejor para gobernarse a sí misma por medio de legítimos portavoces elegidos desde la base social, por el método simple de un persona un voto? Eso es una tontería, cuando ya su excelencia el Jefe del Estado sempiterno decidió en su infinita sabiduría que, como en aquel chiste profético, de hace cincuenta años, "españoles todos: desde este mas allá en el que sigo con la lucecita en ristre cuidando de vosotros en el más acá, sí o sí; muerto dios por agotamiento institucional y asumidos los plenos poderes universales, una vez más, quiero felicitarnos este año de 3521 y repasar todas las maravillas del año que se va, 3520, mientras yo me quedo con vosotros por los siglos de los siglos y hasta el aldilà de los siglos, si se pudiera o pudiese, que ya veis que sí. Que sí se puede, caralho, con perdón de mi señora, que es muy mirada. Disculpa, Carminha, mi jerga militar, pero son cosas del oficio, que nunca cambian, como viene siendo la tónica familiar de este país tan nuestro, que ya es eso, la familia. Como en El Padrino" (puede añadirse el chunda-chunda del himno nacional granadero, como banda sonora, que le da más fundamento, tal que  si fuese un consomé de Arguiñano, siempre con permiso de Bildu y de la CUP, claro está)

La ruptura, en casos tan éticamente repugnantes como el que padecemos, es un hecho higiénico imprescindible para la salud democrática. Como la insumisión y la desobediencia civil lo son ante las leyes y los estados que se basan en la crueldad y en la hipócrita ignominia maltratadora, cierrabocas, machacadora de humanidad y cruel por vocación. Mucho peor que esta ruptura es seguir considerando "sagradas" como siempre, -cual ovejas camino del matadero-,  las causas que la han provocado. Es la equivalencia de un buen divorcio para acabar con la cruel pantomima de un pésimo "matribodrio". La ruptura es el coche de bomberos que llega para acabar con el fuego de la Inquisición, esa barbacoa que achicharra a placer los derechos humanos y la dignidad de los pueblos, de los seres que los habitan y hacen posible que sigan existiendo. La ruptura es necesaria -como lo es una operación a vida o muerte para salvar al enfermo- para que de una vez por todas se vea qué forma de pensamiento y de sensibilidad social y política patológicamente deforme, pero disfrazada de "normalidad" hasta "democrática", han estado manipulando durante toda la historia y frustrando una vez y otra el progreso, la integración de todos los pueblos ibéricos, la cultura, la conciencia, la educación de verdad, la democracia y la justicia. 

Es necesario romper las inercias horribles. Como es imprescindible que el encuentro con la realidad nos espabile, nos sacuda el muermo y las telarañas mentales e "ideo-ilógicas" de siglos, que nos sientan fatal, mientras desaparece transformado en despertar ese estado sonámbulo de inercias, en el que la ciudadanía ha sido condenada hasta llegar a autocondenarse en plan masoca, como lo  más normal, a ser un mix entre la Bella Durmiente y Cenicienta, por la maldición de una bruja uniformada y ensotanada en posición de firmes urbi et orbe, asesorada por Pinocho. 
Ya vale con el Estado cuentacuentos, xd! Ya es hora, después de tanto sofoco y de tanta vergüenza, (hasta Bruselas está denunciando estos días al pp por gorrón, marrullero y aprovechado electoralista) de que se rompa el maleficio y de que en el trono donde la inercia tira de miedo y de peligros fantasmales, se asiente la serena e inteligente alternativa del bien común por encima de rollos macabeos, de privilegios rancios, de negocios turbios, de corrupciones asquerosas, de coronas bulímicas con demasiados dientes, usadas como paraguas protector de toma y daca. Y como se ve que el montaje añejo no está dispuesto a liquidar su rentabilísima entropía, es inevitable que sea la ruptura la encargada de hacer esa noble y ya imprescindible función quirúrgica. No será fácil, por descontado, pero siempre será mucho mejor que seguir cayendo en picado por este tobogán de la torpeza asumida como institución, hacia los abismos terminales de la sinrazón y la insania política, social y económica. Romper o romper. No hay otra, si se quiere salir de ésta. Procuremos crear herramientas que faciliten el trance, como lonas  de emergencia para las caídas desde todas las alturas. Y que Dios nos coja confesadas, aunque creo, que precisamente a Dios le importan un rábano nuestras listas de desperfectos, que la cosa depende más de lo que hacemos con el prójimo que de  unas alturas más propias del funambulismo sonambulista que de otra cosa.

 A propósito, aquí os dejo este trabalenguas que se me acaba de ocurrir por si queréis practicar habilidades fonéticas y morfológicas: 

España está funambulismada
¿quién la desonambulizará?;
el desfunambulismador
desonambulismado
que la desfunambulice
buen desonambulizador
desfunambulismado será. 

¿Alguien se apunta a intentarlo? 
Con España, claro, 
no con el trabalenguas...

Ains!

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