Anselm Bodoque
- Politólogo, Universitat de València
Se tiende a creer que una coalición electoral entre
diversos partidos tiene que dar como resultado final la simple suma de
votos que tenían los partidos que concurren coaligados a las elecciones.
La realidad no es así. Toda coalición electoral es un producto político
nuevo, diferente a los partidos que la componen. Los electores así lo
entienden y acostumbran a cambiar su comportamiento anterior. Lo que se
traduce, frecuentemente, en menos votos.Es un error pensar, por ejemplo,
que dos formaciones que obtuvieron 456.000 y 282.000 votos, como fue el
caso de Compromís y Podemos en las elecciones autonómicas de mayo
pasado, conseguirán coaligadas, cuanto menos, 738.000 votos. Por el
contrario, de ir juntasen las elecciones generales del 20 de
diciembre,lo más probable es que obtengan más de lo que por separado
consiguió ninguna de los dos en mayo, pero bastante menos que la suma de
ambas.
El enrarecido debate sobre la posible
coalición Podemos-Compromís parece haberse movido en torno a dos
posiciones y objetivos: a) lavoluntad de Podemos e Iniciativa de
conseguir una nueva mayoría progresista que sitúe al PSOE en una
posición política secundaria, y b) la voluntad del Bloc-Compromís de
afirmar un proyecto valencianista con proyección estatal. Sin embargo,
apenas ha habido reflexiones, con datos electorales concretos.
Nuestra intención es tener en cuenta algunas variables
de la encuesta postelectoral del CIS de las elecciones autonómicas de
mayo para reflexionar con datos sobre las posibilidades de éxito o de
fracaso electoral de la difícil coalición. En este sentido, comenzamos
observando una cierta similitud en el origen de ideológico de sus
votantes, ya que ambos partidos consiguen el grueso de sus votantes
entre los electores que más claramente se sitúan a la izquierda (1-3),
si bien Compromís muestra más capacidad cd atraer a votantes centristas
(4-7) que Podemos (Gráfico 1).
También en el voto según tramos de edad hay importantes
similitudes entre Podemos y Compromís. Ambos tienden a ver reducidos sus
apoyos según aumenta la edad de los votantes, si bien el tramo con más
apoyos de Podemos es entre los 18-24 años, y el de Compromís los 25-35
años (Gráfico 2).
Aquí acaban, sin embargo, las similitudes entre los
votantes de Compromís y Podemos en las elecciones de mayo. Si
consideramos el nivel de estudios, ambos partidos consiguen malos
resultados entre la población sin estudios o con estudios primarios,
pero mientras Podemos tiene sus mayores apoyos entre la población con
estudios secundarios, Compromíses más fuerte entre quienes tienen
estudios superiores (Gráfico 3).
Las diferencias aumentan en las dimensiones
socioconómicas. Mientras que, en la categoría laboral, Podemos sólo
supera su media de votos entre los parados y los estudiantes, Compromís
consigue sus mejores resultados entre cuadros directivos, técnicos,
empleados de servicios, obreros calificados y estudiantes; siendo
irrelevante entre los jubilados (Gráfico 4).
Y, si tenemos en cuenta el nivel de ingresos o estatus
socioeconómico, Compromís únicamente supera claramente su media de votos
en la categoría “clase alta y media alta” y se mantiene ligeramente por
debajo de su media en el resto de categorías. Sin embargo, Podemos
consigue sus mejores resultados relativos entre la nuevas clases medias,
los obreros no calificados y las clases altas y medias altas, pero es
marginal en las viejas clases medias (Gráfico 5).
Cuando dividimos el territorio en comarcas
castellanohablantes, comarcas valencianohablantes fuertemente
castellanizadas y comarcas valencianohablantes, se observa que Podemos
únicamente supera su media de apoyos electorales en las
valencianohablantes castellanizadas y, en términos generales no presenta
variaciones extremas entre las tres agrupaciones de comarcas.
Compromís, sin embargo, obtiene sus mejores resultados en las
valencianohablantes, consigue resultados ligeramente superiores a la
media de votos en las valencianohablantes castellanizadas a causa de su
excelente resultado de Valencia, y reduce su presencia
significativamente en las castellanohablantes (Gráfico 6).
Hay que tener en cuenta también que Compromís aparece en
la encuesta como la fuerza política hacia la que los valencianos se
muestran más cercanos, por delante de PSOE, Podemos, PP, Ciudadanos y
EU, por ese orden. Y, sobre todo, Compromís es la formación que menos
rechazo produce, mientras que el rechazo a Podemos es relativamente
elevado (Gráfico 7).
Y, finalmente, debe subrayarse queCompromís, junto con
el PSOE y C’s, es uno de los partidos que se sitúa más cerca de la
posición ideológica del electorado valenciano; mientras que el PP,
Podemos e IU son percibidos como escorados hacia los extremos (Gráfico
8).
En consecuencia, si la percepción del electorado sobre
Podemos y Compromís(gráficos 7 y 8) no es demasiado similar, y su
electorado presenta diferencias significativas (gráficos 3-6) el éxito
electoral de la coalición no parece, ni mucho menos, garantizado, aunque
pueda reforzar coyunturalmente a Podemos y a Iniciativa.
Una reflexión final, más allá de los números, que Compromís, que ha
sido la tercera fuerza de la Comunidad Valenciana y la segunda en la
circunscripción de Valencia en mayo, se plantee acudir a las elecciones
generales dentro de las siglas de la quinta fuerza política (Podemos)
lanza un mensaje político de falta de confianza en la solidez de su
proyecto y alimenta la creencia de que los apoyos electorales
conseguidos en mayo fueron esencialmente coyunturales. Y eso podría ser
una invitación a la volatilidadde sus apoyos electorales actualesen el
inestable y cambiante tablero político-electoral valenciano.
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