domingo, 10 de noviembre de 2013

Una cosa es predicar y otra, dar trigo


LA CONFERENCIA POLÍTiCA DEL PSOE

Rubalcaba: “Salimos unidos y con las ideas claras. El PSOE ha vuelto”

El líder socialista cierra la Conferencia Política señalando la distancia ideológica con la derecha. El auditorio dedica una ovación al líder del PSC, cerrando la puerta a la ruptura.

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Permite, Rubalcaba, que te aterrice un poco, con todo el respeto, porque da la impresión de que con tanta euforia arengadora te has disparado y te has ido a la estratosfera en una especie de levitación imprevista. Y no es por ahí. Al escuchar en el resumen final vuestro apartado en el que hacéis referencia a la monarquía con la intención de exigirle transparencia y decencia para que la cosa siga en su línea precaria como hasta ahora, la sala de la convención socialista se ha unificado: con silbidos y abucheo general, que se han tragado los pocos aplausos rituales de la inercia, que han terminado por desaparecer absorbidos por el sentido común y la coherencia de la izquierda como Diosh manda y los españoles sienten, por una mayoría que dejaría de piedra al CIS si hiciese las encuestas donde debería hacerlas: a todo el mundo y no al corte osssea de la costumbre fácil y cómoda de los barrios y zonas ad hoc. 

Es una alegría grande que los socialistas en masa estén de acuerdo con el resto de los ciudadanos y es mucho más reconfortante que si los cuatro gatos de la ejecutiva hubiéseis propuesto un referendum para elegir entre monarquía y república y os hubiesen abucheado todos los centenares de militantes que esta tarde han abucheado la propuesta contraria. Eso sí que es signo de que el socialismo está vivo, late y respira más allá de las mascarillas de oxígeno del equipo habitual. Sólo falta que ese equipo dé paso al socialismo real y  así la sintonía entre los representados y representantes será fluída y mutua. 

Es cierto que la monarquía en el imaginario colectivo de los políticos que proceden de la transición ha dejado una estela romántica y temerosa de Dios, Patria y Rey. Por el vicio heredado de los años del franquismo y la mitificación de una transición deficitaria y raquítica, en la que la izquierda socialista moderada, sin tradición práctica y fundamentalmente nutrida por la teoría y la lectura de textos y doctrina, hizo sacrificios y renuncias muy importantes, como por ejemplo optar por no hacer un referendum a ver qué decidían los españoles, entre monarquía y república, ante esa posibilidad y antes que nada, era importante para el heredero del franquismo afianzarse con un buen golpe teatral y así el 23-F os acojonó, os juramentó y os hizo estar eternamente agradecidos al egregio trapisondista teledirigido que os embaucó haciendoos creer que los parlamentarios de izquierdas fueron "salvados" por él de una masacre como la de los abencerrajes de Granada organizada por el emir. En este caso el emir-rey os necesitaba y se puso de acuerdo con el CNI y la CÍA para utilizaros como rehenes perennes y eternamente deudores, con lo que, efectivamente, aseguró su trono mientras viva. Os vendió la cabra. Y os compró. Pero al resto de socialistas no "salvados" ese sentimiento obediente y agradecido no les hizo mella y menos aún en los más jóvenes, que no comprenden vuestra sumisión acrítica e incoherente ante el régimen monárquico, corrupto y generador de corrupción por  complicidad y pésimo ejemplo. No se puede acoplar a Pablo Iglesias con esto. Hace treinta y dos años que la tragicomedia del golpe tuvo lugar y ya es hora de colocarla donde toca.

Un país democrático no puede vivir hipotecado eternamente por una dinastía de aprovechados, que perpetúa los métodos, mentalidad y retraso del franquismo en todo. Los ciudadanos constantemente lo proclaman: 'los Borbones a los  tiburones', dicen a coro en cuanto sale el tema en cualquier manifestación, o 'Borbón, cabrón, trabaja de peón', medio en broma medio en serio, colocando la marcha de sus malestades como tiburón metafórico o Leviatán de los mares que se trague a ese Jonás y a su estirpe para simempre, que ya es un peso insoportable para los españoles, y siguen con la letanía de un programa de actividades diseñadas para cada miembro de la familia cada vez más irreal. El que lleva el megáfono pregunta "¿Juan Carlos de Borbón?" y la respuesta de todos los asistentes: "¡A la jubilación!", "¿La ley de extranjería?" "¡Pa la reina Sofía!" "¿El Príncipe heredero? "¡Al pozo de minero!" "¿La princesa Letizia?" "¡Qué lea las noticias!", "¿Y la Infanta Cristina?" "¡Que friegue la cocina!" "¿Iñaki Urdangarín?" "Que curre en Burguer King!" "Qué hará la Infanta Elena?" "Currar como portera" y "¿Don Marichalar?" "¡Currar en Pizza Hut!" "¿Y a la  Infanta Leonor?" "Ponerla en una escuela sin llevar bocadillo ni tener comedor!", así está la vox populi de abusada y de indignada, querido Rubalcaba. Si saliérais con más frecuencia  a la calle, sin coche oficial ni guardaespaldas , si fuéseis al mercado, a por el pan o tomáseis el metro o el autobús, seguramente hace mucho que habríais abandonado a los reyes y reinas de oros y de copas y entenderíais que la población se incline por darles con espadas y bastos, aunque sólo sea en plan escrache y por supuesto incruento y mucho menos contundente que el daño que ellos están haciendo, aunque sólo sea metafóricamente y hasta algunos demasiado fogosos y violentos lamenten que en España la Revolución Francesa y la Rusa pasaran de lejos. Y creo que vosotros, los políticos de izquierdas, sobre todo, sois responsables de ese estado de cansancio y agotamiento de la paciencia y de tensión social, por no haber tenido en todos estos años ni siquiera la iniciativa de proponer un referendum para decidir qué tipo de Estado desea la mayoría de los españoles, sin más dilación ni marear la perdiz de vuestros miedos, pactos y comodidades. El resultado, no ha podido ser más lamentable para la izquierda y sobre todo, para el psoe, con los antecedentes de Gonzaguerra y sus corrupciones y su falta de visión de futuro europeo, y de Zapatero en su segunda legislatura, echado en brazos del liberalismo más atroz, prebostes a los que sois incapaces de jubilar, porque estáis convencidos de que fueron la edad de oro del socialismo, cuando en realidad, hicieron todo lo posible por cargárselo y casi lo han conseguido. Eso sí, convencidos, en su nube, de que hacían lo mejor para España...como todos, desde los negados, a los dictadores, cuando se desconectan de la realidad y empiezan a vivir e Wonderland.

Tened en cuenta que si la monarquía representa para una gran mayoría de  españoles una carga insoportable y vosotros la consideráis como un valuarte institucional, esa gran mayoría de españoles os retirará el voto y la confianza. No se puede apoyar a un poder injusto, mono-árquico, instaurado por un dictador y sostenido en el tiempo por el interesado y sus compinches, y al mismo tiempo ser demó-cratas y servir a la ciudadanía que no ha elegido a ese heredero, sino que hace años se vio obligada a soportarlo, por un momento de cambio histórico y social, que ya pasó, hace más de treinta años; indefectiblemente hay que elegir entre una opción y la otra. No son compatibles.

Por favor, Rubalcaba, no seas miedica y asume que ni los españoles normales, que son millones, ni la mayoría de los socialistas reales, desean una monarquía, no sólo esta, sino ninguna. Escarmentados como están, desean una República Federal y Democrática de los Pueblos Españoles, Ibéricos o Celtibéricos, o como decidan llamarse. Que os quede muy claro a la hora de hacer programas de gobierno que sólo os molan a vosotros, queridos. Luego, si no os votan como esperáis, no os quejéis. Los votos se irán desplazando hacia otras formaciones de izquierda con más feeling hacia la ciudadanía y sensibilidad republicana, mucho más adecuada al siglo XXI, que la chapuza remendada que nos aflige, porque evoluciona a mayor velocidad que sus ex-representantes más votados en otros tiempos.


P.D.
Cuando he relatado en este post las reacciones sociales y he descrito con detalle lo que sucede en primera línea, no he hecho para nada una apología de la violencia, sino que he tratado de advertir como y en qué grado esta situación insoportable para la ciudadanía hace mella en el ánimo de muchos, demasiados y cada vez más. No creo que nunca la sociedad española actual, que jamás lo ha hecho, por cierto en tiempos mucho peores, ni siquiera la más bestia, fuese capaz de hacer una barbaridad sádica como un linchamiento a lo Mussolini ni un ajusticiamiento a lo Zar Nicolás II. Afortunadamente la civilización, la conciencia y los buenos sentimientos están por encima del primitivismo, pero ese estado de alteración emocional, más que justificado, interfiere en el buen funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Y eso no es bueno para nadie ni para nada. Debería ser el mismo rey, si fuese de verdad un buen español y una buena persona, el que abandonase su trono y su corona, ante el daño que está haciendo a su pueblo. Y si él no lo ve ni lo desea, para eso están nuestros representantes y gestores políticos: para aclarárselo y despertar al bello durmiente de una vez por todas, en vez de dedicarse a pasarle la mano por el lomo y a ser sus cómplices, en vez de cumplir con su cometido: ser portavoces de la voluntad y los derechos de sus representados.


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