sábado, 16 de noviembre de 2013

Apoteosis del botellazo



Botella embutida en pieles de marmota, por lo menos, y soportada a duras penas por la pobre policía municipal y  con los Hombres de Paco adosados, se pasea por Waterloo como la caricatura semoviente de un Napoleón drag queen, antes de su último episodio estratégico: el ridículo absoluto. Recuerda a aquellos chistes de "marquesas" firmados por Serafín, en la antigua y entrañable Codorniz y a los de Mingote en el ABC durante la dictadura, que nunca supe cómo se atrevían a editárselos, hasta que en la universidad, al tocarlos de cerca, lo comprendí todo: nunca los entendieron.

Botella, con este episodio "nacional", que hubiera matado de risa a Pérez Galdós, ha llegado al Everest de su carrera política y sobre todo económica, pero en la visión alquimista del triángulo del poder: por abajo, y sin ninguna posibilidad alternativa de encontrar correspondencia con ningún otro "arriba" que no sea el de las juventudes(¿!) de su propio mejunje con  el brazo protésico en horizontal y sus "arribaespañas" como pegatina en la solapa del modelito Kalvin Klain. Como si fuese posible que en el pp haya alguna vez algo nuevo y joven de verdad, que supere la simple acepción cronológica del término; ambos conceptos, juventud y pp, son una antítesis que se repele en sí misma. Vamos, que se desmorona sólo con pensarla. Como las renovaciones cíclicas en la iglesia católica, que no tratan de alcanzar la juventud y la frescura inagotable de Jesús, -un empeño imposible si no se cambia y se crece por dentro- sino de incoporar al Imperio de turno la cultura populista de cada época, pasada por la sempiterna "modernidad" de lo rancio rebozado en charanga pop actualizada. En triunfo apoteósico de la cutrez. Cutre es todo lo que tiende a entronizar y vitorear la mediocridad  como algo magnífico y esplendoroso. A rebajar al mínimo la inteligencia para convertirla en vil astucia y picardía. Es un quiero y no puedo del intelecto frustrado que sólo repta por habilidades con "talento" trilero, sembrando miseria a su alrededor. Por ejemplo, un mediocre llega a ministro o a Jefe de Estado, y en vez de hacer que ese ministerio o ese Estado funcionen lo mejor posible y que eso beneficie al todo conjunto  del país, deja que el ministerio y el país se arruinen mientras él se enriquece comprando los despojos; se hace rico, pero luego no podrá invertir su riqueza en nada y habrá perdido el respeto y la confianza de los ciudadanos para simpre,le acabrán despreciando y librándose de él a las primeras de cambio. Y eso es todo lo más importante e inteligente que puede alcanzar.
Si Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro, Carlo Magno y su fundación rudimentaria de la escuela pública, Sócrates, Aristóteles, Platón, Gandhi, Mandela, Alfonso X, Marx, Buda, Jesús de Nazaret, Lao-Tse, Yuan-Tzu,Vicente Ferrer, Luther King, Petra Kelly, Concha Arenal, J. Luis Sampedro, José Saramago, Ernesto Cardenal, Albert Sweitzer, Robert Kennedy, Leon Tolstoi, Primo Levi, Gorbachov, Bakunin, Franklin D.Roosvelt, Ignacio Ellacuría, Oscar Romero, Lanza del Vasto, Pablo Iglesias, Marcelino Camacho o Julio Anguita, Ada Colau, Oliveres o Teresa Forcades, por citar a algunos que aún viven y todo un largo y precioso etcétera de seres anónimos e imprescindibles, no hubiesen empleado su inteligencia sin ánimo de lucro en el bien común, el mundo ya se habría ido a pique hace mucho tiempo. Son esos seres despiertos quienes mueven al resto, les aportan ideas y estímulos, encienden la luz propia de cada uno y dejan huella indeleble en la energía del futuro para seguir el rastro del más amplio y lúcido destino humano. Es, justo, el polo opuesto del pp, que como alternativa a la "cultura" del botellón sólo alcanza a presentar  el 'proyecto' Wert y la alternativa de  un Madrid-Arena envuelto en el celofán de un Madrid- Depena apestando a basura. Un verdadero botellazo.



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