lunes, 11 de noviembre de 2013

Dime como avasallas o tratas de callar a los demás y te diré cuál es tu ideología

 "Dicen que mientras hay vida hay esperanza, pero hay lugares como Madrid, donde sucede lo contrario: que donde hay Esperanza no hay vida" (José Luis Sampedro)




Anoche, una vez más, la formidable diestra Ana Pastor, vistiendo un traje blanco con jarreteras palorrosa, sin montera ni capote,  solo a pelo con la coleta, se enfrentó sólo con la muleta a otro morlaco. Esta vez al Only one del lote  que el ganadero Josemari Forraltares cuida con verdadero mimo; la criatura astada se llamaba  Espaguirrito, -aunque entrado en años, ligero y airoso como un espárrago triguero y aguerrido como toda su casta, nos explica un Forraltares serio y tenso, en el tendido-, un bisho de peso montuno, o sea deportista, bragao, cuernirredundante, apabulloso, egoinflado, con divisa verde taxilibre y moradillo de adviento, de la conocida y ppoppular ganadería Vayapordiosh Yaeshtamos Conlomishmo Deshiempre, propiedad del susodicho Forraltares y heredada de su tioabuelo paterno Francisco Patíbulos, tantos años ejerciendo de patrón en toda la geografía ganadera de nuehtra Ehpaña cañí dabuten.
Un espectáculo que se repite con frecuencia en el coso dominguero de La Sexta, que en esta temporada acoge en sus corridas a numerosos ejemplares de esa singular ganadería, que pace sobre todo en la vega de la zona Norte de Madrid y en los prados y campos de golf del Levante español, donde la pasta de los pastos es más abundante y espontánea, hasta salvaje se diría, cuando se trata de la expansión externalizadora, debido al entendimiento ecológico entre la flora autóctona y la fauna trashumante. Una simbiosis para alucinar.

Al iniciarse la faesna, el morlaco ya apuntaba la tensión en sus patas delanteras, mientras esclafaba los cuartos traseros con fuerza contra las tablas del taburete antianatómico sobre el que apoyaba su envergadura y su volumen poco voluminoso, pero digno y ágil para el ataque a la diestra  nada siniestra siniestra. Templao al principio, pero con sombreada retranca en la mirada y en el envite tanto como en la embestida, Espaguirrito desde el inicio de la faesna se ha mostrado chulapón y revenido, pretendiendo acogotar a la Pastor, toda una experta en la lidia y toreo fino de estos ejemplares malencarados, bufantes y con mirada torva e intenciones de cornear lo primero con lo que tropiezan. En varios intentos el toro ha sopesado arrastrar a la Maestra Pastor a su terreno amagando con colar una vez y otra sus defensas sin afeitar, o sea, pinchonas pinchonas de verdad, pero la virtuosa torera ha escurrido el bulto con elegancia tan singular que el animal se quedaba plantado en la arena dudando entre escarbar en ella mareando la perdiz o correr hacia el burladero para dar media vuelta repentina y sorprender a la Pastor con una de sus jugarretas que parecen improvisadas pero que se deben a lo resabiado de su pedigrí. Esa ganadería y esa casta, en concreto, son desconfiadas por naturaleza y como no son de fiar, no se fían de nadie y menos de una torera tan diestra, eficaz y curtida. Por más que el testarudo Espaguirrito ha intentado de todo para chafar el arte  de la ejecutante, no ha habido forma de conseguirlo y ha sido la diestra girando con elegancia hacia la izquierda la que ha conseguido rematar la faena con una limpieza espectacular, mientras el morlaco se aferraba al flanco derecho del espacio entre las tablas y la muleta en una especie de duda metódica empitonante, pero la estrategia no le ha dado resultado alguno, todo el graderío ha comprobado como sus esfuerzos para embestir y pinchar de lo lindo, daban siempre en las tablas, se enredaban en la muleta o se esnafraban contra la arena del redondel, que en ese mismo alarde, le llenaba los ojos impidiéndole ver las evoluciones de la Maestra Pastor y lograba desencajar al pobre Espaguirrito, que ya no podía con su alma.

El evento ha terminado con un gesto excepcional por parte de la torera Pastor. Cuando tenía ar bisho a punto de la estocada final se ha parado en seco, le ha vuelto la espalda sin recelo alguno y montera en mano se ha dirigido al presidente de la corrida para pedirle que, excepcionalmente, conmutase la pena de muerte a Espaguirrito por el mérito de salir al ruedo  a su edad, para que quede muy claro quién es el animal de cuatro patas y quién el de dos, que además piensa, siente y respeta, y porque ella misma es noviolenta y muy de izquierdas, y ya se sabe que la gente así se hace roja porque no tiene agallas para matar ni una mosca. Porque es una cobardica que prefiere no ganar orejas ni rabos antes que machacar a nadie.

Olé por la torera capaz de no entrar al trapo, de no tener en cuenta las marrullerías de un animal preso y marcado por un hierro y regalarle la libertad a un toro pasado de fecha, como los yogures del Ministro de Agricultura y Alimentación.

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