miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ante una nube tan grande, lo mejor acabará siendo que la atmósfera se despeje


El espionaje masivo e internacional de la agencia estadounidense NSA ha evidenciado la inseguridad en las comunicaciones. / GETTY

Buscando un guardián para la nube

Para el ciudadano medio, el problema no es tanto quién le espía sino a quién cede datos voluntariamente.
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Las investigaciones de los daños del ‘Prestige’ se pararon hace siete años

Luis Gómez Madrid 
La crisis paró las todas investigaciones sobre las consecuencias medioambientales. La sentencia indigna a los estudiosos.
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Quizás mi visión del panorama suene a 'apocalíptica' mucho más que a 'integrada'. Me dan igual las clasificiaciones, porque sólo son etiquetas de doble lectura. Pero estoy convencida de que cuando la libertad se convierte en una cárcel no es libertad, sino vil chantaje y de que cuando un Estado potencia mafias de las que se sirve para apoderarse de todos los estamentos sociales, abusar, presionar, atemorizar, coaccionar y coartar, y tener el cinismo de asegurar que 'gobernar es repartir dolor' en vez de repartir ayuda solidaria, organización justa y crecimiento equilibrado, es una mafia completa y sus procedimientos para mantenerse en el poder son delictivos. Sus gestores no deberían sentarse en escaños ni presidiendo  tribunales ni en sillones con responsabilidad política ni gestora, sino en los banquillos de los juzgados que son el recurso que queda cuando ya no hay manera de sentarse en los bancos de una escuela decente que nos eduque como ciudadanos y seres éticos, antes que como consumidores cibernautas compulsivos. O delictivos, en una nube de hackers al servicio del mejor postor. Quiero decir con esto que esa "nube" tóxica que se ha apoderado de todas las comunicaciones planetarias la componemos entre todos, como las notas musicales componen una sinfonía y sólo se puede disolver si las notas se salen de la partitura que las contiene, las comercializa y las manipula. 

Es inútil y ridículo que las notas declaren la guerra a la partitura porque sólo crearían caos, bloquearían su función armonizadora y seguirían presas en la misma situación. Las notas deben tomar conciencia de su poder, de que sólo gracias a ellas existe y tiene sentido la partitura y que ellas son las únicas que poseen la clave adecuada para que todo suene y la música se materialice. Ellas pueden formar una partitura en el aire, sin que las aprisione una mente que sólo "sabe" música, pero no "es" la música. Ellas son la música pre-existente. La partitura es un invento de la matemática y la física gráficas del sonido, como las letras son la herramienta material de la palabra, pero en realidad ni las notas ni su conjunto armónico son propiedad de nadie, lo mismo que la palabra poética-profética tampoco "pertenece" al poeta, sino a la fuente que mana dentro de eĺ, a la Idea Universal, al Verbo, al Logos cósmico y de la que él sólo es un canal más, como tantos otros. El poeta y el músico verdaderos no se molestarán nunca ni denunciarán a nadie porque les imiten o les copien sin que se declaren los plagios o no se les pida permiso para reproducir sus canalizaciones, al contrario, en realidad escriben y componen con esa finalidad: el contagio de lo sublime entre las almas y las mentes de los humanos. Es otra vibración en la que no cabe el lucro de ningún tipo, sino el gozo del repartir y el compartir en ese banco de alimentos espirituales e intelectivos que es el universo del amor inteligente y por ello, gratuito, como la enseñanza, la sanidad y la asistencia básica en las sociedades más evolucionadas, cultas y prósperas.

Es por esa razón irracional, pero hasta cierto punto contagiada de una cierta lógica rudimentaria, por la que el poder se asusta de la idea, del arte y de la verdadera espiritualidad, que no es lo mismo que su imitador: el espiritualismo. Se asusta de la educación que despierta la conciencia y por eso la prohibe, la dificulta o la impide, directamente. Y la persigue en todas sus modalidades. Le molesta horriblemente, lo primero, porque no la comprende y el poder odia y teme todo lo que le sobrepasa y no puede dominar, porque está en otro plano inalcanzable para él. Le humilla no entender y su soberbia orgullosa le impide reconocer que no sabe ni entiende, por eso no aprende, le falta la sencillez del sabio, la capacidad de sorprenderse y alegrarse al descubrir y aprender. Por eso siempre está irritado, sólo entiende le humor como burla contra alguien, grita en las tertulias, apabulla con imposiciones y leyes sin pies ni cabeza, que se contradicen a sí mismas y cada día dice una cosa distinta para lavar la cara a su incapacidad y no reconocer su tremenda y mediocre precariedad, por eso necesita tener dinero en abundancia para comprar silencios, y amordaza, prohibe, espía, se cuela en las casas de los "disidentes",  ecudriña, desde la impunidad de "la nube"  lo que hacen y si no es de su agrado, les molesta con la invasión, la amenaza invisible, la tecnología, el desorden y la suciedad, el hackerismo y tantas herramientas como puedan aplicar a su violencia amoral, o sea, se convierten en enemigos de los que piensan y lo comparten con la intención de ayudar al desarrollo de los demás, incluído el propio poder, algo que  el poderoso teme porque cree que le va a quitar autoridad y caché y es justo al revés: le están ayudando a abandonar estadíos ínfimos, irrelevantes, primitivos, para hacerle descubrir todas las magníficas posibilidades de que dispone y lograr su grandeza si por fin descubre la excelencia del bien común, que sería su plenitud real como expresión legítima y lícita de la grandeza de su empeño.

Por esa razón Franco en vez de acceder al canje de prisioneros para salvar a J.A. Primo de Rivera, lo impidió. Franco temía al poeta. Le daba pánico que su visión del hombre hacia las estrellas no coincidiera con el diseño de su hombre hacia el fusilamiento por "rebelde" si no le acataba como jefe supremo de la dictadura que llevaba en las intenciones; por pensar, simplemente, algo que se convirtió en delito y traición a la patria bajo sus cuatro décadas de barbarie uniformada y brazo en alto. Usó el mantra usurpado del "cara al sol" para dejar ciegos a los pobres españoles que lo debían cantar a la fuerza y con el brazo en alto, mientras los agentes del orden público "debían" obligar a mantener la posición, so pena de buscarse la ruina. Eso lo viví en mi infancia, en la escuela, cada mañana, izando bandera en el patio escolar y después en el del Instituto, lo mismo que en los actos públicos de los pueblos donde mi madre ejerció de  maestra del Estado. Tampoco fue casualidad que muriesen Lorca y Miguel Hernández, el uno fusilado y el otro en la cárcel. Por poetas. Ellos, que no eran capaces de matar una mosca, que se dedicaron con el alma, el corazón y su inteligencia brillante a culturizar, a educar, a alimentar el espíritu del pueblo como masa, para convertirlo en ciudadanía, ellos eran más peligrosos que las armas o las bombas, porque tenían el poder de lo que el régimen nunca pudo hacer después de vencer por la fuerza a los más débiles: convencer desde los valores más altos y sublimes de la belleza inteligente.

También en el bando republicano se asesinaron poetas como por ejemplo el anciano cura del pueblo de mi abuelo, Don César, que le bautizó y antes había casado a mis bisabuelos extremeños. Era un ángel, además de ser el maestro y el médico, cuando el Gobierno de la Monarquía no mandaba maestros ni médicos a la pequeña aldea olvidada en el Valle de La Serena porque ni siquiera estaba en el mapa. Aquel hombre, al que nunca canonizarán porque vivió olvidado del mundo, hasta de su iglesia, porque allí nadie recordaba la visita de ningún obispo, -para confirmarse los niños tenían ir en carro o en caballo con sus padres a Guareña o a Villanueva de la Serena- enterrado en el anonimato y molido como un grano de trigo para que luego haya pan. Salvó vidas, curó  heridas, entablilló brazos y piernas rotos, ayudó a parir niños a la partera del pueblo. Su casa era el comedor, la biblioteca rural y el consultorio de todo.
Una noche de verano, un camión con milicianos se lo llevó a la tapia del cementerio, sólo porque era el cura. Aquellos desgraciados no le conocían y sólo daban rienda suelta al odio acumulado por la injusticia de siglos y miseria. Luego contaron en el pueblo que algunos habían llorado al escuchar las últimas palabras del anciano servidor del bien común: les bendijo con paz diciendo que le daban mucha pena, que a él lo liberaban y le mandaban a su casa del cielo, pero que ellos se quedaban en un mundo terrible y quizás sin nadie que  les enseñase a mejorarlo pero que él desde el cielo lo intentaría. También era un poeta y vivió como tal. Canalizando la belleza del amor fraterno. Es esa magia divina, pura belleza, que sólo se comprende y se puede disfrutar cuando no hay nubes de vigilancia absurda que nublen la sensibilidad, los sentimientos ni la inteligencia de los humanos. Todo llegará; es un camino muy largo y pesado. Pero vale la pena arriesgarse a amar a los que sufren y a los que hacen sufrir, por igual, con todas sus consecuencias.


Erlich

 


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