Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
La escuela pública en Suecia
estuvo considerada durante muchos años (junto con la finlandesa) como
una de las mejores en el mundo. En el informe PISA del 2000 el nivel de
comprensión de lectura, matemáticas y ciencias estaba muy por encima del
promedio de los otros países de la OCDE, el grupo de países más ricos
del mundo. Lo que caracterizaba el sistema educativo sueco era su
carácter multiclasista, es decir, que en sus aulas estaban representadas
todas las clases sociales, creando una escuela cohesionadora, crisol de
una de las sociedades menos desiguales en aquella colectividad de
países. Era el producto de muchos años de gobierno de partidos
progresistas, que promovieron los valores de equidad, progreso y
cultura. El fin de la educación era formar un ciudadano solidario, culto
y preparado para decidir y actuar en una sociedad democrática y
fuertemente participativa.
Ahora bien, en el año 2006, una coalición de partidos conservadores y liberales cambió el
sistema educativo. Muchas escuelas públicas pasaron a ser gestionadas
por compañías privadas, el modelo favorito, por cierto, de las reformas
Wert del Partido Popular en España. Otro cambio fue que las familias
podían escoger las escuelas donde enviar a sus hijos, promocionándose
las escuelas de gestión privada, financiadas con fondos públicos.
Como era predecible, hubo una
selección de los alumnos por parte de estas escuelas de gestión
privada, haciéndolo de forma indirecta, con lo cual aumentaron
enormemente las desigualdades educativas en el país y declinó
sustancialmente la calidad de toda la enseñanza. La descohesión del
sistema educativo perjudicó a todo el sistema educativo. Y afectó
negativamente su calidad. En el informe PISA 2009, en matemáticas y
ciencias, Suecia estuvo por debajo del promedio de la OCDE. Y se teme
que este año 2013 (el informe PISA sale en diciembre) continuará estando
por debajo del promedio. Ello es el resultado de las reformas
neoliberales que (como ha ocurrido también en varios Estados de EEUU,
que introdujeron reformas semejantes en sistemas públicos) han
deteriorado muy marcadamente el sistema escolar público.
Ante esta realidad, una
pregunta lógica es: ¿por qué las clases más pudientes presionaron para
que, a través de partidos políticos afines a sus intereses, se hicieran
aquellas reformas? Y la respuesta es que deseaban inculcar un sistema
desigual en el que sus hijos serían educados como ciudadanos de primera,
dejando las escuelas públicas (financiadas y gestionadas por el sector
público) para todos los demás. Y aceptaron incluso el deterioro de todo
el sistema (que afectó negativamente la escuela de sus hijos) a fin de
producir tal distancia social. Ha sido la práctica característica de las
clases más pudientes, que, anteponiendo sus intereses a los de la
mayoría de la ciudadanía, han causado con sus reformas un deterioro muy
marcado de los sistemas públicos, utilizados por la mayoría de la
ciudadanía. Esto está ocurriendo en Suecia, como también está ocurriendo
en España, incluyendo a Catalunya.
Como bien ha indicado
Francisco Martínez Mora de la Universidad de Leicester en su estudio
sobre la educación en España, “(Des)igualdad de oportunidades educativas
en España”, la escuela privada concertada y su separación del sistema
público (a pesar de estar integrada, en teoría, en tal sistema) está
contribuyendo a la polarización educativa del sistema escolar, con un
aumento muy notable de las desigualdades en el país. Y esta polarización
ocurre no sólo por la educación recibida en tales escuelas, sino por la
reproducción de las características sociales de cada clase social,
determinada por el origen social de cata tipo de estudiantes. La
interacción entre los propios estudiantes, entre las familias y el
profesorado, refuerza todavía más el clasismo de las escuelas. Y ello se
acentuará sustancialmente con las reformas Wert.
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