miércoles, 6 de noviembre de 2013

Siempre hubo clases y si no, que se lo digan al pp...

Wert: más que un cese

EL PAÍS
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Por fin, Rajoy da una a derechas, algo que debería ser lo más natural en alguien que es el abanderado de la zona diestra del contubernio politicante y no la excepción, como ha venido siendo hasta ahora en el talante ningueador de problemas y wertgüenzas varias, no sólo ni siempre originadas por el calvo y mediocre boicoteador de la cultura y la educación. 
Sin embargo, como muy bien apunta hoy nuestro amigo Iñaki, no es oro todo lo que reluce, porque desautorizar al cantamañanas sin ppedigrí no es lo mismo que meter mano a fondo en la basura íntima de la casa genovesa y hacer una limpieza general de la A a la Z en asuntos gravísimos que en vez de aclararse y limpiarse con todas sus consecuencias, se esconden, se pudren y dejan al ppartido mucho  peor que si se permitiese la catarsis hipernecesaria. Pero es lógico, en el discurrir ppoppular, que esto sea así por pura supervivencia. 

Wert es un apósito adhesivo perfectamente humillable, cuya recalificación estratégica a la baja, puede representar hasta un respiro, para que los ciudadanos y la UE consideren que Rajoy no es el inútil marmolillo bloqueado que aparenta ser, Wert se trata como un grano molesto y ya está, pero la Gürtel y sus compinches junto con Bárcenas, son la esencia y el motor del propio partido popular es un tejido enfermo y, por desgracia, el partido que gobierna por mayoría convulsa. Por eso prefieren aplicar en sí mismos la quimio de la mentira y la radio de la corrupción completa. Ya se sabe que esa enfermedad social es psicosomática, que toca niveles mucho más allá del físico, y no sólo orgánica, que se trate como se trate, es terrible porque la curación completa implicaría  cambios básicos de conducta y de mentalidad tan decisivos que sin ellos la extinción está asegurada, después de un calvario fármaco-dependiente, o sea, después de que los ciudadanos machacados se tiren al monte y vayan paralizando el país, se nieguen a admitir el mal común y que la UE les pare los pies cada semana obligándoles a bajar del burro sí o sí con las leyes en la mano. Una enfermedad tan grave no puede hacer nada sano, sólo ponerse parches y devorar aspirinas, porque su deterioro es total e imparable. 

El PSOE, que no es ni mucho menos un modelo de lucidez, al menos tiene la inteligencia decente de admitir sus errores, de intentar autoanalizarse con honestidad, es un síntoma recuperable, pero el pp es ya la enfermedad social en el último estadío de la mayor gravedad terminal y si los socialistas necesitan repensarse, los populares necesitan urgentemente, como los buenos samurais, disolverse, morir a este estado demencial y fiambre de los palos de ciego obtuso, olvidarse del pasado remoto como modelo apolillado y reconvertirse, no para ser los más votados en el simposium de la trola insostenible y de la corrupción como normalidad "democrática", sino para resucitar en otro plano. Porque éticamente son un cadáver descompuesto y enorme, al que en su día no se incineró. Y no sólo no gobierna, -los mediomuertos no pueden hacer nada- sino que impide el curso de la vida social con su podredumbre inconmensurable, que para ellos es lo más natural, mientras los españoles deben andar con mascarilla, escafandra, traje, guantes y botas  de amianto para poder resistir el medioambiente.

Qué más quisiéramos que la desautorización de Wert fuese una dimisión y el comienzo de una cadena de dimisiones coherentes. Pero, lo más "lógico" en la mentalidad ppera es que Wert, como Bárcenas, Mato o Gallardón, no se vaya si no le echan, porque la pela es la pela y el orgullo chafado se traga a cambio de la obediencia recompensada y remunerada, y porque, además, nadie en el pp se atreve a echar a nadie, todos saben lo que hay de fondo y un resentido, como son ellos por naturaleza, podría hablar demasiado. Por eso nunca mueven nada; están juramentados como las sectas, nadie transgrede una fijación ni un "deber" de pernada agradecida. Nadie hace nada nunca, para que, como dice el Píncipe de Salina en Il gattopardo de Lampedusa, todo parezca que cambie para que todo siga igual, por el efecto mariposa sui generis en el cemento corrupto que da coherencia a la emppresa. Ya es evidente, que el que rompe el sagrado juramento acaba en Soto del Real y amenazado de por vida, y con la Justicia como chica de los recados. 
Si Wert, tragándose el sapo del tirón de orejas, ha sido capaz de aplazar hasta el año que viene el esquilme del Erasmus, seguramente para Rajoy ya es una pica en Flandes y considera que la punición de darle un toque desautorizador de cara a la galería es suficiente como medida radical. Me gustaría que la sugerencia de Iñaki se cumpliese, pero no soy tan optimista y no creo en absoltuo que quienes están corrompidos hasta la coronilla hagan algo más contundente que remueva los lodos del cotarro y todo salga a la superficie por un quítame allá unas becas que se quedan en lamentable anécdota si miramos el cuadro de suicidios y muertes por desahucios y desatención recortada o las colas del paro infinitas, de quienes no sólo no pueden salir a Europa a estudiar, es que no tienen para comer nada más que el banco de alimentos o los comedores de beneficencia. Familias al raso, con todos los miembros activos en paro, niños que sólo pueden comer en la escuela, con  ayuda personal de los maestros recortados a su vez. Si esas atrocidades no les han conmovido hasta los tuétanos y hasta les permiten vivir y dormir a pierna suelta, como si tal cosa, no creo que el lamentable estado de la cultura y la educación les provoquen la más mínima inquietud. A no ser que la UE instaure una troika social  y humanitaria que los meta en cintura con amenazas y presiones de alto nivel. Como buenos católicos, lo único que les importaría es el qué dirán los de fuera. El escándalo de que se sepa en público internacional lo miserable que se es en privado "nacional".
 


Forges

                                                        




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