lunes, 25 de noviembre de 2013

Los mismos perros y los mismos collares



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Ahora a Francisco sólo le queda cambiar otra vez al Padre Lombardi, jesuíta, como responsable de prensa del Vaticano, por Navarro Valls, el del Opus, que fue la mano derecha (obviamente) de Wojtila. Así Bergoglio se asegura de que todo en la iglesia sigue atado y bien atado. Un pontífice sobre todo es un ingeniero tendedor de puentes, en este caso entre la humildad de Francisco de Asís y la soberbia de Escrivá de Balaguer, entre el poverello de San Damiano y el rico Epulón de Torreciudad. No sé como acabará Bergoglio este imbroglio, pero con el Evangelio en mano lo tiene muy crudo. ¿No sería mucho más fácil y más eficaz seguir a Jesús directamente antes que a los intérpretes y actores de su mensaje por muy santos que los haya hecho esa iglesia, deformadora de la enseñanza y el testimonio vital del Maestro, cuyo evangelio ha lijado, teñido y re-formado para ajustárselo a la medida de su mejunje institucional? Ay, Francisco, cuánto bailar en la cuerda floja mediática, para acabar simpre igual...Ya lo dijo Jesús muy clarito: "por sus frutos los conoceréis", no por su glamour en twitter ni en las ruedas de prensa...ni por ir de párroco del mundo con la misma sotana de siempre...y el mismo Edicto de Milán en el bolsillo de la memoria histórica. Ya lo aclaró Ratzinger cuando en uno de sus primeros documentos papales afirmó que sin Judas no habría sido posible la redención. Ains!

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