El disputado voto del señor Cayo
Parece mentira que las reivindicaciones que llegan de Cataluña y de la España vacía se estén dando en el mismo país, en el mismo momento, pero tal vez sean dos caras de la misma moneda
Cataluña y la España vacía son argumentos de campaña
que van a jugar un papel muy relevante en el resultado electoral. La
España que exige igualdad de trato y la que exige trato diferenciado
establecen además dos líneas de fuerza complementarias y
contradictorias, como si un asunto fuera la imagen especular del otro.
Ambos casos no se enfrenta con el problema gigante de la España
invertebrada que, casi un siglo después de ser formulada por Ortega, sigue sin vertebrarse. Dos cuestiones mayores que requieren, eso sí, el pacto de Estado por antonomasia pero que se están abordando de forma caótica:
una, el conflicto catalán, con tantas recetas como partidos, más el
añadido venenoso del franquismo redivivo. Por cierto, el Roto lo señaló
ayer con su genialidad habitual: "Ya no hace falta desenterrar al
dictador", dijo, "porque ha resucitado".
Y el otro asunto mayor, el de la España vacía, porque es casi
folklórica esa romería de políticos de ciudad fuera de lugar como pulpos
en garaje entre tractores, terneros y aldeanos en busca del disputado voto del señor Cayo,
que diría Miguel Delibes, y con una atropellada catarata de medidas de
última hora muy poco creíbles. Quedarán en muy poca cosa porque, seamos
sinceros, para nuestros partidos la España vacía no es un problema nacional, es un problema electoral,
y por tanto se irá con las elecciones. Parece mentira que las
reivindicaciones que llegan de Cataluña y de la España vacía se estén
dando en el mismo país, en el mismo momento, pero tal vez sean dos caras
de la misma moneda o el haz y el envés de una misma realidad.
Postdata: enhorabuena a Jordi Évole, logró una entrevista hito mundial.
La entrevista que envidiamos, que todos los periodistas hubiéramos
querido hacer.
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