La equidistancia no existe
Desmond Tutú, el arzobispo sudafricano pacifista y beligerante
contra el apartheid, osó decir: "Si eres neutral en situaciones de
injusticia, has elegido el lado del opresor"
Los viejos amigos de
Rosa Parks también lo éramos de Desmond Tutú, otro personaje que puede
arder en los altares de la ira por hacer y decir cosas inconvenientes. O
por ser mencionado, las sensibilidades andan a flor de piel. El
arzobispo sudafricano, pacifista, beligerante contra el apartheid, osó
decir: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el
lado del opresor”. Fue una de las personas que mejor definió que la
equidistancia no existe. Su búsqueda sí, de ahí que la justicia lleve en
su mano una balanza. Humanas aplicaciones, trampas sin fin en los
países corruptos, defectos de fabricación, terminan por privar de la
exactitud matemática al punto medio. Cuando no lanzan las posiciones al
extremo. El peligro de mirar al horizonte torcido es que se equivoca el
fin y el camino.
En la tarde de este martes, PP, PSOE
y Ciudadanos han hecho una filigrana curiosa: el Congreso en pleno ha
votado a favor de no vender armas a países donde haya represión interna y
violen los derechos humanos pero los tres partidos han bloqueado que se vete a esos países.
A Arabia Saudí e Irak que son bien principales. A estos que no se los
toquen. Tras declarar secreto el acuerdo militar, ahora “bloquean el
veto al rechazo”. ¿Me siguen? Equidistancia pura,
cero grados, ni frío ni calor. Solo que las bombas seguirán cayendo y la
persecución del disidente se seguirá ejerciendo. A sangre y dolor,
aunque no lo vean. Se han situado al lado del opresor. Con suma
elegancia, eso sí. Los grandes medios tampoco están para estas
menudencias con lo caliente que se mantiene el asunto de Catalunya.
Rufían –dicho a la persona del mismo nombre-,
franquismo, brujas malas, secesionismo, vanidad, banderas del aguilucho
que traen la paz, irrelevantes, burdas tergiversaciones, posverdad,
carteles señalando alcaldes, portadas señalando políticos, odio,
excepción, 23F. Hay que entrar en las webs de los medios o conectar las
televisiones tras tomarse dos tazas de tila. Algunos de sus firmantes se
verán muy juiciosos y equilibrados, sin duda. Como los mil cultos que
han firmado un manifiesto para invitar a no votar en el referéndum
porque se ha hecho todo mal. Toman partido explícitamente, unos pocos
lo hicieron en varias causas necesarias, a otros nunca les vimos. Creían
mantenerse en el confortable punto medio.
"Machista y fascista asqueroso"
le ha llamado a Ignacio Escolar un individuo al que pagamos con
nuestros impuestos en TVE, Javier Cárdenas. No le gustó que criticara el
sexismo de su programa Hora Punta. El ministerio
de Cultura ya tiene candidato para heredar el Premio Nacional de
Televisión de Pablo Motos, al que se le ha concedido este año. Si sigue
este Gobierno, que seguirá por la exquisita equidistancia de quienes lo
hacen posible. Los mismos siempre.
Como Google, que
me ofrece desinteresadamente al conectarme en el móvil noticias del
estercolero mediático. “Toni Cantó deja en evidencia al rastas de
Podemos”, “Marhuenda estalla ante Javier Sardá”. Ese sórdido mundo que
entra por las pantallas a invadir cerebros desvalidos para que lleguen a
las manos en sus posturas enfrentadas respecto a Catalunya, mientras
les roban su vida y su futuro. 5,4 millones de ciudadanos viven en
España con menos de 6.000 euros al año. La cifra ha aumentado. “Al
camarón que se duerme se lo lleva la corriente”, pregunten a Rajoy que
de refranes sabe mucho. Y, su equipo, de adormideras.
La estridencia de la que hablamos esconde otras posiciones de similar
violencia con etiquetas de equidistancia moderada. Y es que siempre se
toma partido. Las gradas del que se juega en Catalunya están repletas y
brillan al sol sus apuestas. ¿23F? por favor, tengan un respeto por las
víctimas de nuestra historia, más aún por estar tan cargada de
pronunciamientos. Los fusiles de asalto no se venden en las urnas. Igual
más en los bloqueos de los vetos.
Empezó con un
“este dice, el otro dice” para que el consumidor se surtiera de
opiniones al gusto y no de datos. Y ya vale todo. Juana Rivas, la madre
que no quería entregar a sus hijos a su exmarido maltratador, condenado
por la justicia como tal, fue otra víctima de la mal llamada
equidistancia. Sus hijos más, ahora están con él. Cada día y cada hora.
Hace años bautizamos a esta degeneración de la equidistancia, como equidistania. En Escolar.net. Y en Equidistán, el país de los equidistanís,
el maltratador estaba en el mismo plano que el maltratado, la víctima a
la par que su verdugo. Peor, algo habría hecho para merecerlo. Los
grandes atropellos en la consideración de las infracciones nimias en los
juicios mediáticos. Siempre al lado del opresor. La situación ha
empeorado gravemente. Una política destacada como Inés Arrimadas, que
sufre intolerable insulto en un tuit y recibe múltiples apoyos de todo
signo, se permite decir a otra, Anna Gabriel, amenazada de muerte a
través de pintadas en la puerta del edificio donde va a hablar ¿Qué esperaba?,
tan concluyente de su personalidad y objetivos. Y no ocurre
absolutamente nada. A mi se me heló la sangre en las venas, no soy nada equidistaní.
Cada acto de nuestras vidas implica una elección. Lo exigible es la honestidad y el equilibrio. Equidistán está dejando una niebla turbia que distorsiona el horizonte.
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