lunes, 25 de septiembre de 2017

La prensa de Goebbels seguramente empezó así


Un centenar de ultras intenta boicotear el acto de apoyo al referéndum en el Teatre El Micalet

La plataforma 'Pel dret a decidir' convoca una asamblea con más de 300 personas en solidaridad con Cataluña y los afines a España 2000 se concentran en la puerta a gritos de "viva España" y "Puigdemont al paredón" 

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Es indignante que la verdad se aliñe con mentiras. Y más aún que algo así  se autoproclame "prensa libre". 

Esta escena lamentable duró lo que una piruleta en la puerta de una escuela. Eran una docena de abuelos y cuatro matones que la policía desalojó antes de que el acto en defensa de la libertad de expresión comenzase en el Teatre del Micalet, en la calle Guillem de Castro de Valencia donde yo misma estuve presente y al que llegué con retraso: venía de acompañar en sus últimos momentos y de cerrar los ojos con mis propias manos a un compañero y amigo, luchador generoso contra la injusticia, hombre de paz y comunista de alma y corazón, el compañero 'Ángel', -su nombre de guerra(¿!)- que acababa de morir, a unas pocas manzanas del Micalet, a las 19'00, por eso, en vez de a las 19'30, que era la hora de comenzar, llegué a las 20'15 y no había en la puerta nadie más que dos personas del Teatre, para abrir y cerrar. Así que de protestar durante dos horas nada de nada. 
A la salida pregunté por los fachas cuya convocatoria había anunciado la corresponsalía en Valencia de eldiario.es y me dijeron que un grupo  más o menos, de una docena de personas ancianas, junto a  unas cuatro o cinco cronológicamente más jóvenes pero igualmente poco despiertas y de sexo masculino, con banderas españolas, habían estado en la acera a eso de las 19'00 pero que la policía les había echado de allí enseguida y habían colocado dos furgones policiales ante las dos entradas del Teatre. En un cuarto de hora no quedaba nadie. Y a la salida -sobre las 21'30- tampoco había ni un alma. Es muy chocante que los cronistas hablen de los fachas que no pudieron hacer nada y no se hayan molestado en dar una crónica del acto ni explicar quiénes estuvieron presentes ni qué tipo actividades se desarrollaron en el interior, que por supuesto, era de entrada libre. 

Cada vez la prensa se centra más en el estruendo y en las alarmas sin cuento que en los contenidos de la información, en lo que destruye que en lo que construye. Lo mismo sucede con las noticias sobre la homeopatía, a cargo de un tendencioso Teguayo Pinto, que lleva por su cuenta una cruzada mediática de desprestigio sin más razón científica que calumniar lo que evidentemente desconoce y tirar por tierra sin argumentos serios y demostrables la homepatía; no es posible informar de verdad sin ser capaces de convocar a médicos y farmacéuticos en activo que sean además homeópatas y puedan explicar desde la ciencia y no sólo desde el prejuicio medieval e inquisidor el valor de los diversos procedimientos terapéuticos y de otras formas más humanizadas de ejercer la medicina, haciendo al paciente co-responsable de su cuerpo y de su salud, ya que en definitiva es el usuario de la medicina quien carga con las consecuencias de las decisiones del médico, al menos que pueda elegir con conocimiento de causas y efectos y desde su experiencia empírica. Que pruebe los distintos métodos para curarse y elija con cuál se siente mejor o peor, con cual se cura y con cual no, e incluso empeora y se muere. Porque los organismos y sus reacciones no son homologables ni idénticos.Y además cambian a lo largo de la vida según el medio y la forma de vivir de cada uno. De hecho los efectos de los férmacos en el cuerpo no siempre son los mismos, de repente algo que te sentaba bien, produce reacciones adversas o al revés. Y eso los médicos no lo investigan, simplemente experimentan cambiando de pócima pero no de visión, de análisis holístico ni de método. Ése es uno de los errores más tremendos de la medicina habitual que el capitalismo perpetra contra la ciudadanía y que ésta debe neutralizar proclamando también la independencia de su conciencia y aprendiendo de sus enfermedades para desarrollar responsablemente su salud como patrimonio y no como penitencia que el estado de bien estar le impone a la fuerza e ilegítimamente.

Por supuesto que eso requiere que los médicos superen el estado de papagallos repetidores de "protocolos", que se liberen éticamente de las presiones de los laboratorios del negocio farmacéutico  y entren en estados de conciencia más desarrollados y lúcidos. En Europa, lo tengo comprobadísimo con cuatro hijos y cinco nietos en Alemania, la homeopatía es un tratamiento absolutamente normal que lo recetan en las consultas de la seguridad social sin ningún problema y con Angela Merkel controlando, nada menos.
Lo que tal vez, a nivel periodístico, degrade la objetividad de la información sea tener como asesores en medicina a médicos que no han ejercido su carrera desde que la acabaron, hace cuarenta años. Y dedicados a la farándula ya no distinguen una enfermedad de una bufonada.


La prensa, querido Nacho Escolar, para ser libre e independiente, no sólo necesita dinero y susciptores, sino sobre todo, aprender a contar la realidad objetiva, más allá de los intereses y opiniones de los amiguetes (es el riesgo mediático e inevitable de depender del dinero ajeno) y no sólo desde la opinión, eso, viene luego, en las columnas donde se comentan los distintos puntos de vista, pero la comunicación de los hechos, como en los tribunales, deontológicamente, no se puede mentir ni deformar si se es verdaderamente libre e independiente. Si hay conciencia por encima de sensacionalismo irrelevante, pero que intoxica y descuartiza la verdad de los hechos que se relatan.
No se puede ni debe hablar de un ataque fascista cambiando la realidad de los datos por la alteración voluntaria de los hechos, en tiempos, número de personas  y de contundencia e  intensidad, y para colmo sin referir de qué va lo que los fascistas tratan de boicotear: un acto de cultura política e histórica comunicado previamente al departamento ad hoc de la administración funcionarial, y en el que los cronistas de un solo lado no tienen nada que decir porque no estuvieron presentes, como hubiera sido su obligación profesional para hacer periodismo de verdad. No se puede contar la historia tal y como es desde una sola trinchera. Desde un solo punto de vista. Para eso, por fortuna, ya están los bloggs y el Intermedio. No hace falta usar los periódicos y devaluar el periodismo dando gato por liebre.

Si eso no puede cambiar porque el sistema financiero no lo permite, no habrá prensa libre jamás porque en realidad es un oxímoron, una aporía, que dirían los griegos. El futuro inmediato, como el presente, de la prensa, sin duda, es la secta desinformativa y el club privado de amigos de la opinión. Y los periódicos universales más fiables serán Twitter e Instagram, siempre disponibles porque no cierran la edición en ningún momento y dan carnaza a tutiplén para todas las tendencias y a la larga resultan por contraste y análisis personal mucho más 'objetivos' a efectos prácticos que una secta libre e independiente de intención pero atada y dependiente por suscripción.
Como diría Vicenç Navarro: así de claro.




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