La izquierda española y Catalunya
En una de esas frases de
mitin, siempre tan trabajadas para que quepan en un titular, el líder
socialista, Pedro Sánchez, ha sentenciado que "el 1-0 no va de echar a
Rajoy, sino de romper España y fracturar Catalunya". Una afirmación
redonda sino fuera por un pequeño detalle: ¿Y si para que no se rompa
España y no se fracture Catalunya fuera condición imprescindible echar a
Rajoy? Entonces, ¿qué hacemos?
Hay bastantes
posibilidades de que así sea y sin desplazar al PP no haya solución
posible. A fin de cuentas el discurso anticatalán implementado por los
Populares durante una década, el extemporáneo y oportunista recurso
contra el Estatut, la bizarra teoría del suflé o la política de no a
todo cuanto pidieran desde Catalunya resultan directa responsabilidad de
Rajoy y algo ha tenido que ver con la gravedad de la situación actual.
Asegura también el líder socialista que obligará a Rajoy
a sentarse a negociar para buscar una salida para Catalunya.
Seguramente lo intentará, pero será interesante ver cómo convence a un
presidente que sabe que la derecha entrará en alerta roja en el momento
que abra la reforma constitucional o se siente a negociar con los
nacionalistas catalanes. Los mismos que ahora exigen que la Guardia
Civil tome Barcelona reclamarán indignados que acuda a la Moncloa,
porque esa es la verdadera raíz del dilema que afrontamos: no se puede
reformar la constitución sin el Partido Popular y los populares en el
gobierno jamás permitirá el inicio de un proceso que pueda acabar con la
unidad de la derecha; la reforma constitucional sólo puede hacerse con
la derecha fuera del gobierno.
Por su parte, Pablo
Iglesias sostiene que esto no va de independencia, sino de derechos y de
echar a Rajoy. En consecuencia ha convocado una asamblea donde se
pretendía demostrar al PSOE que existe una mayoría dispuesta a echar al
PP esperándole. De momento la demostración no ha salido del todo bien y
falta ERC, un actor indispensable en esa mayoría alternativa; además
todos sabemos que el PNV acude para negociar con más fuerza ante el PP
su apoyo a los presupuestos.
Pero demos por bueno que
sólo representan pequeños inconvenientes, como afirman en Podemos, y al
final todos suben al barco de la defensa de los derechos civiles.
Resuelta la cuestión de los derechos y de echar al PP, quedará por
resolver la cuestión de la independencia porque, guste o no, esto sí va
de independencia y de la legitima demanda de muchos catalanes de ser
nación independiente. La izquierda española habla del referéndum
acordado casi como si fuera una formalidad, porque les mueve el firme
convencimiento de que ganará el NO si a los catalanes se les ofrece otro
proyecto de España. La pregunta es si está realmente preparada la
izquierda española para asumir la posibilidad más que real de que gane
el SI porque Catalunya quiere tener su propio proyecto nacional.
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Tras la lección de decencia coherente de ayer en Zaragoza, para cualquier demócrata responsable y adulto lo normal es alegrarse y estar agradecidos por el hecho de que haya al menos un soplo de cordura en algún lado, un buen equipo cívico en algún sitio de las instituciones del estado que sea capaz de iniciar y coordinar unas propuestas concretas para intentar salir de ese marasmo en que el biparty consume la democracia con la misma ineptitud en Génova que en Ferraz.
Poner pegas a lo que se impulsa sin ni proponer nada alternativo que mejore las expectativas se parece mucho a la faena de los esquiroles en las huelgas, querido Losada, y lo digo desde el aprecio que tengo por tu lucidez y respetando tu derecho a pensar y sentir lo que mejor te parezca. Por eso me choca que alguien con tu sabiduría se quede en la periferia de los acontecimientos.
Desde luego el problemón que estamos arrastrando no se alivia dando pellizcos de monja a las propuestas más sanas. Si no se quiere colaborar porque la iniciativa no ha partido de las propias afinidades electivas, o porque de verdad hay razones concretas que a una no la convencen, pues no que no se colabore, que para eso está la libertad de juicio y de opinión. Pero, al menos, es bueno reconocer que apoyar lo positivo es más útil que desconfiar de todo lo que no se tiene seguro de antemano, como lo es alegrarse y cooperar desde el respeto y el apoyo al bien común en todas las iniciativas sanas que se pongan en marcha, desde cualquier sector, para parar un disparate, como canta Lluis Llach en L'estaca o Labordeta en Una tierra que dice libertad o Raimon en Diguem no. Cualquier movimiento en positivo que se haga es mucho mejor que sentarse a esperar que alguien haga algo desde la peana del poder que sólo barre para sí mismo pero sentado, para más inri, encima del pueblo, chupando del bote y jugando a poli malo-poli bueno, como profesión política, como carrera profesional, que es lo que hacen el pp, el Psoe y c's, al menos hasta ahora.
Una izquierda de verdad no se puede resignar a esa cutrez. E iniciativas como la de ayer en Zaragoza son más dignas de agradecer que de boicotear, para cualquier persona de bien, ya no hablo de sectas partidistas, me quedo en la mera conciencia social y política de base ciudadana.
¿Es acertado dar por hechas unas hipótesis que no dependen de nosotros sino de variables imprevisibles que nos superan y hasta pueden ser en la realidad lo contrario de lo que parece que van a ser en la especulación, como sucede en las urnas tantas veces? ¿Quién puede asegurar unos resultados determinados en un referendum, del que lo único que se reclama es que se realice para que no se conculque el derecho básico a la libertad de expresión? ¿Qué es más importante para la democracia, que Catalunya se haga independiente o que España sea un estado de derecho democrático con todas sus consecuencias y su dignidad imprescindible? ¿Quienes quieren retener por la fuerza a quienes no quieren estar con ellos formando parte de un estado súper-deficiente o de una pareja terrible en todos los aspectos importantes, por parte del que sufren represiones y control injusto y dictatorial completamente opresivo y obtuso? Los maltratadores. Y se está demostrando por activa y pasiva que el gobierno del pp y sus cómplices están maltratando a Catalunya con un sadismo despreciable, con el agravante de usar las leyes sin legitimidad, con lo que la legalidad se queda a la altura del betún. Pisoteada por la bota de un régimen tan "racional" de letra con sangre entra, que resulta una crueldad propia de primates más que de seres humanos. La equidistancia en los malos tratos es aberrante. La Ley, para ser legítima además de "legal" tiene el deber moral y jurídico de usar el derecho para ayudar al oprimido y castigado por los abusos de poder de quienes no le dejan respirar utilizando ese poder público al servicio de sus intereses de clan; ¿puede estar tan ciega la ley como para no ver las barbaridades que se comenten en su nombre, como para considerar a los miembros de un partido y de un gobierno podrido hasta las cachas, que está arruinando España, capaces de ser justos en sus acusaciones si ya tienen corrompida la intención y el hueco que debería ocupar la conciencia lo ocupa su avidez y su miedo a ser despojados de sus cargos y tener que asumir la lista interminable de sus delitos, desde que se aposentaron en el gobierno con el fin de enriquecerse y lucrarse, como lo ha considerado la misma justicia en los tribunales que les tiene imputados y encarcelados? ¿Qué haría esa justicia si estos desmanes en Catalunya los perpetrasen delincuentes comunes y no de élite?
Mientras la justicia se quita la venda y ve lo que hay, no es extraño que Catalunya se quiera salir de semejante delirium tremens, confieso que yo también me iría si pudiera y hasta me cambiaría la nacionalidad por la vergüenza colectiva que siento.
Lo triste es que al parecer la misma ceguera que afecta a la Justicia esté afectando a demasiada gente que influye en la opinión pública -cada vez menos, es verdad- para desactivar la legítima desobediencia civil y pacífica, la resistencia ética y crítica de la conciencia por encima de los intereses ideológicos, económicos, profesionales, dogmáticos y acríticos con todo lo que consideran intocable, porque tienen pánico a que les sorprenda lo que no se creen en condiciones de afrontar. Desde los políticos de atrezzo hasta la gente de apariencia sensata y reflexiva, hay una costra durísima e impenetrable que separa la realidad ciudadana del reino de las castas. Esa costra impide que la luz y la nueva energía de lo que está vivo pueda iluminar lo que está privado de vida y sólo funciona por inercias mecánicas, por fórmulas y protocolos que son un callejón sin salida, por eso en ellos no hay esperanza ni más iniciativa que quedarse como están. Desde esa postura no hay solución y es lógico que lo digan, pero para quienes están vivos aún, siempre queda algún recurso inteligente y liberador con que poner en marcha otras vías que no sean entrópicas como lo que ya se ha agotado.
El acto de ayer en Zaragoza, como lo será el acto de hoy en Valencia en el Teatro de El Micalet, como fue el de Madrid y de tantos municipios por toda la geografía española, va en esa nueva línea de la bifurcación a que alude el Nobel de Física Ilia Prigogine. Para salir de la mortalidad entrópica por consunción, hay que desobedecer la entropía y salir de ella. No es posible ser libres para crear lo que necesitamos ahora, si seguimos encadenados a las rutinas mentales, sociales y políticas. ¿Se hubiese descubierto América en el siglo XVI si Colón se hubiese resignado cada vez que le dijeron no a su proyecto loco y destarifado de viajar al revés hacia las Indias? ¿Se habría cambiado la represión católica por la conciencia libre de la reforma, si Lutero hubiese claudicado ante Carlos V obedeciendo las leyes injustas pero legales y renunciado a ser coherente con lo que había descubierto en su interior y al traducir los evangelios a su lengua vernácula, desobedeciendo a la santa madre iglesia de todos los horrores, cruzadas e inquisiciones? ¿Y si tampoco hubiese desobedecido el príncipe que gobernaba el territorio de Würtemberg y que se arriesgó a contradecir a su emperador y al papa, protegiendo a Lutero mientras éste traducía y organizaba la edición en imprenta de la Biblia tal como estaba escrita y no como la contaba el Vaticano en el latín ininteligible del Imperio que le sonaba a chino al pueblo?
El miedo es mucho peor que cualquier ruptura de lo que sea, peor que cualquier tropelía que nos haga cualquier gobierno, porque es el miedo el que cala y empapa el entendimiento y la voluntad hasta aniquilarlos con su moho y su podredumbre acomodaticia. ¿Existiría el oasis de Marinaleda si el miedo hubiese paralizado a sus habitantes y se hubiesen resignado a ser esclavos jornaleros como siempre habían hecho sus padres, abuelos y bisabuelos y no se hubiesen arriesgado a asumir su libertad y su empeño por ser campesinos asociados y co-propietarios de su trabajo? ¿Conoces Marinaleda, Losada? ¿ Y los municipios catalanes donde gobiernan las CUPs o los republicanos, como Prades o Siurana, por ejemplo? Pues si no conoces de cerca esas utopías imposibles hechas realidad, dáte una vuelta por allí y fliparás, sin duda. Y comprenderás por qué gente que conoce esas formas de vida ya no se resigna a ser esclava de lo que vale mucho menos que su dignidad y sus derechos. Estamos tan maleducados en el temor a todo lo que creemos que nos supera, que no somos capaces de superar nada que exceda el perímetro del pesebre al que nos tienen atados. Y lo peor del caso es que en ese plan nos dedicamos a recomendar que nadie salga de la cuadra porque fuera de la seguridad del amo, puede pasar de todo. No se nos pasa por la imaginación la de cosas buenas, de posibilidades magníficas y geniales que hay fuera de la cuadra y del control del gañán que nos "cuida", para utilizarnos, vendernos o llevarnos al matadero en cuanto le convenga. Claro, que la cosa cambia, si el amo te cuida y te regala pienso de buena calidad, te sientes por encima de los no favorecidos y tú te conformas con eso.
No nos engañemos, esto no va sólo de independencia territorial, sino sobre todo de libertad de conciencia y de visión, esto está doliendo tanto porque nos ha puesto en crisis, frente al espejo y hay que elegir entre irse del Titánic o quedarse bailando el último vals, sabiendo que se hunde sin remisión. Por eso el miedo ha tomado los medios y los medios se han fundido con el miedo en un pacto mortal de necesidad para la democracia bajo chantaje. Y no es una salida de territorios, ni mucho menos, eso es sólo una metáfora aunque no lo parezca, se trata de una ruptura mucho más profunda de energías renovables y energías patógenas en extinción, entre conciencia sí y conciencia no. Entre resignarse a sobremorir en el cementerio egópata de la dignidad y de los DDHH, sometidos al shentido común de Rajoy o habitar en la tierra viva de la libertad responsable, la justicia y la igualdad solidaria. De lo imprevisible y sorprendente, de la inteligencia colectiva. Lo que jode es que es un momento en el que todo depende de lo que elijamos y no de lo que nos manden "elegir" por decreto ley, como estamos acostumbrados a hacer.
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