viernes, 22 de septiembre de 2017

Lo difícil no es saber qué va a pasar, sino ver lo que hay o no hay, pase lo que pase.


Leo y releo. Qué bochinche, pd! Y qué oportunidad de oro para ir macerando el cambio esencial que se nos quedó a medias en el 78. Quedarse atrapados por el miedo confundido con la falsa prudencia, en el mero tira y afloja entre dos conceptos de nacionalismo es degradar el presente y cercenar el futuro de la auténtica democracia. Hay que estar menos histéricos y más serenos para que no nos sigan manipulando con la actualidad filtrada al aire de lo que sólo nos cuentan y no vemos ni oímos directamente.

Según se lee y se escucha todas las miradas se han quedado fijas en el 1-O. Y todo lo más en el 2. El día después. Poco nos va a aportar esa miopía tan española del cortoplacismo, esa mentalidad futbolera y especuladora de eventos, donde la máxima aspiración se reduce al partido dominguero, a la quiniela del ganar o perder, del que depende la "ilusión" de los hinchas, la victoria del equipo y el pastón que ganan los "estrellos" y que pagan sus mantenedores aunque cobren una miseria en  trabajos cada vez más degradados y degradantes. Tras el espectáculo de los disparates y las tracas de las fallas que hacen arder la ciudad al completo, lo que va a pasar está muy claro: tras la cremá, solo quedan cenizas, las lágrimas de la fallera mayor, el agotamiento de los falleros y ciudadanía derrengada en general, ah, y el olor a chamusquina impregnando toda la ciudad sin que se note, el olfato se ha atrofiado con un mes a base de pólvora y ah, masclets (siempre masclets, machitos; para estas cosas hay que ser muy machos y muy machas) y una capa de mierda en la atmósfera que da miedo y que sólo se ve desde arriba si te acercas desde el cielo en un avión. Al día siguiente de la torrá, la ciudad aparece libre de ninots y de monumentos que ya no existen, pero en el aire la cosa no tiene nada que ver con lo que se ve en el suelo. En el suelo nadie es consciente de lo que se está tragando al respirar durante y tras la fiestuky. 

La metáfora futbolera y valenciana dibuja que ni pintado el panorama ehspañol. Este estado, desde su fundación fachunga-plutócrata con aspiraciones a pseudo-democracia ilusoria y pinturera, ha sido concebido, modelado, constitucionalizado, legislado y gestionado como una falla, pero con la incomprensible y marciana ilusión de que todos sus ninots no sólo sean indultados al final del festejo sino que además, gobiernen y todo, fíjate. Y es lo que está pasando. Que los ninots llegan hasta donde llegan y no es cosa de pedirles que además hagan leyes, monten partidos, tomen decisiones, gestionen asuntos de vida o muerte, piensen soluciones y acierten con ellas. Qué disparate, ¿dónde se ha visto que algo así pueda salir bien...? 
Personalmente, creo que la culpa es de la ciudadanía por pedir peras al olmo. Por fabricar ninots con materiales tóxicos que envenenan, especialmente cuando arden  y sus cenicillas se disuelven en el aire y lo ponen todo perdido, y todo sólo para pasar el rato y no aburrirse en las fiestas patronales y empeñarse, además, en que gobiernen aprovechando que ya que están ahí sirvan para algo. 

Propongo que la ciudadanía despierte de una puñetera vez, que rompa la burbuja brumosa en que se  ha envuelto sin darse cuenta, entre las nubes de pólvora y los humos resultantes de la quemazón. Que mire de frente la realidad y no las fotos que los ninots van colgando en ese instagram de la mentira consensuada, que es lo único que saben consensuar en Ninotlandia, por lo que se ve y, sobre todo por lo que no se deja ver. Porque las cuentas no cuadran.

Vamos a ver, si la ciudadanía española son 45 millones de seres humanos de carne y hueso, si los ninots son poquísimos y encima los fabrica la propia ciudadanía, que tiene la patente, y sin ella no son posibles...es una locura que esos trastos sin sustancia, que no son reales aunque estén animados con pilas y baterías, y sean hasta licenciados en tres especialidades, sólo a imagen y semejanza humana, gobiernen todo, y hasta piensen por nosotros sin consultarnos por lo menos; y si los ninots no pueden pensar, obviamente, necesitan que se les maneje y se les ponga voz y movimiento como al guiñol, que se les vista ad hoc como a las Barbies y a los Kents y que tengan sus protocolos ceremoniosos para ser dignos del cargo ninotero. Pero sobre todo, hay que escribirles el guión si queremos que su representación y la fiesta misma, tengan pies y cabeza y no sea un desmadre disparatado.

Y para que eso no suceda nunca nos tienen secuestrados con el rollo de la demagogia y sus abstracciones como "la patria", " la bandera", "el escudo", "el himno", "el partido", "la cofradía", las fiestas patronales, las selecciones de fútbol y los deportes de competición que siempre llevan el cuño nacionalista, y los dioses y héroes de la historia que nos cuentan, que vete a saber como eran en realidad...Debe haber gato encerrado, seguro. Si hubiesen sido lo que nos cuentan y hubiesen dejado esa huella tan importante en la vida de nuestra tierra,  habrían cambiado muchas cosas, por ejemplo y sobre todo, nuestra educación habría sido mucho mejor y más sana, y obviamente, los resultados nunca hubieran sido estos que ahora sufrimos como una tortura sin salida. Si tan bueno fue el franquismo como reafirman cada vez más, imitando modales y contundencias, los minions del pp y c's, ¿cómo es posible que gobernando ellos con mayoría absoluta cuatro años y uno de propina, España sea un infierno en todos los sentidos?

Claro, qué otra cosa podría suceder, si estamos autoencerrados y las llaves que nos abrirían las puertas de la cárcel no están disponibles porque los ninots jugando al escondite por  los hemiciclos, las tiraron al fondo del mar, matarile, rile, rile...así que a ver quién las encuentra ahora. Y, efestiviwonder,  no hay manera de que se encuentren fórmulas para un diálogo que nadie sabe lo que es y mucho menos cómo se hace. Por otra parte, tiene su lógica, porque ¿dónde se ha visto que los ninots dialoguen? Otra cosa es que uno con más glamour y más poderío banquero-mediático, se imponga a los demás y les obligue a mover la boca y la cabeza según lo que convenga en cada negocio fallero. Pero eso de diálogo tiene lo que yo de cupletista.
  
Ahora que están montando la de San Quintín por un problema de egos nacionalistas muñequiles, no podemos consentir que esto siga en este plan, como si nosotros, los pobladores y constructores de la única la realidad que conocemos, fuésemos sus criaturas y no al revés. Nosotros los creamos y los hemos hecho necesarios por rutina, por falta de roce con la conciencia, la libertad y los derechos. Nos hemos dejado secuestrar por nuestros propios artilugios, compas. 
Esto parece una mala copia pesadillesca de 2001 Odisea en el espacio de Stanley Kubrik, y lo sabemos desde dentro aunque no nos paremos a pensarlo. Y según pasan los días esa patética evidencia es cada vez más incontestable, solo hay que remitirse a las pruebas.
La ciudadanía es lo mejor que le ha pasado a España, pero sus criaturas políticas no están a la altura de los pigmaliones. Se han empoderado, sin pedir permiso, de la confianza en las urnas, que lejos de un vale para ser corrupción a tutiplén,  son un contrato y no una patente de corso para hacer de sus capas un montón de sayos que atascan y se enredan con todo. Incapaces de algo mejor y sobrepasados por sus propios emoticonos, estos ninots vivales e incapaces están filtrando la pelusa y nos están encalomando el hipopótamo. 

En realidad, pensando serenamente, a un campesino jornalero de Guareña, a una pensionista de Villamanrique o a un pescador de Camariñas, a una kelly de Mollerusa  o a un minero de Mieres apaleado y en paro definitivo, ¿qué daño les puede hacer la secesión catalana  y qué beneficio les aportaría que esa secesión no se hiciese? Nada de nada. El problema de esa ruptura es del negocio, del comercio, de los bancos, de las empresas, de los enchufes, de los trapicheos, de las carreras políticas y de los aforamientos sine die de nuestros ninots y ninotes enmierdados/as hasta las cejas. 
En cambio lo que sí nos está dando motivos para afectarnos y conmovernos es la opresión y los abusos que la ciudadanía catalana en particular y española en general, está soportando estos días, sí, y también todos los días del año, aunque los medios no lo cuenten ni lo consideren noticiable y bullanguero si no hay sangre y casquería en abundancia. Los profesionales de la sanidad catalana, por ejemplo, no saben por donde salir con los enredos y latrocinios de quienes, sin saber gestionar nada en condiciones, gritan a voz en cuello a favor de una Catalunya que en realidad con ellos en el poder jamás será una terra lliure sino un desastre emancipado de otro desastre con más kilómetros de superficie.  Y lo mismo vale para los españoles de habla solamente castellana, secuestrados por los muñecos diabólicos del pp. 

Quememos ya la falla de lo ilusorio y en ella los ninots fantasmales que se han colado en demasiados casos, hasta dentro de nosotros e intentan suplantarnos, que ninguno merece el indulto. Y no es equidistancia, es conciencia superviviente colectiva. Ellos no son España ni Catalunya, son marionetas maleducadas y cínicas, ensoberbecidas por el poder acumulado, a las que les hemos concedido, a ambos lados del Ebro y el Delta, unos poderes que no saben ni pueden manejar si no es para machacar jugando entre sí a los piratas o a los cruzados como aquellos clicks  de hace 40 años, sólo que aplicando, además, actualizadas con el método del forring office giratorio . Necesitamos un estado serio de verdad, no morrudo, protésico, fiambre, tieso y dictatorial. Necesitamos una democracia inteligente colectiva, con más autoestima que miedo, soberbia y fronteras que siempre son creaciones artificiales e interesadas de los ninots, y  con más amor que egopatías sin fuste ni sentido. 

El 1-O, pase lo que pase, no pasará nada importante si la ciudadanía no se despierta y dice basta en Barcelona como en Tarifa, en Valencia como en Cáceres, en Bilbao como en Móstoles, en A Coruña como en Cartagena, en Tenerife como en Mallorca. Una ciudadanía consciente, en la calle y desobedeciendo en paz, mientras piensa y se organiza en común, no hay gobierno que la doblegue.
Y esta gentuza no aguantaría dos telediarios, a ambos lados del mismo río.

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