Una, grande y libre
Siempre pensé que esto de España era algo bastante dudoso y que
solo cobraba sentido si la suma de los factores respetaba las
diferencias
Para serles sincero, la
unidad de España nunca me importó mucho, en realidad nada (menos mal que
no tengo que estrenar ninguna película, como le pasó a Fernando
Trueba). Siempre me recordó al lema de la propaganda franquista "Una,
grande y libre". Ese grito ultranacionalista y excluyente bajo el que
este país vivió casi cuarenta años. Como decía, siempre pensé que esto
de España era algo bastante dudoso y que solo cobraba sentido si la suma
de los factores respetaba las diferencias.
Hoy,
cuando la política cerril del PP, con Mariano Rajoy al frente, nos ha
llevado al borde del precipicio, recuerdo una recopilación de cómics del
genial Carlos Giménez, que también se titulaba España Una, Grande y Libre y que fue publicada por entregas en la revista El Papus
entre 1976 y 1977. Contaba en vivo y en directo la historia de la
Transición, esa piedra sagrada de la actual democracia que tantas cosas
buenas tuvo, pero que tantas cosas dejó sin resolver.
Pues bien, si vamos a la Wikipedia descubrimos
que "Una", la primera parte de las historietas de Giménez, ponía de
manifiesto que quienes seguían en el poder eran los herederos del
franquismo. "Grande", la segunda, hablaba de la violencia (visible e
invisible, física y económica) que ejerce el poder; y "Libre", la
tercera, planteaba la necesidad de luchar contra la herencia franquista y
la frustración popular.
La verdad es que estremece
comprobar lo poco que hemos avanzado en los asuntos relacionados con la
democracia. Salvamos un golpe de Estado, gobernó por años el PSOE, con
holgadas mayorías absolutas, regresó la derecha de la mano del PP y José
María Aznar, volvió a gobernar el PSOE, crecimos económicamente,
se construyeron infraestructur as, España se puso de moda, nos
creímos ricos y famosos y al final la crisis nos despertó del sueño y
nos enfrentó a una realidad incómoda, antipática y en muchos
aspectos miserable.
Tanto camino recorrido para
que ahora, en 2017, en plena resaca de la crisis y la corrupción, encima
tengamos que volver a sentir que Una: los herederos del franquismo
siguen aquí; Grande: la violencia visible o invisible que ejerce el
poder, permanece; y Libre: luchar contra todo esto nos empieza a generar
una frustración insostenible.
Llevamos años dándole
vueltas a cambiar la Constitución, cuando en realidad hay un montón de
artículos que tienen que ver con libertades y derechos que o están aún
sin desarrollar o se incumplen sistemáticamente. Con la mayoría absoluta
del PP hemos sufrido a uno de los gobiernos más autoritarios de la
historia reciente, que ha legislado contra las libertades, porque le
tiene miedo a la gente. Que ha legislado contra los trabajadores, porque
los desprecia. Y que ahora nos ha llevado a esta situación tremenda e
incomprensible. Puede que todo lo que está pasando sea el final político
de Rajoy, pero ni siquiera por eso, tan necesario, merece la pena tanto
destrozo.
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