viernes, 22 de septiembre de 2017


Una, grande y libre

Siempre pensé que esto de España era algo bastante dudoso y que solo cobraba sentido si la suma de los factores respetaba las diferencias
(eldiario.es)
España, Una, Grande y Libre, de Carlos Giménez.
Para serles sincero, la unidad de España nunca me importó mucho, en realidad nada (menos mal que no tengo que estrenar ninguna película, como le pasó a Fernando Trueba). Siempre me recordó al lema de la propaganda franquista "Una, grande y libre". Ese grito ultranacionalista y excluyente bajo el que este país vivió casi cuarenta años. Como decía, siempre pensé que esto de España era algo bastante dudoso y que solo cobraba sentido si la suma de los factores respetaba las diferencias.
Hoy, cuando la política cerril del PP, con Mariano Rajoy al frente, nos ha llevado al borde del precipicio, recuerdo una recopilación de cómics del genial Carlos Giménez, que también se titulaba España Una, Grande y Libre y que fue publicada por entregas en la revista El Papus entre 1976 y 1977. Contaba en vivo y en directo la historia de la Transición, esa piedra sagrada de la actual democracia que tantas cosas buenas tuvo, pero que tantas cosas dejó sin resolver.
Pues bien, si vamos a la Wikipedia descubrimos que "Una", la primera parte de las historietas de Giménez, ponía de manifiesto que quienes seguían en el poder eran los herederos del franquismo. "Grande", la segunda, hablaba de la violencia (visible e invisible, física y económica) que ejerce el poder; y "Libre", la tercera, planteaba la necesidad de luchar contra la herencia franquista y la frustración popular.
La verdad es que estremece comprobar lo poco que hemos avanzado en los asuntos relacionados con la democracia. Salvamos un golpe de Estado, gobernó por años el PSOE, con holgadas mayorías absolutas, regresó la derecha de la mano del PP y José María Aznar, volvió a gobernar el PSOE, crecimos económicamente, se construyeron infraestructuras, España se puso de moda, nos creímos ricos y famosos y al final la crisis nos despertó del sueño y nos enfrentó a una realidad incómoda, antipática y en muchos aspectos miserable.
Tanto camino recorrido para que ahora, en 2017, en plena resaca de la crisis y la corrupción, encima tengamos que volver a sentir que Una: los herederos del franquismo siguen aquí; Grande: la violencia visible o invisible que ejerce el poder, permanece; y Libre: luchar contra todo esto nos empieza a generar una frustración insostenible.
Llevamos años dándole vueltas a cambiar la Constitución, cuando en realidad hay un montón de artículos que tienen que ver con libertades y derechos que o están aún sin desarrollar o se incumplen sistemáticamente. Con la mayoría absoluta del PP hemos sufrido a uno de los gobiernos más autoritarios de la historia reciente, que ha legislado contra las libertades, porque le tiene miedo a la gente. Que ha legislado contra los trabajadores, porque los desprecia. Y que ahora nos ha llevado a esta situación tremenda e incomprensible. Puede que todo lo que está pasando sea el final político de Rajoy, pero ni siquiera por eso, tan necesario, merece la pena tanto destrozo.

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