Entrevista | Javier Pérez Royo
"Rajoy es el obstáculo más importante para encontrar salida al problema en Catalunya"
El catedrático de Constitucional asegura que es imprescindible impulsar un referéndum pactado: "Sin eso ya no podemos avanzar"
"No es compatible tener un Estado democrático con una ocupación de Catalunya"
"No es compatible tener un Estado democrático con una ocupación de Catalunya"
"Esto es un lío. Es muy
difícil, muy difícil". La voz al otro lado del teléfono es la del
catedrático de Derecho Constitucional Javier Pérez Royo. El profesor
sevillano señala la sentencia contra el Estatut como el inicio de una
situación que ahora parece imposible de reconstruir: "La Constitución y
el Estatut son normas estériles", asegura.
En el mes de septiembre, Pérez Royo se ha incorporado al equipo de columnistas de eldiario.es. En sus artículos, desgrana la misma hoja de ruta que sucede durante la conversación: hay
que reformar la Constitución, hay que permitir un referéndum pactado y
Rajoy debe marcharse.
¿Para qué está sirviendo la Constitución en todo lo que está pasando en Catalunya?
Mi opinión es que nos hemos quedado sin Constitución territorial en
Catalunya desde la sentencia 31/2010. Hay un Estatuto de Autonomía pero
los ciudadanos de Catalunya no aceptan ese Estatuto como forma de
integración en el Estado. En consecuencia tenemos una Constitución y un
Estatut sin adhesión ciudadana, lo que las convierte en normas
estériles. Ese es el gran problema. En Catalunya no hay bloque de
constitucionalidad.
Y a
todo eso debemos sumar que ha entrado en juego el Derecho penal. ¿A
dónde nos conduce que se haya convertido en asunto de materia penal lo
que está pasando en Catalunya?
A
dificultar cualquier salida. La salida ya en sí es muy difícil porque no
tenemos Constitución y en este momento reformarla es muy difícil. La
Constitución no resuelve ningún problema pero sin ella no se resuelve
ninguno. Cuando no hay Constitución no hay manera de dar respuesta a
ningún problema. Eso es lo que está pasando en Catalunya, un puro
disparate.
Es un puro disparate la actuación
de los órganos de gobierno de Catalunya y es un puro disparate la
reacción del Estado. Se ha perdido toda la lógica. Una dictadura puede
vivir sin Constitución, una democracia no.
¿Cree que parte del problema de ahora tiene que ver con cómo se hizo la Constitución en el 78?
Respecto a este punto no. La Constitución se hizo y ha estado
funcionando hasta la sentencia que tumba el Estatut. El pacto entre los
dos parlamentos ha funcionado y si no llega a haber esa sentencia
31/2010 no hubiera pasado nada de esto. Los cuatro años que estuvo en
vigencia el Estatuto de Autonomía fueron años absolutamente plácidos. La
relación entre Catalunya y el Estado fue menos conflictiva de lo que
había sido con anterioridad. El tema estaba resuelto para 25-30 años y
eso es lo que se rompe. Y desde que eso se rompe ya estamos en una
situación que no es manejable constitucionalmente con el texto del 78.
Da la sensación de que cuando se redactó la Constitución del 78 nadie
pensó en la posibilidad de que una parte de España plantease su deseo de
salirse.
A los redactores de la
Constitución no se les pasó por la cabeza que se pudiera plantear un
referéndum como el que se está planteando en Catalunya. Para que esa
eventualidad no llegara a producirse es para lo que se diseñó el
procedimiento de integración de las llamadas nacionalidades con la
fórmula de la doble garantía. Ese modelo planteaba que la nacionalidad
no puede imponerle al Estado un Estatuto de Autonomía con el que el
Estado no esté de acuerdo, y en el sentido contrario el Estado no podía
imponerle a la nacionalidad un Estatuto que no esté aprobado en
referéndum.
Esa era la fórmula y eso es lo
que salta por los aires con la sentencia del TC sobre el Estatut, que
lo que hace es desautorizar el pacto entre el Parlament y las Cortes
Generales y desconocer el resultado del referéndum. A partir de ese
momento el referéndum que estaba en el punto de llegada, se ha
convertido en el punto de partida.
Si la Constitución no es herramienta y es imposible cambiarla, ¿qué hacemos?
Pues habrá que reformarla. Aunque ahora mismo no lo haya, habrá que
generar un consenso. La democracia española no puede no resolver esto.
Esto no es una cuestión técnica, esto es política. Tienen que empezar a
sentarse y a buscar una salida. Y lo primero que hay que hacer ahora,
desde mi punto de vista, es un referéndum pactado en Catalunya. Sin eso
ya no podemos avanzar.
El primer paso, un referéndum pactado.
Es que ahora mismo sin eso no se avanza en ninguna dirección. Es una
barbaridad porque un referéndum tiene costes: divide, simplifica mucho.
Pero hemos llegado a un punto en el que sin ese referéndum no hay
posibilidad de salida del atolladero en el que nos encontramos.
¿Está haciendo trampas el Gobierno al impulsar atribuciones del 155,
sin invocar el 155 ni permitir el debate en el Senado al que obliga la
aplicación de ese artículo?
Por la
puerta de atrás lo está haciendo. La autonomía de Catalunya está
suspendida y se van adoptando medidas que implican la suspensión; poner a
los Mossos bajo el mando directo del ministerio del Interior y el resto
de decisiones que se están adoptando en materia económica. Lo que no
quiere el Gobierno es aplicar el 155 porque tiene que definir el derecho
que va a aplicar y someterlo a un debate en el Senado y aprobarlo por
mayoría absoluta. Una vez que haga eso, el decreto que se haya aplicado
es todo lo que puede hacer el Gobierno y nada más que eso. Eso es lo que
no quieren. Quieren hacer las cosas sin control y sin que exista un
Derecho vigente para esta situación.
Como hemos comentado, la Justicia ha iniciado un camino que puede
arrastrar de la política catalana a muchos de sus actuales
protagonistas. ¿Cree que en la solución de este asunto se debe
contemplar la amnistía de las acciones penales ya iniciadas?
Yo espero que no lleguemos a eso.
Las querellas están presentadas.
Pues si llegamos a eso es que nos hemos quedado sin democracia. Ahora
mismo pensar en enjuiciamientos por sedición de autoridades es convertir
al Estado español en una dictadura y romper absolutamente todo lo que
hemos construido en estos años. Nos plantearía incluso problemas para
mantenernos dentro de la Unión Europea.
¿Me está diciendo que el encaje de España en Europa también está en juego?
Claro. Si se llega a una situación de poner penas privativas de
libertad masivamente, ese es el escenario. Están todos: los 715
alcaldes, los diputados provinciales, los consejeros, ya veríamos qué
autoridades de las consejerías... Eso obligaría a enviar un virrey a
Catalunya para gobernarla desde Madrid. Con una Catalunya en esos
términos en el resto de España cómo va a haber democracia. Eso sería un
Estado fallido.
¿Cómo cree que nos está mirando la comunidad internacional?
Yo creo que el Gobierno está perdiendo la batalla de la comunicación.
Esa explicación de Rajoy de que como la Constitución no permite que esto
exista es que el problema no existe... No dan ninguna explicación. Y si
sumamos a todo eso las imágenes de la Guardia Civil saliendo hacia
Catalunya con las banderas, creo que eso va a ser terrible. No se puede
dar una imagen peor. Parecen fuerzas de ocupación. No es compatible
tener un Estado democrático con una ocupación de Catalunya.
Usted dice que el Gobierno no se explica, pero cerca del Gobierno está el fiscal Maza que sí se explica con claridad.
Es un incendiario. Él no tiene dudas y echa gasolina. Lo que está
haciendo es terrible, aparte de hablar de unos delitos como el de
sedición que no son tal. Si siguen por ahí, la recomposición va a ser
mucho más difícil.
¿Si usted pudiera dar un consejo a Rajoy, cuál sería?
Yo creo que la única decisión que podría tomar Mariano Rajoy es irse y
decir 'yo ya no puedo, yo ya soy un obstáculo, hay que empezar otro
tiempo en el que yo no puedo estar'. Rajoy ahora mismo es el obstáculo
más importante para encontrar cualquier salida al problema en Catalunya.
Si Rajoy se fuera, cambiarían mucho las cosas. No digo que lo
resolviera todo pero es una condición imprescindible. Rajoy ya está
comprometido en una dirección y ha perdido la autoridad. Si quisiera
hacer algo diferente a lo que está haciendo, no le dejarían. Ha perdido
autonomía en el Partido Popular. Rajoy es un obstáculo absoluto y lo
único que puede hacer es irse y mientras esté iremos a peor.
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