Viendo
como está el patio, y la cruda realidad que nos acosa sin tregua, tal
vez habría que caer en la cuenta de cuál es la causa por la que una
democracia se convierte en la jungla del disparate cuando tiene que
demostrar la eficacia de su más necesaria herramienta: la dialógica.
¿Qué
le impide a un estado que sus miembros institucionales se pongan de
acuerdo en la composición del propio estado o en las reformas necesarias
para que ese estado funcione como de derecho con fundamento, y no de
desecho con paripé? Es posible que sea la manía de los tabúes
intocables que llaman líneas rojas. En una democracia adulta no existen
los tabúes ni las vacas sagradas, cuando se trata del bien común y los
acuerdos necesarios para hacerlo posible.
Cómo puede tener sentido un estado semejante, si ya se parte de la base de que hay puntos intocables que ni siquiera se pueden considerar en el Parlamento porque son 'delito' para el régimen, como la consulta ciudadana hasta ahora imposible sobre el modelo de estado o como la dependencia del concordato-oxímoron entre el estado laico y aconfesional y la religión católica, o como la obligación de ser un estado de autonomías recortadas y manejadas de diseño dictatorial en origen y mantenido en el tiempo bajo el simulacro de una democracia que no lo es nada más que de nombre, incapaz de asumir la posibilidad de acuerdo en un estado federal o confederal, y ni los fundamentos ideológicos de 'la ley y el orden', ni el sistema de la valoración y criterio en el recuento de los votos, donde los números obedecen a las intenciones manipuladoras de un sistema pre-establecido como 'legal' aunque sea democráticamente ilegítimo y éticamente ilícito porque manipula cifras y recuentos por decreto D'Hontd, a su conveniencia y sin haber consultado en la cámara de diputados si ese sistema es justo y válido moral y políticamente en una democracia igualitaria y responsable; un sistema de manipulación tan atroz como cínico, que dicta leyes a su antojo, como acaba de suceder en Madrid con el veto de un juez facha prohibiendo en plan cacique el acto municipal a favor del derecho a decidir libremente, pisoteando la decisión del municipio que, en una democracia, es la voz de la ciudadanía que algunos, como Rajoy, califican de mayoría silenciosa, obligatoria, claro.
Lo
predican desde el púlpito mediático todos los Fray Gerundios de
Campazas disponibles, curas, estudiantes y barberos, amas y sobrinas
escandalizadas por las andanzas de la plebe quijana y loca por creerse
que lo de la soberanía popular era cierto: que es bueno que haya una
democracia viva y resuelta en la calle, mientras no se lo crea ni ejerza
su derecho de hablar y decidir cuando esa democracia sale a cumplir
el mandato de la libertad (que se le adjudicó de boquilla y sólo para
cubrir expediente y lavarle la cara ante Europa, y que la dejase entrar en el toma y daca del enjuague común), pero cuando esa plebe dice lo que piensa y lo que necesita, los mismos predicadores que la
jalean cuando es necesario para la fabricación del consentimiento
comodioshmanda, la acusan de incompetente para decidir algo serio, de incapaz con el manejo de las cloacas "políticas" y de
insensata por no quedarse en casa pegada a la tele, a la radio y al
Iphon, obedeciendo, hasta que el cacicato del momento decida por ella y le diga la
consigna ad hoc: lo que tiene que pensar y hacer para que la
democracia de atrezzatura siga tal cual y sin cambiar ni un acento ni una coma de las leyes sin fuste con que se trajinan la obediencia ciega a todas las ruedas de molino que la aplastan desde el poder más infame, que es el que se disfraza de legal para hacer de su capa un sayo con el beneplácito de su "justicia" de diseño propio y prêt-á- porter.
La
verdad es que una gran parte de la sociedad está más harta e indignada
que proclive a la credulidad. Pero, hasta ese estado de saturación es
vital para la supervivencia del régimen, que en realidad no es lo que
parece: está bastante más cerca de las cadenas del 39 que del simulacro
liberador del 78.
Esta
vez no han empleado las armas ni el ejército, tras el amansamiento de
unos años de suave camuflaje económico el anzuelo lo ha mordido hasta la
teórica mayoría soberana, que en efecto, se ha convertido en
silenciosa por aburrimiento chantajeador y telepalizas, como asqueada fifty/fifty.
Sólo hay una novedad: ahora también la quieren asustada como en los
años de la dictadura; miel sobre hojuelas para la mafia desgobernante,
porque, además, la piel de toro de ayer se ha convertido en piel de oveja en la carta de
presentación nacional e internacional de los lobos rampantes. Y hasta
los pastores más cualificados del redil, se han tragado el engaño.
Sólo
hay que echar un vistazo a la 'moderación' y a la 'sensatez' de las
recomendaciones mediáticas que sólo ven peligro en un posible conflicto
con Catalunya y no la oportunidad de oro, el empujón liberador de
patrañas y miedos escénicos heredados que Catalunya representa, para que
haya un verdadero cambio político y constitucional, y que por fin, eso
nos lleve a ser de una vez, una confederación de estados ibéricos, en la
que, desde luego, el pp y el Psoe, tendrían que refundarse hasta las
neuronas para aprender a ser las fuerzas políticas necesarias en una
verdadera democracia.
Esto no es cosa de ganar o perder un reto ni de llevar o no la razón ni de una batalla de egos nacionalistas e infantilones que nadie quiere. Tiene mucha más trascendencia a nivel social y político de maduración de la comunidad civil, y llama la atención que mentes tan sabias y puestas, no se cosquen...¿O tal vez se coscan demasiado y se asustan sin motivo y por eso trivializan, o les pagan y les ponen laureles por no demostrar que hay motivos para re-coscarse de lo lindo? Mucho peor y más peligroso es lo que está perpetrando el pp con el generoso y cooperativo apoyo del Psoe y de C's y eso les parece "política" en vez de expolio y fraude contra el electorado que les votó para que echasen al pp y no para que lo mantuviesen en el gobierno, sin ver la injusticia institucionalizada, la dictadura encubierta y democraticida que nos aplasta. O tal vez sí, y les importe un rábano. Una vergüenza histórica disparatada, de dimensiones incalculables. Pero de eso la minoría parlanchina y silenciosa, según para qué, no tiene nada que decir. Sólo que Puigdemont tiene un flequillo insumiso y Rajoy una elocuencia y un talento como estadista que tira patrás. Ains!
La consigna mediática parece dictada con uniformidad rajoyana: todosh quietosh, paraosh, y que el caudillo del chapapote haga lo que tenga que hacer y, ¡hale!, a eshperar que todo she vaya calmando por shí mismo. Una vez pashado el arrechucho, todo sheguirá como shiempre y todosh aliviadísihmos porque a Eshpaña no she le ha roto el mapa, como querían losh malosh. Aunque en realidad no hay nada que romper. Eshpaña ya lleva hecha trizash deshde el día que la fundó Octavio Augushto y ahí shigue, shin que haya pasahdo nada importante que sheñalar. Y esho esh muy bueno. Y muy productivo para la reshiliencia caciquil que da la eshtabilidad del pashtón, per omnia shaecula shaeculorum, amen!
Y toda la fabricación del consentimiento mediático aplaude emocionada hasta las lágrimas, porque gracias a ella ha sido posible la salvación nacional y se ha evitado la hecatombe del terrorífico cambio que amenazaba con hacer papilla 2000 años de civilización envidiable. Los desahuciados, los recortados en todo, los migrantes hechos filetes por las concertinas o tiroteados en la costa, los obreros en paro, los precarios, los estafados y los más de 260.000 defenestrados laborales en un solo día al fin de las productivas vacaciones subrogadas, las escuelas en los barracones, los licenciados universitarios limpiando los hoteles como las kellys, a dos euros la hora, y las diputadas madrileñas haciendo negocios con dinero público urbi et orbe, aplauden y aclaman, voz en cuello, a Mariano, el héroe de Ruinorro, el salvador de la patria, una, grande y cada vez menos libre, pero eso qué importa, si estamos protegidos por tierra, mar y aire del horror y la maldad independentistas. La ruina unida nunca será vencida, por muchos ruizes traidores a la causa que califiquen de indecente al gran avatar de Pontevedra. ¡Viva el shentido común!
Dice Carlo Mª Cipolla en su ensayo sobre la estupidez que los tontos instruidos son mucho más peligrosos que los malos con dos dedos de frente. Un malo medianamente lúcido perjudica a sus enemigos, pero al menos se favorece a sí mismo. Un tonto con ínfulas hace polvo lo que toca, incluido él mismo y su propio tinglado.
Y nosotros con estos pelos, querido Forges. Voilà, rien ne va plus!
Esto no es cosa de ganar o perder un reto ni de llevar o no la razón ni de una batalla de egos nacionalistas e infantilones que nadie quiere. Tiene mucha más trascendencia a nivel social y político de maduración de la comunidad civil, y llama la atención que mentes tan sabias y puestas, no se cosquen...¿O tal vez se coscan demasiado y se asustan sin motivo y por eso trivializan, o les pagan y les ponen laureles por no demostrar que hay motivos para re-coscarse de lo lindo? Mucho peor y más peligroso es lo que está perpetrando el pp con el generoso y cooperativo apoyo del Psoe y de C's y eso les parece "política" en vez de expolio y fraude contra el electorado que les votó para que echasen al pp y no para que lo mantuviesen en el gobierno, sin ver la injusticia institucionalizada, la dictadura encubierta y democraticida que nos aplasta. O tal vez sí, y les importe un rábano. Una vergüenza histórica disparatada, de dimensiones incalculables. Pero de eso la minoría parlanchina y silenciosa, según para qué, no tiene nada que decir. Sólo que Puigdemont tiene un flequillo insumiso y Rajoy una elocuencia y un talento como estadista que tira patrás. Ains!
La consigna mediática parece dictada con uniformidad rajoyana: todosh quietosh, paraosh, y que el caudillo del chapapote haga lo que tenga que hacer y, ¡hale!, a eshperar que todo she vaya calmando por shí mismo. Una vez pashado el arrechucho, todo sheguirá como shiempre y todosh aliviadísihmos porque a Eshpaña no she le ha roto el mapa, como querían losh malosh. Aunque en realidad no hay nada que romper. Eshpaña ya lleva hecha trizash deshde el día que la fundó Octavio Augushto y ahí shigue, shin que haya pasahdo nada importante que sheñalar. Y esho esh muy bueno. Y muy productivo para la reshiliencia caciquil que da la eshtabilidad del pashtón, per omnia shaecula shaeculorum, amen!
Y toda la fabricación del consentimiento mediático aplaude emocionada hasta las lágrimas, porque gracias a ella ha sido posible la salvación nacional y se ha evitado la hecatombe del terrorífico cambio que amenazaba con hacer papilla 2000 años de civilización envidiable. Los desahuciados, los recortados en todo, los migrantes hechos filetes por las concertinas o tiroteados en la costa, los obreros en paro, los precarios, los estafados y los más de 260.000 defenestrados laborales en un solo día al fin de las productivas vacaciones subrogadas, las escuelas en los barracones, los licenciados universitarios limpiando los hoteles como las kellys, a dos euros la hora, y las diputadas madrileñas haciendo negocios con dinero público urbi et orbe, aplauden y aclaman, voz en cuello, a Mariano, el héroe de Ruinorro, el salvador de la patria, una, grande y cada vez menos libre, pero eso qué importa, si estamos protegidos por tierra, mar y aire del horror y la maldad independentistas. La ruina unida nunca será vencida, por muchos ruizes traidores a la causa que califiquen de indecente al gran avatar de Pontevedra. ¡Viva el shentido común!
Dice Carlo Mª Cipolla en su ensayo sobre la estupidez que los tontos instruidos son mucho más peligrosos que los malos con dos dedos de frente. Un malo medianamente lúcido perjudica a sus enemigos, pero al menos se favorece a sí mismo. Un tonto con ínfulas hace polvo lo que toca, incluido él mismo y su propio tinglado.
Y nosotros con estos pelos, querido Forges. Voilà, rien ne va plus!
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