Tiraban y caían.
Y cuántos más disparos
descargaban
más se herían
Creyeron que la guerra
era el camino
y se ahogaron
al son de una venganza
que fueron convirtiendo
en su destino
Como peces de plomo
descendían
ahogados por el peso
del olvido
a las fosas marinas
de la nada
temblando en el horror
y haciéndose vudú
bala tras bala
No sabían porqué
un odio sin origen
les ungía
con fuego del infierno
y con tinieblas
A golpes de machete
se mataban
flotando en los desiertos
del invierno
y a ráfagas de ira
fenecían
sin advertir siquiera
que esa furia cruel
no era la suya
y como marionetas
agredían
movidos por los hilos
de un odio tenebroso
irracional
además de impotente
inútil y obsesivo
y así se consumieron
en un fin prematuro
envueltos
en tristeza y soledades,
en rabia, en frustración,
en emboscadas
en tedio rimbombante
e inmaduro
en trampas saduceas
en las que sólo ellos se cazaban
y cuánto más dolor
causaban a los otros
más enfermos y locos
acababan
cómplices destructivos
para causar el mal
al inocente
hicieron de su unión
su propia tumba
y pudiendo ser vida
se agotaron
diseñando a la vez
su propia muerte
A pesar de ser dueños del dinero
del poder, del glamour
de la tecnología
y de la ciencia
esclavos de la envidia
y de los celos
de poco les sirvió tanto ajetreo
al final sólo fueron
cenizas aventadas
sin conciencia
en medio de la noche
la niebla y el olvido
gemidos sin consuelo
susurrando amargor
polvo sin más
flotando en el vacío
a ras de suelo
Y sólo compasión
perdón y olvido
borran el rastro atroz
que aquí dejaron
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