sábado, 31 de enero de 2015

Espléndido artículo de Manuel Rico en Infolibre

Actualizada 30/01/2015 a las 17:22    

Debería ser fácil que personas civilizadas nos pusiéramos de acuerdo en las dos afirmaciones siguientes:

1) Juan Carlos Monedero no fue responsable de que se desencadenase la II Guerra Mundial.

2) Juan Carlos Monedero debe dar ciertas explicaciones sobre sus ingresos empresariales.

Sin embargo, el barrizal mediático organizado en torno a Podemos es de tal intensidad que a veces parece difícil discernir lo obvio.

Claro que lo difícil tiene un atractivo especial. Así que aquí va mi (imperfecto) intento de compartir algunas ideas que quizá no sean tan absurdas:

1) Buena parte de los medios de este país que exigen todo tipo de explicaciones a los dirigentes de Podemos miran para otro lado ante comportamientos similares que afectan a altos cargos del PP o del PSOE. La demostración es bien sencilla: ¿por qué se monta un escándalo si Monedero utiliza una sociedad para ingresar 400.000 euros por trabajos personales y se mira para otro lado cuando el marido de María Dolores de Cospedal factura con su empresa trabajos personales por más de tres millones de euros?

Y no es sólo una cuestión cuantitativa. Lo es también cualitativa: ¿Ninguna de las empresas a las que factura López del Hierro tienen intereses económicos que dependan de la Junta de Castilla-La Mancha? Pues no se sabe. La tan cacareada transparencia no ha llegado ahí. El caso es que Cospedal no ha considerado que deba explicar por qué la sociedad de su marido ha mejorado su facturación un 1.828% desde que ella es presidenta de Castilla-La Mancha. Y no pasa nada.

2) Las prisas por ser el primero en descubrir el último presunto escándalo de Podemos llevan a situaciones tan ridículas como acusar a Monedero de "falsear buena parte de su currículo académico" basándose en pruebas tan sólidas como la mala memoria confesa de un profesor de 75 años. El periodista menos espabilado de Occidente sabe que lanzar una acusación así, a cuatro columnas en portada y sin comprobar los hechos, tiene el riesgo de transformarse en un bumerán que perjudique a la credibilidad del medio y blinde al acusado frente a posteriores críticas.

3) Aclarado lo anterior, Monedero debe una explicación sobre sus impuestos. Todo apunta a que el dirigente de Podemos no declaró en tiempo y forma los ingresos por los trabajos que realizó como asesor para Gobiernos latinoamericanos. Y las preguntas que debe responder no dependen de que obtenga el permiso de sus clientes. Son muy sencillas: ¿En qué fecha se firmó el contrato? ¿Quién lo firmó? ¿En qué declaración del IRPF incluyó los ingresos obtenidos por su trabajo? Las respuestas a esas tres preguntas permitirán saber si el dirigente de Podemos cometió o no alguna irregularidad fiscal.

La reacción ante este tema no puede ser que han declarado "la guerra" a Podemos. Es verdad que hay grupos de poder que quieren machacar al partido que dirige Pablo Iglesias, pero no consta en ningún lado que en estado de guerra no rija la obligación de declarar correctamente los impuestos.

4) Incluso en el caso de que Monedero esté perfectamente al tanto de sus obligaciones con Hacienda, Podemos como partido debería aclarar si le parece bien o mal la creación de sociedades para pagar menos impuestos por ingresos personales. El actual sistema permite que una sociedad que ingresa 400.000 euros abone un 20% en impuestos, exactamente igual que un trabajador que gana 25.000 euros. Estoy convencido de que los potenciales votantes de Podemos confían en que si el partido llega al poder apruebe una profunda reforma fiscal, para que paguen más quienes más tienen. Y la base de esa reforma fiscal tiene que pasar necesariamente por meterle mano a todas las desgravaciones, deducciones y demás zarandajas que permiten a las grandes empresas de este país tributar menos de un 10% por sus beneficios multimillonarios. Y esa reforma también debería evitar la utilización de sociedades para pagar menos impuestos, si es necesario reformando la ley.

Pero esa es mi opinión, que tiene una importancia menor. En cambio, sí que tiene importancia saber qué modelo fiscal defiende Podemos.

5) Por último, creo que Podemos debe hacer más pedagogía entre sus bases sobre la importancia de la libertad de expresión. En el mitin de Monedero este jueves, algunos exaltados insultaron a los periodistas de Telemadrid. A mí me parece propaganda al modo estalinista lo que hace esa televisión pública a diario, y creo que Esperanza Aguirre e Ignacio González deberían aclarar el saqueo que han perpetrado en la cadena, pero los periodistas que van a cubrir un acto no tienen culpa de nada.

En infoLibre, cada vez que Luis Arroyo escribe un artículo crítico con Podemos se monta cierta polémica. Se puede discrepar más o menos de sus argumentos –yo lo hago a veces y así se lo transmito–, pero hay que defender con uñas y dientes su derecho a expresarlos. Y la forma de rebatirlos no es con ataques ad hominem, sino con argumentos contrarios (y mejores si puede ser). ¿Queremos medios que transmitan solo una forma de ver las cosas o que denuncien las corruptelas de un solo partido?

A mí me gusta un periódico donde pueda leer a Luis García Montero y a Luis Arroyo, al Gran Wyoming y a Javier Valenzuela, Y también un periódico donde se informe sobre el IRPF de Monedero, y sobre los negocios del marido de Cospedal y sobre la opacidad de la fundación que controlan los sectores de IU que prefieren hundir la organización antes que pedir perdón por sus pactos inmorales en la caja de Blesa y Rato.

Podemos ha creado unas enormes expectativas de regeneración entre los ciudadanos. El reto es mayúsculo porque la corrupción, la desvergüenza y la inmoralidad de muchos próceres de la patria ha superado casi todos los límites imaginables. Las miles de personas que este sábado se reunirán en la Puerta del Sol convocadas por el partido de Pablo Iglesias seguro que creen que los poderes fácticos de este país le han declarado una guerra política y mediática a Podemos –y no les falta razón–, pero buena parte de los concentrados quizá esperen que ante esos ataques los dirigentes de su partido no se defiendan con las mismas armas que han usado tantas veces los políticos "de la casta".

El cielo solo se puede asaltar con inteligencia (y con mucha transparencia y poco sectarismo, claro).

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A pie de página un par de modestas puntualizaciones a esta antología de ecuanimidad tan de agradecer:

1) Podemos no ha sido el creador de las expectativas de regeneración entre los ciudadanos. Más bien al revés: han sido los ciudadanos desde la primavera de 2011 los que han creado con inteligencia colectiva y siguen creando esas expectativas regeneradoras. En realidad son ellos los que han hecho posible que Pablo Iglesias sea algo más que el telepredicador de la Tuerka. El equipo técnico de Podemos ha sido un astuto y estratégico espectador de oportunidades que ha ido tomando nota del panorama y ha presentado la opción de gestionarlo desde la intención de hacer del leninismo maquillado de postmodernidad una herramienta de dominio de masas. El problema es que se ha apoderado de lo que no ha hecho y se lo atribuye como su "opera magna". Corresponderá ahora a la ciudadanía discernir entre la avalancha emocional y el sentido común de la democracia y la pluralidad, para que la regeneración sea posible. 

2) No es necesario asaltar los cielos cuando los suelos funcionan con justicia, libertad, derechos, democracia plural y no de rebaño mayoritario absoluto y sobre todo con  ética social y personal como fundamento más básico. El peligro de trepar a las alturas es que por el camino se pierden los porqués ahogados en la guerra por el poder y cuando se llega a los cielos, los vencedores de la batalla se han quedado ciegos y sordos con la artillería, entonces ni ven ni oyen lo que pasa en los suelos. La solución es tener los pies en tierra y la cabeza también, aunque mirando a los cielos con frecuencia para tener un horizonte más amplio y pode crecer, sobre todo en humanidad e inteligencia. O sea, ser y saber que uno es siempre parte del tejido ciudadano y no un churrero o un panadero que fríe y cuece masas en su sartén o en su horno de ambiciones y objetivos partidistas o ideológicos.

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