Desde que comencé a frecuentar Podemos y a trabajar en la organización del movimiento ciudadano que pensé que sería - y no del partido-, también me familiaricé con pensadores del comunismo reformado, a partir de Sartre, Gramsci, Althuser, Laval, Dardot y Laclau, y el anticapitalismo reformista del momento en general. De entre ellos éste último parece ser el más citado y valorado a efectos prácticos, debido seguramente a su origen argentino, emparentado y familiarizado con los populismos del Subcontinente. Y seguramente debido también a la vena asesora latinoamericana de los chicos titulares y publicistas de Podemos. Bien está informarse, leer a fondo y profundizar en ese fondo para poder hacerse una idea de lo que está sucediendo en el fondo y en la forma de Podemos y así analizar los elementos que actúan en el contexto. Es importante que de cara al cambio político que todos estamos intentando conseguir y construir, sepamos por donde andamos a la hora de comprometernos en cualquier opción y que de cuantos más datos y puntos de reflexión dispongamos mejor dispuestos estaremos a elegir. En este sentido va este pequeño artículo de hoy, dedicado especialmente a comentar los núcleos ideológicos que vinculan a Podemos con el discurso de Ernesto Laclau, dada la indiscutible influencia que al parecer el pensamiento laclausista tiene sobre los jóvenes politólogos que están modelando nuestro futuro sin pedirnos permiso, pero sí el voto, poniéndonos delante lo que tienen pensado hacer con nuestra confianza ciega (nunca mejor dicho) en su sabiduría, teórica hasta el momento.
Lo primero que impacta en Laclau es que para él no existe la ciudadanía sino simplemente la masa. Un mogollón de gente sin rumbo, desastida e ignorante, a la que sólo la hegemonía de un proyecto representado en un lider carismático puede y debe salvar de la debacle. Ese lider es necesario que despierte "amor" freudiano por el jefe, por el padre entre la morralla masificada. Por el salvador. Qué extraña interpretación del significado de la autoridad salvadora-paterna se ha deducido del inventor del psicoanálisis, que aconseja, en sus textos, encarecidamente para estar sanos de mente y emociones, "matar" al padre, obviamente en plan simbólico. Freud estaría mucho más cerca de los ciudadanos de la Revolución Francesa que se cargaron a Robespierre porque no les dejaba respirar y se empeñaba en dirigirlos y no en servirles, que es lo que hubiera sido democracia verdadera, más parecida a la Revolución de Independencia norteamericana. Freud, propone sencillamente, acabar con la figura autoritaria que mediante el "amor" paternal controla nuestro inconsciente, se supone que individual y colectivo. Bueno, pues en Laclau no. Hay que amarlo y obedecerlo, confiar en él como en San Pancracio, para que nos saque las castañas del fuego político, que para nosotros, masa ignorante y manipulable por cualquier malandrín capitalista, son imposibles de manejar ,sin más. Nada de ayudar a comprender, a dejar de ser masa. No. Mejor así, en las Batuecas sempiternas. Pretende reformar el comunismo, pero es incapaz de revisar y poner en tela de juicio los fundamentos de Lenin, su fundador. Viendo además, los pésimos resultados históricos de su sistema. ¿Rusia? ¿China? ¿Cuba? menudas referencias nos han quedado de la cosecha. Pero Laclau no parece darle la menor importancia.
Tiene mucha lógica que pensando lo que pensaba acerca de las masas populares, Laclau no vea más salida a la situación que el enfrentamiento constante entre la masa y sus explotadores. Igual que Lenin. Entiende la democracia como hasta ahora la viene entendiendo el bipartidismo, como tensión entre dos ideologías adversarias.
Por otra parte, define a los movimientos europeos reivindicativos como libertarios y ya. Y por eso estériles en su libertinaje y repelús por los liderazgos paternales y amorosos como el de Perón, en su día, ahora representado en la Kirchner o el de Hugo Chávez ahora representado en Maduro. No concibe para nada la dinámica cooperativa del 15M ni su sectorialidad en la organización, ni el empoderamiento ciudadano. Ni el municipalismo ni la acción vecinal en barrios, ni las ILPs, ni las Plataformas y las Mareas, que son aportaciones posteriores a su muerte. Toda esa riqueza generada por el movimiento social de transformación que comenzó tomando las plazas, o sea, la municipalidad en potencia, no figura en el pensamiento de este reformador-repetidor y "muso" inspirador de nuestro equipo de reformas.
El panorama que tenemos delante los españoles y los griegos, de momento, supera con creces las expectativas de Laclau y de sus seguidores. No valen los envases de ayer para el contenido de hoy, que los ha desbordado en valores, en conciencia, en compromiso y en agilidad social. No es posible colocar ni con calzador el leninismo ni siquiera pasado por sus nuevos profetas, en este tiempo, no porque el capitalismo le haya ganado la partida, sino porque la conciencia individual y colectiva ha experimentado un enorme salto cualitativo en las dos primeras décadas de este milenio. Salto que ha dejado completamente K.O. las teorías del ayer.
¿Qué nos ha pasado tras el derribo de las Torres gemelas? Algo parecido al cambio energético que produjo el ataque atómico a Hiroshima y Nagasaki. Las conmociones universales tienen ese poder. Cambian cuánticamente las conciencias, las percepciones del entorno y de la individualidad. No son cambios repentinos, pero son semillas generacionales en transmutación, que tras un tiempo produjeron en el primer caso los movimientos pacifistas en todo el mundo contra la guerra de Vietnam, el movimiento hippy, y la revolución del 68. Con las Torres pasó algo parecido. Un "clic" despertó un nuevo estado de conciencia y los niños y adolescentes de aquel momento, fueron el 15M, las primaveras árabes, los occupy e indignados de todo el mundo. No fue un sarampión pasajero, fue un despertar que no sólo no se ha vuelto a dormir, sino que ha germinado y ha hecho posible la aparición de la Ciudadanía Universal. Sin prisas y sin pausa. De tal modo que las masas mendicantes, excluidas y miserables de Laclau se han convertido en ciudadanos en marcha, pobres y no tan pobresm pero todos afectados y conscientes de la mugre reinante, que una vez despiertos por la realidad traumática no están respondiendo como "deberían" con una revolución contundente, tal que hubiese querido IU o un comunismo de ayer, sino con una transformación de aspiraciones y de empoderamiento colectivo noviolento pero potentísimo, imparable, más cerca de Gandhi, Luther King y Mandela que de Lenin, Althuser y Laclau.
Un mundo nuevo surge de la escombrera moral en que andábamos revolviendo cascotes. Esa ciudadanía no sólo protesta, es creativa, es imaginativa, es infatigable, encuentra soluciones que no son sólo caritas y limosna, entiende la "lucha" como una arte marcial de la inteligencia y la estrategia cotidiana, más que como un combate a zarpazos, tiros y bombas, y no necesita jefes sino cooperación, porque ella misma genera inteligencia y comprueba que cien ojos y cincuenta cerebros puestos de acuerdo por la necesidad ven y piensan más y mejor que dos ojos y un sólo cerebro, puestos por el sistema habitual, que serían los del lider o el "padre" protector y defensor según Laclau.
¿Qué nos ha pasado tras el derribo de las Torres gemelas? Algo parecido al cambio energético que produjo el ataque atómico a Hiroshima y Nagasaki. Las conmociones universales tienen ese poder. Cambian cuánticamente las conciencias, las percepciones del entorno y de la individualidad. No son cambios repentinos, pero son semillas generacionales en transmutación, que tras un tiempo produjeron en el primer caso los movimientos pacifistas en todo el mundo contra la guerra de Vietnam, el movimiento hippy, y la revolución del 68. Con las Torres pasó algo parecido. Un "clic" despertó un nuevo estado de conciencia y los niños y adolescentes de aquel momento, fueron el 15M, las primaveras árabes, los occupy e indignados de todo el mundo. No fue un sarampión pasajero, fue un despertar que no sólo no se ha vuelto a dormir, sino que ha germinado y ha hecho posible la aparición de la Ciudadanía Universal. Sin prisas y sin pausa. De tal modo que las masas mendicantes, excluidas y miserables de Laclau se han convertido en ciudadanos en marcha, pobres y no tan pobresm pero todos afectados y conscientes de la mugre reinante, que una vez despiertos por la realidad traumática no están respondiendo como "deberían" con una revolución contundente, tal que hubiese querido IU o un comunismo de ayer, sino con una transformación de aspiraciones y de empoderamiento colectivo noviolento pero potentísimo, imparable, más cerca de Gandhi, Luther King y Mandela que de Lenin, Althuser y Laclau.
Un mundo nuevo surge de la escombrera moral en que andábamos revolviendo cascotes. Esa ciudadanía no sólo protesta, es creativa, es imaginativa, es infatigable, encuentra soluciones que no son sólo caritas y limosna, entiende la "lucha" como una arte marcial de la inteligencia y la estrategia cotidiana, más que como un combate a zarpazos, tiros y bombas, y no necesita jefes sino cooperación, porque ella misma genera inteligencia y comprueba que cien ojos y cincuenta cerebros puestos de acuerdo por la necesidad ven y piensan más y mejor que dos ojos y un sólo cerebro, puestos por el sistema habitual, que serían los del lider o el "padre" protector y defensor según Laclau.
La ciudadanía se ha dado cuenta y sigue en ello, de que su camino hacia la construcción del bien común no pasa por la única vía del enfrentamiento "necesario" sino sobre todo por la auto-organización territorial y sectorial, y siente que las ideologías pertenecen al mundo privado, como debe ser la religión, pero que el bien común es para todos y en él sólo caben como doble eje básico la ética y la justicia. De ellas derivan los DDHH. Y sobre ellas sólo existe la dignidad humana. Incluida la Naturaleza como fuente y sustento para todos los seres vivos. Por delante de cualquier ideología colocan el sentido común. De ahí viene la confusión de los quieren dominar el panorama proclamando "No somos de derechas ni de izquierdas", sin entender muy bien lo que dicen y el rechazo de quienes aún no comprenden tampoco que no es que se haya perdido el ideal de siempre, dividido en las dos únicas opciones posibles desde le siglo XVIII, sino que se ha superado el estado social y racional emotivo de aquellos conceptos. Ya no son necesarios y bien que se está encargando la realidad de demostrarlo con la corrupción y los mismos delitos a la derecha que a la izquierda, dejando clarísimo que el detonante de la delincuencia corrupta es el poder encerrado en sí mismo, que ante él cualquier ideología se queda en nada y con ello dándole la razón a la ciudadanía que ya no desea esa forma de organización y cambia "poder" por "servicio" y "representación" por gestión puntual de actores elegidos en votación asamblearia y por no demasiado tiempo.
Actualmente la ciudadanía está desarrollando su empoderamiento mediante el cual está rápidamente abandonando el estado de masa informe, indiferente y manipulable. Y está haciendo posible la agrupación , como levadura social, que con las aportaciones y la visión de sus miembros va estableciendo nuevas formas de autogestión, un nuevo modelo económico. Son agrupaciones de afectados por diversas problemáticas que el poder político no ve y no resuelve, justo, porque el propio poder impide aterrizar en la realidad social en primer plano. Los ciudadanos descubren su poder cuando comprueban que son capaces de arreglar juntos sus propios problemas y eso es la parte más importante del empoderamiento. "No los necesitamos" -se dicen- "y encima les mantenemos". "Más bien nos sobran y nos arruinan". Son comprobaciones diarias inevitables. Estas evidencias van permeabilizando y despertando la conciencia colectiva y dando paso a la consolidación orgánica de la inteligencia social.
El fallo de apoyarse en Laclau, tanto a los anticapitalistas como a los neoleninistas les produce un desfase en la percepción de la realidad que tienen delante ya que ese modelo extrapola la realidad latinoamericana populista, tanto de derechas como de izquierdas, a la situación europea, que aunque económicamente esté de pena, sobre todo en el Sur, socialmente está bastante despierta; en ambos casos, en corriente anticapitalista como en la neoleninista, la ciudadanía no ha superado el estado de masa, -izquierdas o derechas-. Basta escuchar a Correa, el estupendo y eficaz presidente de Ecuador, para darse cuenta de las diferencias entre un hecho y otro. Es un lider salvador que además ha acertado en la economía. No es el caso de Mujica que es un ciudadano más en todos los sentidos, tan hábil economista y gerente político como Correa, pero en mucho más avanzado estado de conciencia ciudadana. Argentina disfruta y padece su populismo raro, entre el sobe a la derecha y los gestos "rebeldes" de una izquierda cumbayá y venida muy a menos.
La teoría de Laclau no es aplicable a todas las realidades sociales. Ni mucho menos el fomento de la confianza ciega , por "amor", en un lider carismático, una fe acrítica, fervorosa, que deja bajo mínimos la responsabilidad y el empoderamiento ciudadano, un trabajo que sólo los propios ciudadanos pueden realizar. Es patético oír a un chaval treintañero enardecido afirmando "nosotros empoderaremos a la clase obrera". Da risa y luego pena. La clase obrera lee. Estudia o ha estudiado. Ha viajado, a veces obligada por la emigración y hasta sabe idiomas. Va a la biblioteca. Consulta internet en serio. Ve películas que no son de Chuck Norris y comprende cosas que sus bisabuelos no se imaginaban que pudiesen existir. Sabe empoderarse por sí misma si los políticos "salvadores" la dejan en paz y se apartan con respeto. Toda esta realidad queda lejísimos del invento de Laclau llamado "antagonismo organizado" que es la vieja camisa de la serpiente bipartidista sacada del baúl de los despojos.
La ciudadanía ha descubierto que ese discurso ya está superado en la praxis, que el desempleo, los desahucios, los recortes, la deuda monstruosa, todo tipo de injusticias, las están sufriendo ciudadanos de izquierdas y de derechas.Que si una empresa se hunde por la avaricia y malversación de sus dueños o por la usura de los bancos, todos sus empleados, sean de la ideología que sean, se van a la calle igual. Sea el ingeniero, el técnico, el gerente, el conserje o el albañil. La cleptocracia del capital piraña no tiene más ideología que la avaricia. Y es una enfermedad que afecta hasta las ideologías más generosas, solidarias y "puras". Los ciudadanos se han dado cuenta de que especialmente desde la organización de lo sectorial tienen fuerza para intervenir con éxito y con mucho trabajo que también reconforta y fortalece. No necesitan el amor ovejuno que infle el ego de los "salvadores", sino que poseen recursos humanos suficientes para ejercer la función correctora de las realidades más distorsionadas e injustas que de todos modos van a tener que solventar gobierne quien gobierne porque el sistema no da para más.
Y ha sido precisamente este estado naciente ciudadano el que ha hecho posible la existencia de Podemos. Un proyecto con un serio problema estructural ya de origen. El equipo "salvador" ha encontrado un mapa complicado con el que no contaba en su euforia publicitaria: un entorno social amplio, una corteza, formado por individuos distraídos y dispersos que no tienen claro como enfocar su opción política en las urnas, que están distantes e indiferentes o enojados sin ver soluciones posibles en la política, y facilmente captables como votantes, pero dentro de ese gran círculo hay un núcleo grande también y cada vez más numeroso de ciudadanía despierta, activa y emprendedora que tiene muy clara su capacidad para resolver y decidir, para participar, son los dos sectores que dividen Podemos, el primero votará a ciegas lo que diga Iglesias, el segundo no. El primero es vertical, quiere que le den hechas las soluciones, el segundo es horizontal y prefiere que las soluciones sean suyas. No era tan fácil como parecía hace un año. Ha resultado que "la gente" va y piensa. Y hasta decide que no está por la labor de amar ciegamente al primer flautista de Hammelin que la camele vía plasma, que para eso ya tiene un presidente de Gobierno que es un experto. Y no cuela. Sobre todo cuando se está en el suelo tocando tierra y lo de asaltar cielos y Tsarkoie Tschelos, palacios de invierno, les queda lejísimos. Total para terminar la aventura al cabo del ciclo con un Putin o un millonetis chino llevándose la pasta para invertir en negro, a base de hegemonía plutócrata.
El núcleo despierto y creciente trabaja por mantener su independencia para poder funcionar sin vasallajes feudales camuflados de democracia. Crea candidaturas municipalistas independientes y trabaja en los barrios comprometido en la normalidad de cada día apoyando mociones, reivindicaciones, asistiendo y reclamando en las juntas municipales de sus barrios y distritos. Creando cultura y pedagogía del codo con codo. Construyendo el futuro que desean todos los ciudadanos normales, mientras el poder mediático lucha a brazo partido por acaparar el voto incierto de los más desinformados, más intoxicados y menos comprometidos. A más participación y despertar, más democracia y pluralidad hay en ellos, más autonomía y empoderamiento ciudadano, cuanto más dormidos y poco comprometidos, más tendencia al voto masivo, "útil" y del miedo, a un grupo salvador que siga haciendo mangas y capirotes con una democracia ortopédica y más falsa que Judas, repitiendo la misma inercia hereditaria, una vez desactivados los mecanismos de participación directa para elegir a los delegados en las instituciones, que para el primer grupo serán sus asalariados a los que pedir responsabilidades y despachar si no funcionan y para el segundo, sus caciques, y sus directores de empresa, a los que obedecer, por los que estar exprimidos y engañados, al no poder participar de la gestión como ciudadanía soberana, según dice la Carta Magna, para divertimento y pitorreo de los "representantes".
Está claro que Ernesto Laclau hizo un pan como unas tortas con su visión desde allende los mares, aunque al parecer los cruzó para morir en España como el oro de las Indias que dijo Quevedo. Pero no sólo él es el responsable, también lo son, con más enjundia y fervor, quienes viendo lo que significa la evolución ciudadana de los españoles a partir del 15M, pretenden dando marcha atrás al reloj implacable de la evolución, mangonearla para que se realicen, a estas alturas de baile, las teorías de Laclau y del pobre Lenin, cuya estatua tiraron los rusos por los suelos de la Plaza Roja, empachados de soportar tanta hegemonía.
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