Mitos sobre Grecia y sobre Europa
El pensamiento económico dominante, que no es otro que el neoliberalismo, tiene su propio argumentario que utiliza constantemente para crear estados de ánimo que hagan más tolerables y aceptables sus propuestas, que siempre implican sacrificios para las clases populares. Estos argumentarios se repiten a través de los mayores medios de información y persuasión, convirtiéndose en la sabiduría convencional del país. Es decir, las “obviedades” promovidas por el pensamiento económico dominante se aceptan sin más, marginando a aquellos autores que las cuestionan. Estas “obviedades” son repetidas miles de veces por economistas mediáticos que intentan rezumar una seguridad que quiere aparentar competencia.
En cada una de estas obviedades, la evidencia que las avala es muy escasa, cuando no prácticamente nula. En realidad, tal evidencia (fácilmente accesible, por cierto) muestra su falsedad. Veamos varias de ellas, mirando primero lo que la sabiduría convencional dice y contrastándolo después con la evidencia que la contradice.
Primera supuesta obviedad. El problema de la Eurozona es que le falta liderazgo. No hay una figura o un poder político que lidere dicho proyecto. Le puedo citar un número largo de “gurús mediáticos” que, con un tono grave en su voz, resaltan esta falta de liderazgo como un problema mayor. Cualquier analista de las políticas públicas que están aplicando la mayoría de instituciones europeas (el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo), así como los gobiernos de la Eurozona, observará una gran coincidencia en la mayoría de ellas, resaltando las políticas de recortes del gasto público (lo que popularmente se llaman “los recortes”) y de reformas estructurales encaminadas a rebajar los salarios. Y dirigiendo todas ellas está el gobierno alemán dirigido por la Sra. Merkel, que está liderando las políticas públicas de la Eurozona. A pesar de la enorme evidencia de que estas políticas están causando un enorme daño a las clases populares, estas se están llevando a cabo bajo la supervisión y el mandato del gobierno Merkel. ¿Qué más muestras quieren ver de que existe tal liderazgo? Ni un solo país se ha rebelado frente a estas políticas, por mucho que de vez en cuando aparezcan voces tímidas de protesta.
Segunda supuesta obviedad. Las políticas “irresponsables” de los países periféricos de la Eurozona (los llamados PIGS) están llevando a la Eurozona a un desastre, abriendo la posibilidad de que el euro colapse. Se recordará que el colapso del euro ha sido durante estos últimos años un temor promovido por los economistas neoliberales (y sus aliados, los economistas socioliberales), que constantemente alertaban de que, a no ser que los países periféricos actuaran más responsablemente (es decir, que se recortara más y más el gasto público y se bajaran más y más los salarios), el euro caería. De nuevo, les puedo citar a numerosos gurús mediáticos que estaban ya calculando el día y hora en el que el euro caería.
Pues bien, el euro no cayó, ni siquiera estuvo en peligro de caer, como indiqué en medio de la histeria del supuesto colapso (ver “Causas y consecuencias del euro”, Público, 26.07.12). Y la causa de que no hubiera ningún peligro de que cayese era muy fácil de ver. Al capital financiero alemán, el eje del poder financiero (y político) europeo, le iba pero que muy bien la continuidad del euro, con este desequilibrio de fuerzas dentro de la Eurozona. En realidad, no le podía ir mejor. Estaba creando un flujo de dinero de la periferia al centro que beneficiaba al establishment financiero y económico alemán. El euro, lejos de estar muriendo, tenía una salud muy robusta.
Tercera supuesta obviedad. La victoria de Syriza en Grecia podría llevar a que Grecia fuera expulsada de la Eurozona. El programa de Syriza, que amenaza con reestructurar la deuda, e incluso impugnar un componente de ella, causará su expulsión. Esto lo habrá leído usted en los mayores medios miles de veces estos días. Todos los gurús mediáticos, incluyendo el gurú de El País, el Sr. J.C. Díez, lo han estado vaticinando. Y las voces conservadoras y neoliberales (incluyendo socioliberales) que dominan las tertulias están ahora augurando que Grecia terminará siendo expulsada. Y como prueba de ello se remiten a las declaraciones del Ministro de Finanzas alemán, de portavoces del FMI y un número largo de portavoces de la sabiduría convencional. Es el nuevo dogma mediático y político.
Pues bien, les aseguro que lo último que la banca alemana desea es que Grecia se vaya del euro. Y si no, esperen y lo verán. Y la causa de que a Grecia no la echarán de la Eurozona es que, si ello ocurriera, la banca alemana tendría un enorme problema. Alemania tiene invertidos 700.000 millones de euros en los PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y España (200.000 millones en este último). Esto es mucho dinero. Si Grecia es expulsada, es lógico que Grecia no pague esta deuda. Y el que tiene entonces un grave problema no es Grecia, sino Alemania. En realidad, todo el rescate a la banca española (para el que la UE ofreció hasta 100.000 millones de euros) era para pagarle la deuda a la banca alemana (como así constó en los discursos en el Parlamento Alemán, en el momento en que se tenían que aprobar tales fondos).
La victoria de Syriza significaría un paso para redefinir la dinámica Sur/Norte dentro de la Eurozona, lo que conllevaría por definición redefinir las relaciones de poder dentro de la Eurozona. En realidad, Grecia y España tienen más poder del que han tenido el coraje de utilizar. Y el poder es que deben muchísimo dinero prestado a Alemania, que este país no puede perder, lo cual ocurriría si estos países no pagaran. Si usted, lector, debe 100.000 euros a un banco y no los puede pagar, usted tiene un problema. Pero si usted debe 100.000 millones al banco y usted no los puede pagar, el banco tiene un gran problema. Y Alemania es plenamente consciente de ello. Ni que decir tiene que ahora todos los neoliberales y socioliberales se han movilizado para que Syriza no gane. Y utilizarán todo tipo de argumentos. Pero ello es parte de una narrativa que, como algunos hemos ido denunciando, carece de credibilidad. Así de claro.
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