viernes, 30 de enero de 2015

La marcha de adhesión a Podemos

<em>La marcha de adhesión a Podemos</em>
30 de enero de 2015
18:34(La Marea)




MADRID// Una de las críticas fundamentales a Podemos se basa en el enfriamiento de la calle que su aparición en el panorama político ha contribuido a provocar. La movilización callejera ha sido el principal instrumento de los movimientos sociales para impulsar sus reivindicaciones y uno de los elementos centrales de la masa crítica que ha supuesto la aparición de Podemos. La fuerza de las mareas y del 15-M ha sido vital en la creación del núcleo que compone el principal eje de la formación que lidera Pablo Iglesias. Estas movilizaciones han demostrado ser de mucha utilidad y han logrado grandes éxitos como la paralización de la privatización de los hospitales en Madrid.
La irrupción de Podemos significó que la gente que protestaba en las calles, como único modo de ver representadas sus exigencias, vieran en la formación política una nueva herramienta disruptiva que podía mostrarse mucho más efectiva para lograr sus reivindicaciones. El resultado es que las movilizaciones y las manifestaciones han sufrido un descenso muy significativo en el último año, cercano al 40%. Tendencia en la que Podemos ha podido jugar un papel muy importante. Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, no dudó en utilizar ese argumento para atacar a Podemos, intentando así quebrar la confianza de las bases del nuevo partido, al acusarlo de ser el responsable de que las manifestaciones en Madrid hubieran disminuido en el último año. La delegada del gobierno aprovechó además para declarar que la mejora en la economía también había sido parte importante en este descenso de la movilización ciudadana.
La manifestación del día 31 de enero busca suplir esa drástica disminución de la movilización en la calle, pero con algunas carencias discursivas que no han pasado desapercibidas. La manifestación no es reivindicativa, está carente de mensaje y vacía de contenido. Es una demostración de fuerza y de adhesión a Podemos, de carácter identitario. El lema de la protesta no tiene una reivindicación explícita: la Marcha del Cambio es un mensaje vacuo que puede acoger a cualquier ciudadano que no se encuentre de acuerdo con la situación actual, un mensaje de mayorías. Pero el problema de esto es que puedes sufrir adhesiones indeseables de grupúsculos poco ejemplares. Cuando se produce la desideologización de una manifestación, se corre el riesgo de que el continente sea rellenado por cualquier contenido.
En Plaza Podemos, el foro virtual de esta formación, no han sido indiferentes a esta problemática y en algunos mensajes han identificado el ataque que se puede hacer a la marcha desde los discursos de los rivales políticos. Un mensaje en esta plataforma de un miembro de la formación alertaba del carácter de la marcha: “La actual convocatoria de una manifestación de mera afirmación identitaria y adhesión a Podemos – y a su líder- tiene connotaciones peligrosas. Recuerda en exceso otras manifestaciones de adhesión de otros tiempos con cuyos residuos en la España actual hemos de acabar”.
El mensaje se refiere sin duda al peligro de que se asocie la manifestación con la marcha de adhesión que se celebró en la Plaza de Oriente el 1 de octubre de 1975, cuando Europa ponía los ojos sobre el régimen genocida de Francisco Franco por las últimas ejecuciones franquistas. Son esos residuos a los que se refiere el miembro de Podemos los que han utilizado para atacar al partido. Esperanza Aguirre, máximo exponente en Madrid del partido fundado por uno de los líderes del régimen que se manifestaba en la Plaza de Oriente, no ha dudado en comparar la manifestación de mañana con la Marcha a Roma de los camisas negras de Mussolini. Es notorio que la Marcha a Roma tenía unas connotaciones de adhesión al líder y de carácter identitario muy acuciadas, pero también que los camisas negras eran una organización paramilitar que se caracterizaba por el uso indiscriminado de la violencia contra sus adversarios políticos. Algo que la presidenta del PP de Madrid parece obviar.
La marcha del día 31 de enero de Podemos es un movimiento arriesgado que será utilizado por sus adversarios políticos y mediáticos si no tiene un éxito considerable. Si por el contrario se consigue movilizar a un número importante de manifestantes, supondrá un espaldarazo a la confianza de sus electores y sobre todo un golpe mediático que marcará la agenda política, capacidad de influencia que habían perdido en los últimos días con la publicación de varias informaciones sobre la cúpula del partido. Independientemente del éxito de la movilización, convendría que Pablo Iglesias y los suyos no dejaran caer en saco roto las críticas que consideran que es un error despojar de contenido reivindicativo la movilización en la calle que, sin duda, es la herramienta más efectiva que tienen los trabajadores para presionar y conseguir situar sus exigencias frente a la opinión pública.

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