sábado, 31 de enero de 2015

SUR

Amanecí de Sur una mañana
y me trajeron en abrazos de olivo.
Y mi cuerpo era Sur
navegando unos cielos invencibles,
escarpados de verde, de consonantes tibias,
de tazones de leche y alhelíes,
bajo la envergadura de un sol fundamental
como el viento que Octubre acuna en los tejados.
En el beso azafrán de la llanura 
me visitaba un mar cosido al horizonte.

Después volví a nacer en un Sur más profundo
cuando la eternidad se hizo de arena.
Para entonces tú y yo éramos la mañana
y el Sur era nosotros.

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