Señores periodistas: ¡Estoy encerrado de nuevo! Carta abierta a los medios de comunicación
por Gonzalo Segura
Hoy me pongo en contacto con ustedes, con los medios de comunicación, tanto en España como en el extranjero. Lo hago desesperado, al comprobar que no se está dando prácticamente difusión, por parte de la mayoría de ustedes, a la gravísima situación que acontece en las Fuerzas Armadas, lo que no deja de ser un extraordinario perjuicio para toda la sociedad. Ya sabemos que, en muchas ocasiones, lo que se busca es entretener al público, distraerle como sea, y que en este escenario tenemos que ver en los telediarios, radios o periódicos, noticias absurdas como que a un señor le han multado por correr en una mediana y le han restado puntos del carné de conducir o situaciones similares, mientras se guarda un infame silencio con respecto a esta y a otras muchas historias más. Un silencio que me corroe más cuando veo, leo u oigo este tipo de noticias absurdas, y máxime hoy que tengo la certeza de ser encerrado mañana (15 de enero de 2015), debido a que uno de los muchos militares que está conmigo me ha informado de ello.
La propia CNN en uno de sus reportajes critica de forma dura la falta de cobertura de estos hechos (al final tienen varios enlaces en los que pueden profundizar al respecto) por parte de la mayoría de los medios de comunicación españoles, lo que les tendría que hacer reflexionar sobre su labor. No deja de ser un hecho cierto que el ser humano es un animal de costumbres muy reacio al cambio, pero de la misma forma que hoy podemos decir que el bipartidismo se derrumba ante el auge de dos nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos, que se apoyarán de una forma u otra en los partidos que no han formado parte del bipartidismo como IU y UPyD), tarde o temprano, si ustedes no siguen informando al ciudadano, llegarán nuevos medios de comunicación o nuevas fórmulas de transmisión de la misma, que dejarán formatos como el telediario reducidos a la nada. Sé que, por ejemplo, en el mundo de la prensa, aunque los diarios como tal casi no se leen, periódicos como El País o El Mundo siguen siendo referentes, igual que cadenas de radio o televisión que todos tenemos en la mente, pero si se continua tergiversando la información, desinformando y manteniendo el tabú sobre determinados temas, un día, los ciudadanos terminarán por buscar otras alternativas, como ya lo han hecho en el mundo de la política. Y ese día, no está muy lejano, pues ya se pueden observar síntomas claros de agotamiento, ya que hay muchos ciudadanos que encuentran mayor credibilidad en la red o en los nuevos medios de comunicación que en los medios tradicionales. Yo pienso que mantener determinados tabúes es pan para hoy y hambre para mañana. ¿Qué se puede decir de la crítica situación a nivel económico de los medios de comunicación? Pues en mi opinión, ello se debe a que no se informó de muchos hechos cuando se tenía que haber hecho y demuestra la clara falta de independencia de los mismos.
Les suplico, por tanto, responsabilidad, les suplico que no me abandonen en las manos de los que me están maltratando (tres encierros, que sumarán más de cuatro meses y una propuesta de expulsión) por contar un problema que atañe a toda la sociedad, incluidos ustedes. No puede ser que no haya una correcta fiscalización en las Fuerzas Armadas o la imprescindible independencia judicial (esto se lo enseñan a cualquiera en la escuela cuando le definen a un estado moderno, no es que me invente absolutamente nada), no puede ser que se hagan compras de armamento que no se necesita por valor de 40.000 millones de euros y no haya un cataclismo en los medios de comunicación, no puede ser que se me persiga, encierre y expulse, y no puede ser por muchas razones.
La primera de ellas es que la impunidad que le están otorgando al ministerio de Defensa en sus compras de armamento está generando un perjuicio enorme a toda la sociedad. Ya se debían más de 30.000 millones de euros a finales de noviembre de 2014, cuando se apalabraron compras por valor de otros 10.000 millones de euros más. ¿Cómo se van a pagar? ¿Quién las va a pagar? Es una vergüenza que en un país con más de cinco millones de parados (Estados Unidos tiene nueve millones de parados con casi diez veces más población), la enorme cantidad de desahucios, los 700.000 hogares sin un salario, los enfermos de hepatitis C sin medicación…, y un largo etcétera, se produzcan semejantes gastos. Y no es que esté en contra de comprar armamento o del gasto en Defensa, pero lo que no se puede es comprar por comprar, hay que comprar el armamento que se necesite, para escenarios que se puedan producir y, sobre todo, que se pueda pagar. En una sociedad avanzada, la Defensa es una partida importante pero nunca debe estar por encima de partidas como educación o sanidad, porque la primera es el futuro de los ciudadanos y la segunda es su bienestar.
Constantino Méndez (Secretario de Estado para la Defensa) dijo en 2010: “Nunca debimos haber adquirido sistemas que no íbamos a usar, para situaciones de conflicto que no existían y, lo que es peor, con fondos de los que no disponíamos ni entonces ni ahora”. El investigador del reconocido SIPRI (Stockholm Internacional Peace Research Institute) Sam Perlo-Freeman afirmó sobre las compras españolas de armamento que ascendieron a 30.000 millones de euros que “podría decirse que carecían de una clara justificación estratégica”. Ambos dejan en evidencia los 30.000 millones de euros en compras realizados y, por supuesto, los otros 10.000 millones que se han acordado a finales de noviembre de 2014.
La segunda de las razones, también es vital. El escarnio y la persecución a la que se me está sometiendo, está sirviendo de ejemplo para el resto de los militares. Si se permite que sea encerrado, que sea expulsado, que sea perseguido, y ello se hace con la impunidad del silencio de los medios de comunicación y, por tanto, de la sociedad, esta batalla no la perderé yo, la perderemos todos nosotros, todos los ciudadanos. Ello se debe a que lo que sucederá en el futuro es que aquellos militares que tengan dudas sobre denunciar o no, aquellos que se encuentren en una situación en la que vean irregularidades o ilegalidades como yo las he visto, no se les pasará por la cabeza denunciar. En una sociedad la protección de los whistleblowers o alentadores es fundamental para la salud de la democracia.
En estos días, que a tantos y tantos medios de comunicación se les llena la boca con la libertad de expresión (como a los políticos), debido a los desagradables sucesos acaecidos en París (Je suis Charlie, dice todo el mundo), lo cierto es que en España yo pierdo mi libertad cada dos por tres por denunciar corrupción, el libro Un paso al frente ha sido censurado o saboteado en muchos medios de comunicación o en centros comerciales. Nadie cuenta en los medios de comunicación nacionales que hoy, en España, hay una persona que por escribir un libro, una novela, tiene una propuesta de expulsión de las Fuerzas Armadas. Este hecho debería ser un escándalo en sí mismo.
Esperemos que esta situación se termine y los medios de comunicación, me amparen de una vez por todas, ya que estoy luchando por denunciar la corrupción galopante en el seno de las Fuerzas Armadas, y lo único que pido es que se realice una auditoría externa y pública que demuestre que digo la verdad o miento, algo que por otra parte en una sociedad con unos mínimos de transparencia no debería ser solicitado… Si miento, que me juzguen por calumnias y me condenen a los años de cárcel que sean necesarios, pero si no es así que los corruptos paguen, pero ha llegado la hora en la que los ciudadanos tienen que saber la verdad sobre este tema y los periodistas tienen que ser los encargados de buscarla.
No se trata de protegerme, se trata de justicia, de hacer justicia para toda la sociedad y de terminar con el infame silencio de los medios de comunicación sobre este y otros muchos temas. Si ustedes, los periodistas, no hacen su trabajo, si no son capaces de arriesgar sus empleos por contar la verdad, o al menos por buscarla, entonces estamos todos condenados.
Busquen la verdad y si la verdad es que soy un mentiroso, no tengan piedad conmigo (más allá de las vulgares difamaciones hacia mi persona de El Confidencial y Ángel Collado), céntrense en juzgar el mensaje, desmóntenlo, demuestren que carece de argumentos, que la intervención funciona de forma correcta en las Fuerzas Armadas o que la justicia hace su trabajo, desnúdenme delante de toda la sociedad para que se sepa el daño que le he hecho a una institución tan importante como son las Fuerzas Armadas. Pero si digo la verdad, si la verdad es lo que cuento, no tengan piedad con los corruptos y rompan ese tabú y ese miedo que hay a hablar de las Fuerzas Armadas, fuércenlas a que cambien, a que sean más transparentes, a que estén mejor fiscalizadas y a que haya justicia en su seno. Transparencia, fiscalización y justicia no creo que le vayan a hacer ningún daño a ninguna institución.
Es su obligación y es su deber llegar hasta el final de las historias para conocer la verdad. ¡Háganlo! Es lo único que les imploro, que hagan su trabajo…
A los medios de comunicación que no sean españoles, les ruego que informen sobre estos lamentables hechos que suceden en España, donde un ciudadano ha perdido su libertad y perderá su trabajo porque ha escrito un libro y ha contado en los medios de comunicación -los pocos que se han prestado a ello- lo que sucede, lo que todos los militares sabemos que sucede. Háganlo ustedes porque seguramente los medios de comunicación españoles, salvando contadas y honrosas excepciones, guardarán un infame y doloroso silencio al respecto, silencio que no parece humillarles ni preocuparles.
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